Cinco minutos de desconexión condenan al Liceo en la final de la Supercopa

Cinco minutos de despiste en la primera parte condenaron al Liceo en la final de la Supercopa de España, que volvió a ganar el Barcelona (3-2), en un encuentro en el que los coruñeses fueron mejores durante muchos minutos, pero que no les sirvió frente a un conjunto que, cuando encuentra la mínima debilidad en el rival, no perdona. Pese al resultado final, el fin de semana del equipo gallego debe considerarse muy productivo, ya que, a pesar de la enésima reconstrucción, ha vuelto a demostrar que está capacitado para tutear a cualquiera e, incluso ganarle —como ante el Reus en las semifinales—. Y lo hizo poniendo en pista, durante minutos, un quinteto cuya media de edad no alcanza los 22 años, demostrando que no solo hay presente, sino futuro.

Elegido por segundo año consecutivo como mejor entrenador de la OK Liga, el técnico coruñés volvió a complicarle mucho la tarea a su homólogo, Edu Castro. Con un planteamiento atrevido, que no se esperaban los catalanes, realizó un gran inicio de partido. A los cuatro minutos, el Liceo ya había tenido dos ocasiones, en el stick de Pablo Cancela. Y, cuando llegó el primer gol, en el 8, el número de oportunidades claras ya se había duplicado. El ímpetu verdiblanco fue tal que su rival se cargó pronto con faltas, lo que condicionó su defensa.

Iba mandando el equipo en el marcador y en la pista, ante un Barcelona que cambiaba constantemente su ataque y su defensa buscando cómo frenar a los coruñeses.

Era un primer tiempo de claro dominio, quizá no de posesión, pero sí a la hora de marcar a qué se jugaba. Bola para el rival, pero rapidez a la contra. Hasta que hubo una desconexión de cinco minutos, entre el 17 el 22, en la que los catalanes no perdonaron. Un chut lejano de Marc Grau y una buena jugada que culminó Alabart sirvieron al Barcelona para, casi sin merecerlo, ponerse por delante.

Segunda parte

A partir de ahí, fueron los peores minutos del Liceo, que comenzó el segundo tiempo sin esa chispa del primero. El resultado, un nuevo tanto cuando solo habían transcurrido cuatro minutos desde la reanudación. Con dos de ventaja, el Barcelona comenzó a buscar posesiones largas y lentas. Los gallegos no corrían peligro, pero tampoco conseguían generarlo. Ambos equipos gozaron de la falta directa que permite la décima cometida por el rival, pero la desaprovecharon.

Y, tras un tiempo muerto, a falta de cinco para el final, el Liceo decidió echar el resto. Sito, que la tuvo a tres de la conclusión, no perdonó dos minutos después. Redujo a uno la distancia. Copa retiró al portero de la pista y trató de empatar con superioridad numérica. No acertaron sus jugadores y la Supercopa se la quedó el Barcelona. Pero el Liceo ganó en confianza de cara al inicio de la OK Liga, el próximo sábado, a partir de las seis de la tarde en el Palacio de los Deportes de Riazor contra el Igualada. Se perdió una Supercopa, pero se reforzaron las ideas y, sobre todo, la creencia en el grupo.