La Voz de Galicia

Lucas Pérez: pasión por el señor del gol

Torre de Marathón

Xurxo Fernández

Eligió el Nuevo Mirandilla para su primer triplete en el Dépor, frente a una afición entregada a este futbolista excesivo al que no hay que perder la fe

30 Nov 2024. Actualizado a las 23:05 h.

«He pasado de ser muy malo a ser un genio». Si algún día hay placa en honor de Lucas Pérez en cualquier rincón de la ciudad, debería llevar grabada la frase con la que resumió, a modo de desquite, su partido contra el Sporting de Gijón. Vale para aquel encuentro, para esta temporada y la anterior, y, por extensión, para una carrera que solo conoce extremos, por mucho que él recomiende mesura al relator. «Las emociones hay que regularlas, hay que saber», reclamó el jueves en su visita a Radio Marca, solo dos días antes de volver al Nuevo Mirandilla, donde anunció que iba a marcar.

Y claro, cumplió. Por tres. Y, claro también, con cada tanto se llevó una ovación. Especialmente ruidosa en el último, un prodigio de golpeo y cálculo. Porque, según aseguró en zona mixta, antes de coger carrera para colocar la bola en la escuadra (a treinta metros de distancia) se puso a contar: «Estábamos ya con uno menos, entraban dos nuestros contra seis defensas y la matemática es fácil de entender. Era casi imposible que pudieran rematar y pensé en pegarle, porque algún gol que otro he marcado así». Y algún otro hat trick también. Con el Arsenal en Champions, como le recordó a su amigo Javi Torres —«Lo que es curioso es cuánto te quiero», le soltó ya eufórico al locutor de la Radio Galega—, y con el Karpaty de su azarosa etapa en Ucrania al Kryvbas Kryvyi Rig.

Nunca al servicio del Deportivo, hasta que concentró en la hora y media de su regreso a Cádiz la misma cantidad de dianas firmadas en ese campo durante los doce meses que pasó allí como local. «En un año no se puede generar este sentimiento», manifestaba Lucas, incrédulo, al ver cómo la hinchada gaditana olvidaba el naufragio de su equipo para jalear al capitán del rival. «Cuando marco y la gente empieza a corear mi nombre... Para mí eso es el fútbol, es lo que me llena».

Lo escuchó tras burlar por un pelo el fuera de juego para recibir de Mario Soriano quebrar a Kovacevic y batir con un disparo cruzado a David Gil. De nuevo, cuando Barbero bajó de cabeza el balón centrado por Sergio Escudero y se lo brindó manso para chutar. Y con ese saque de falta, resuelto en zurdazo colosal.

En desagravio, dejó una recomendación: «A la afición de digo que los malos tiempos se pasan juntos, no hay otra manera». Porque de todo se sale. Y como ejemplo, el de Monelos. «No se puede pasar de cinco a cien por hora», contaba en la radio. O sí se puede. Que se lo digan a él.


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