La crisis en pesetas cuesta menos
Vigo
Dos comerciantes de A Guarda han conseguido que sus clientes puedan comprar pese a la situación económica admitiendo pagos con la antigua moneda
23 May 2009. Actualizado a las 02:00 h.
El dinero no sale de debajo de las piedras. Pero sí de los cajones, los salpicaderos de los coches o de botellas en las que los más despistados o nostálgicos se guardaron u olvidaron cambiar a tiempo sus antiguas divisa.
La rubia vuelve a tener valor. Al menos, en A Guarda. Dos jóvenes admiten el pago con la antigua moneda en sus comercios; una tienda de golosinas y otra de moda, ubicadas en la rúa Galicia. La iniciativa no ha podido tener mejor repuesta. De hecho, han sido los propios clientes los que les animaron a repetir una dinámica que ya habían puesto en marcha unos años antes.
Así las cosas, unos van salvando la temporada, pese a que también se resienten de la crisis generalizada, mientras otros sienten cierto alivio en las cuentas del mes. La peseta se ha convertido en un colchón para empresarios y clientes. La fórmula funciona porque, en cinco meses, la caja ha ingresado 250.000 pesetas, «un plus», sin que se resintieran las cuentas bancarias de sus clientes.
«Para la mayoría es un regalo», explica Belén García. Y es que, muchas de las personas que acuden a su comercio confiesan que se encontraron las antiguas monedas casi por casualidad. Motivo más que suficiente para no cortarse a la hora de darse un capricho que ayude a endulzar la situación.
Y si no, que se lo digan a los niños, clientes preferentes del establecimiento que acaban de descubrir el verdadero valor de las pesetas. «Algunos nunca las habían usado antes; los de diez años por ejemplo, ahora, sin embargo también buscan monedas por casa y se sorprenden con las que tenemos en el escaparate», señala.
Pero también hay papás y mamás que aprovechan para bucear en los cajones. «El otro día una señora se encontró un billete de 5.000 guardado y pagó los cucuruchos de golosinas de una Primera Comunión», recuerda Belén. La rubia se convierte así en la mejor aliada ante la falta de euros o, como complemento, porque la crisis también ha retraído hasta el consumo de golosinas. «Se nota hasta un quince por ciento menos», confirman Belén y Benito Urgal.
Él está al frente de «El relámpago», especializada en el sector textil. Aquí también se paga lo mismo pero, a algunos (a los que se topan con depósitos caseros como caídos del cielo), les cuesta menos, porque pueden reutilizar la divisa que dormía en los sitios más recónditos.
Peajes
«En esta campaña de la peseta se nota más gente que en las anteriores, creo que también por la crisis», afirma Benito. «Algunos nos dicen que recogieron las monedas que tenían de vueltas de peajes, tiradas por el coche o, simplemente olvidadas en un cajón», manifiesta.
Como en todo, la mejor campaña publicitaria son sus clientes. «Lo que mejor funciona es el boca a boca», confirma Belén. Tanto así «que viene gente de toda la comarca, algunos porque se lo contaron y otros porque, al ver el cartel en la puerta, se animan a buscar por casa», explican sus promotores.
Lo que está claro es que la peseta vende hasta cuando más se dosifica el gasto y que los guardeses conocen bien la sabiduría popular, la del que «el que guarda siempre tiene».