Una pala excavadora para el Dépor
Torre de Marathón
12 May 2021. Actualizado a las 00:10 h.
Son ya años de una deriva autodestructiva. Una caída sin fin con un origen claro y un final por escribirse. El Deportivo está enfermo y los médicos de los últimos años no han dado con la receta adecuada para sanarlo. ¿Por qué? De alguna manera porque nadie se ha atrevido a meter de verdad el bisturí en una entidad que pide a gritos un cambio radical en la gestión y una ruptura definitiva con el pasado.
Lo que de verdad necesita el Deportivo es que sus actuales gestores metan en el club la pala excavadora y lo pongan todo patas arriba. Hay que cambiar personas y modos de hacer las cosas. Remover desde los cimientos hasta el tejado. No se trata de aparentar, sino de cambiar de verdad y olvidarse de relatos interesados de fantasmas del pasado que siguen enredando al club aún a día de hoy. Hay que sacar todos los venenos que pueda haber dentro y cambiar una dinámica que ha llevado a que todo lo que ha llegado al club haya empeorado su rendimiento. Directivos, jugadores, entrenadores... todos han rendido por debajo de sus posibilidades desde que aterrizaron en la entidad blanquiazul. ¡Pero si ni siquiera un tal Fede Valverde era titular en un Dépor mediocre!
Pero ahora los blanquiazules están metidos en un lío que se llama Primera RFEF, la nueva división que viene siendo la tercera categoría del fútbol español y que promete ser tremendamente difícil de abandonar. Y esa es la gran aventura de un club que, como el coruñés, no se puede permitir estar demasiado tiempo fuera del ámbito profesional. Abanca lo mantiene con respiración asistida, pero la verdadera viabilidad pasa por ascender cuanto antes y volver al fútbol de élite. Y para cuando llegue ese momento, el Deportivo debería tener ya unos sólidos pilares que eviten los fallos del pasado.
Si no hay refundación, no habrá futuro. Si no se cambia el relato, no habrá futuro. Si no se profesionaliza al ciento por ciento, no habrá futuro. No es fácil la tarea. El esfuerzo para salir de donde nos metió quien ahora campa a sus anchas por el palco de Riazor como si no hubiera roto un plato será titánico. Sacar ese veneno que dejó dentro y siguió inoculando desde fuera será costoso, pero hay que hacerlo. Y acertar de una vez en las decisiones. Para ello se ha creado un consejo profesional y a ellos habrá que pedir cuentas.