Cuestión de fe
Torre de Marathón

12 Mar 2025. Actualizado a las 05:00 h.
Hay algo poderoso en creer. La fe, en cualquiera de sus formas, actúa como un ancla en medio de la incertidumbre, como un refugio cuando todo a tu alrededor parece tambalearse. Lo veo cada día en los pacientes que atiendo en el hospital, pero también en los jugadores con los que tengo la suerte de trabajar.
Lidiar con la enfermedad lleva a las personas a enfrentarse con frecuencia a cuestiones espirituales que pueden causarles sufrimiento o les pueden ayudar a enfrentar su enfermedad. La espiritualidad y religión actúan en muchas ocasiones como fuerzas positivas que sirven como motivación a los pacientes para replantear su situación adversa, encontrar un mayor significado a la vida y reconocer lo que es en última instancia importante para ellos.
En el caso de los deportistas, la creencia en algo superior les ayuda en ocasiones a sobreponerse a lesiones, aceptar mejor las decisiones que les perjudican dentro del equipo o a jugar con una confianza que parece inquebrantable.
La oración se convierte en una herramienta dentro de su rutina de preparación del partido y esto no significa que piensen que un rezo les hará marcar un gol, pero sí que les aporta una sensación de propósito y protección que, en los momentos clave, les hace sentirse preparados. Y si un futbolista se siente preparado, su confianza aumentará.
Como profesional de la salud he acompañado a personas en situaciones extremas, algunas con diagnósticos devastadores, y, en muchos casos, lo que les permite mantenerse firmes es su sistema de creencias. La fe no cura, pero ayuda a sobrellevar el dolor, a aceptar lo inevitable o a encontrar fuerzas cuando parece que no queda ninguna.
La conexión entre deporte y vida, una vez más, es evidente.
Creer en algo —ya sea una religión, un principio, una causa o incluso en uno mismo— tiene el poder de transformar la manera en que enfrentamos la adversidad. Nos permite resistir en los momentos duros y encontrar sentido en el camino, incluso cuando el resultado no depende solo de nosotros.
Al final, todos necesitamos algo que nos sostenga. Para unos, es la familia o su propio esfuerzo. Para otros, la fe. Lo importante es encontrar aquello que nos ayude a seguir cuando la vida —o el fútbol— nos ponga a prueba.
Jesús López es entrenador de fútbol, analista y asesor de deportistas profesionales