La Voz de Galicia

La grada como fenomenal consuelo del Deportivo en León

Torre de Marathón

Xurxo Fernández León

El Reino acogió otra exhibición sin premio de la fiel hinchada del Dépor

14 Jan 2024. Actualizado a las 20:24 h.

—Qué cantidad de ellos.

—Y más habría si hiciera buen tiempo.

A la pareja de paseantes leoneses les llevó un vistazo hacer diagnóstico del último desembarco blanquiazul en su ciudad. Multitud, como siempre, aunque varios tardaron en sumarse al pelotón, permaneciendo a resguardo en los locales del Húmedo hasta que la lluvia escampó. Entonces, empezaron a agruparse y muchos tomaron rumbo hacia la plaza de San Martín, habitual punto de encuentro para deportivistas en sus visitas al Reino. Otros se concentraron en los soportales de la Plaza Mayor y frente a la catedral, donde se turnaron para hacerse la foto de rigor, decorando con banderas y carteles de las distintas peñas las típicas letras de metal que sirven al turista para dar fe de su paso por el lugar.

Cumplidos los trámites, a comer y afinar gargantas, ya con los ocupantes de los últimos dos autobuses fletados desde Riazor completando la expedición. Últimos incorporados a un grupo de cientos (hasta tres mil, así a ojo) que empezaron ya el sábado a lucir bufandas del Dépor para combatir el frío intenso mientras circulaban de bar en bar, animando la noche leonesa.

También aportaron calor a la tarde del domingo nada más entrar a un estadio al que empezaron a acercarse con dos horas de antelación al encuentro, para dar la bienvenida al plantel y que los más pequeños pudieran recolectar firmas de cuanto futbolista se detuvo en su acceso al recinto (Davo y Pablo Martínez fueron quienes más tiempo dedicaron a los autógrafos). Quienes no habían podido conseguir entrada en A Coruña, completaron el trámite en taquilla sin mayor problema, y así, la afición que venía de lejos alcanzó su fondo mucho antes de que llegara la local.

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Por eso, cuando ambos equipos saltaron al césped a ejercitarse, solo se escuchó el Dé-por, Dé-por. Y, lograda la ventaja, los visitantes ya no la cedieron cuando el encuentro arrancó. Durante el primer tiempo hubo duelo de gargantas para tomar partido en el pique entre Rodri Suárez y Lucas Pérez, un sonoro «que bote Riazor» y un gol que encendió a los seguidores del anfitrión.

En el segundo acto, las ovaciones amenizaron los cambios. Una despidió a Bicho y otra, estruendosa, saludó la reaparición de Barbero. No tuvo más motivos de celebración la sufrida tropa coruñesa, que se metió otra pechada de kilómetros después de abuchear a los suyos, harta de entregarse sin nada que festejar.

 


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