La Voz de Galicia

La misteriosa historia de un salón lleno de público cuando nadie pudo entrar a la sala

Vigo

12 Feb 2011. Actualizado a las 06:00 h.

Nunca había ocurrido en el Vigo de la etapa democrática. Un pleno municipal convocado un día tan sorprendente como el sábado 29 de diciembre para aprobar de manera definitiva un asunto tan relevante como el nuevo Plan Xeral. La convocatoria se producía después de siete intensos años de elaboración del documento y en medio de una intensa polémica ciudadana y política. Tanto que unos años antes, a finales del 2003, provocaron la ruptura del gobierno PSOE/BNG, el cese del alcalde socialista Ventura Pérez Mariño y su relevo por Corina Porro (PP) con un gobierno en minoría.

La expectación generada por el pleno provocó que varias horas antes de las nueve de la mañana, hora a la que fue convocada la sesión, varios cientos de personas se agolparan ya en la praza do Rei esperando la apertura de las puertas del Concello. Según iba acercándose el momento se incrementaba la cifra de asistentes y el nerviosismo ante el retraso en permitir el acceso al salón de sesiones, por lo demás una sala de pequeñas dimensiones con capacidad aproximada para medio centenar de personas. A este cóctel de nerviosismo, tensión y gente esperando se añadía una importancia dotación policial vigilando el Concello.

Los problemas se agudizaron al filo de las nueve de la mañana,con el pleno a punto de comenzar y sin síntoma de que las puertas fueran a abrirse. Por este motivo una gran parte de los asistentes se desplazó de la entrada principal del Concello, en la praza do Rei, a la lateral de la Policía Local en el Paseo de Granada.

A este lugar se dirigieron también los periodistas, conocedores de los detalles del funcionamiento municipal. Los agentes permitieron la entrada de los medios de comunicación. Inicialmente éstos no entendían lo que ocurría, dando por supuesto que el salón estaba lleno y la policía evitaba que entrara más gente por falta de espacio.

En el salón de actos, en la primera planta, esta impresión se confirmó: el recinto estaba lleno de gente, pero de unas personas un tanto especiales: abundaban los afiliados socialistas y también cargos relevantes del PSOE, que se negaban a explicar por dónde habían accedido.

Ese día y en jornadas sucesivas el misterio se fue aclarando, siempre de manera extraoficial. Ninguno de ellos habían entrado por la puerta y todo indicaba que, de acuerdo con miembros del gobierno vigués, lo hicieron a escondidas por el garaje municipal. Ello indignó a los del exterior, que tiraron huevos a las ventanas, pero dentro de la sala no hubo incidentes. Otra prueba más de que eran de casa.

Ninguno de los asistentes a la polémica sesión había entrado

por la puerta


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