Óscar Gilsanz: «No tardé ni cinco segundos en decir que sí»
Torre de Marathón
«Estoy orgulloso de representar el camino que se puede seguir con los grandes profesionales que hay en la casa», apuntó en su presentación el entrenador del Dépor
06 Nov 2024. Actualizado a las 22:06 h.
«Buenos días a todos. Gracias por venir a la presentación de Óscar Gilsanz como entrenador del primer equipo de forma definitiva. Creo que tiene que ser corta, porque a él lo conocéis perfectamente». Fernando Soriano se apropió del guion de Rafael Alonso y abrió la rueda de prensa adaptando la convocatoria electoral del alcalde en Amanece que no es poco: «Carteles no quiero, que ya nos conocemos todos». Quizá fuera altruismo, buscando ahorrarle al míster preguntas incómodas, pero todas las cuestiones peliagudas interpelaron al director de fútbol. El técnico liquidó las suyas como si acudiera a la previa de un partido del Fabril inusualmente cargada de medios. Mensajes de baja carga y ceñidos a su condición de hombre de club, varias veces esgrimida durante la comparecencia.
«Esto es un sueño y, sobre todo, un orgullo. Estoy orgulloso de ser entrenador, gallego, de Betanzos, deportivista y de venir de donde vengo y estar donde estoy. De representar el camino que se puede seguir con los grandes profesionales que hay en la casa; somos capaces de despertar la confianza necesaria para llevar el primer equipo», presumió en el único momento en el que amagó con sacar pecho.
«Estoy ilusionado, sobre todo, porque es un paso más en el club en el que llevo los últimos cinco años y al que he sido aficionado desde siempre. También estoy responsabilizado: desde la semana pasada trato de sacar lo mejor de este equipo», apuntó, descartando haberse visto afectado por el repentino salto de categoría: «La responsabilidad es muy similar; sacar el mayor rendimiento de los jugadores cada semana».
«Soy una persona muy tranquila —recordó para los despistados— y trato de aportar esa tranquilidad en todos los escenarios y contextos en los que me muevo. Todo va viniendo con normalidad y así afronto las cosas para asimilarlas y disfrutarlas mejor. Es algo que también trato de transmitirles en casa a mis hijos: la tranquilidad permite tener una visión más global de las cosas».
En busca de miga, se le pidió a Gilsanz una reconstrucción de su acceso al cargo desde la condición de interino. «La comunicación con Fernando ha sido diaria. El domingo tuvimos una conversación, el lunes llegó una propuesta formal y no tardé ni cinco segundos en decir que sí», resumió, desvelando sus escasas demandas: «Entre mis peticiones, estaba contar con David Lagar, mi segundo en el Juvenil y en el Fabril, porque una parte del entrenador es poder contar con su persona de confianza».
Tampoco se enredó estableciendo objetivos ambiciosos. «La meta es el día a día. Que seamos capaces de ser un equipo reconocible, con confianza y con una fortaleza mental muy grande. Ese es un valor que tiene la plantilla», apuntó, para establecer más tarde un propósito al margen del competitivo: «Hay que continuar con el trabajo instaurado en el club hace unos años. El de aprovechar el talento de Abegondo para el primer equipo. El compromiso del club con la cantera es de cien por cien».
La promoción desde el filial no es un movimiento con marcha atrás ¿Vértigo ante un posible final abrupto a su trayectoria en el Deportivo? «Solo pienso en la confianza que me han trasladado. Quiero devolverla sacando los mejores resultados posibles». Mientras, mucha cautela, para no pisar charcos en el camino.
Fernando Soriano: «Tomamos la decisión por convencimiento total; Óscar es la persona adecuada para dirigir el Deportivo»
Consumidos seis turnos, Gilsanz devolvió el micro. Habían transcurrido diez días desde el despido de Imanol Idiakez sin que mediera comparecencia pública; a Fernando Soriano le llovieron las preguntas. «La decisión es puramente deportiva —afirmó sobre la destitución del técnico vasco—. Teníamos diez puntos de 36 y son situaciones que vas viendo en el día a día. Entendimos que era el momento del cambio. El lunes se le comunicó a Imanol y fue un día difícil. No deja de ser también un fracaso personal. A partir de ahí, teníamos claro que en el club estábamos bien cubiertos. El martes vimos que había que estudiar bien los nombres que barajábamos, que no nos podíamos precipitar. Queríamos trabajar por convencimiento, por responsabilidad, sabiendo el proyecto que tenemos entre manos».
Y así, prosiguiendo el relato, se llegó al consenso: «Después del partido de Cartagena, nos volvimos a sentar y tomamos la decisión por convencimiento total; Óscar es la persona adecuada para dirigir al Deportivo ahora mismo». Lo será hasta finales de junio del 2025, porque según subrayó el director de fútbol, el nuevo míster blanquiazul «es hombre de club y su contrato es hasta final de temporada». A partir de ahí, un deseo: «Ojalá esté con nosotros muchísimos años».
Desmenuzando el proceso seguido, Soriano desveló las pautas de la criba. «Teníamos cuatro aspectos muy claros —compartió—: que quien viniese conociera el proyecto y a dónde queremos llegar; que no trastocara mucho el grupo fantástico que tenemos a nivel humano, también en cuanto a cuerpo técnico; que tuviera un modelo de juego determinado y que entendiera el esfuerzo que se está haciendo en cuanto a cantera».
¿Por qué el cambio de opinión, tras haber puesto en duda la plaza de Gilsanz en el filial el pasado verano?. «Desde que llegó Ismael Arilla [director de fútbol formativo], le trasladamos que queríamos la profesionalización de la gente que trabaja en el club, los cuerpos técnicos. Que cada año sea profesional una etapa nueva. Eso te da un margen de mejora muy amplio. La idea de cambio también respondía a que a veces te acomodas cuando estás dos o tres años con el mismo entrenador», justificó Soriano.
Sobre la carta de Idiakez, apuntó que «cada uno se despide como quiere, no voy a entrar a polemizar. Le dimos la oportunidad de despedirse en sala de prensa y él eligió un comunicado». Y esto acerca del objetivo del primer equipo: «El descenso no lo queremos ni nombrar, se buscó un cambio para alterar esa dinámica. No renunciamos a nada, con los pies en el suelo».