La Voz de Galicia

«Si Vigo perdiera el Marco, bajaría de categoría como ciudad»

Vigo

B.R. SOTELINO vigo / LA VOZ Artista

El pintor formó parte del grupo que impulsó la creación del museo

22 Dec 2011. Actualizado a las 12:40 h.

Junto a otros intelectuales y artistas vigueses, Antón Patiño propuso a mediados de los años 90 la creación de un museo de arte contemporáneo en Vigo. Aquel grupo de creadores también sugirió su emplazamiento en el edificio que albergó la cárcel y después los juzgados. Ahora, ante la delicada situación que atraviesa el centro, Patiño reflexiona sobre su estado crítico y sugiere fórmulas a seguir para superar el bache.

-¿Qué recuerda de aquella reivindicación que sorprendentemente se hizo realidad?

-Lo recuerdo todo muy bien. Carlos Príncipe decía la semana pasada en un artículo en La Voz que el Marco era un hijo intelectual suyo y no es así. Sin ánimo de polemizar, lo que me gustaría es aclarar su génesis.

-¿Cómo fue, entonces?

-En aquellos años nos juntamos una serie de personas para reivindicar un museo de arte contemporáneo para Vigo. Celebramos varias reuniones y elaboramos un proyecto. Solicitamos una entrevista con Príncipe, que estaba en los últimos meses de su mandato como alcalde y Julián Hernández y yo le entregamos un dosier con conclusiones muy claras, como la necesidad de consolidar el centro urbano con un edificio simbólico que diese paso a un Vigo post-industrial. Mientras, esperan fuera el periodista y crítico Xosé Luis Canido, el pintor Amando y el poeta y actor Manolo Romón. Hay que decir que fue audaz y acogió la idea con mucho interés y salimos de allí muy satisfechos. Le dio impulso político que continuaron las siguientes corporaciones. Lo que hicimos en aquel momento no tiene ningún mérito, lo lógico es que una demanda así parta de un colectivo cultural. Lo raro sería que lo reivindicara el gremio de los charcuteros. Pero lo que no es correcto es ignorar ese dato.

-Parece que ahora nadie se acuerda de que en la calle del Príncipe había un edificio pudriéndose, ¿no?

-Así es. Se destruyó mucho patrimonio arquitectónico en Vigo en los años 70 y nos parecía importante defenderlo. Recuerdo que en aquellos años antes de que se decidiese crear el museo, cuando veíamos el edificio vacío y en un estado lamentable, sentíamos una especie de desamparo al verlo desaprovechado. También hubo un proyecto firmado por el arquitecto Bofill para promover allí una placita lamentable y ridícula con locales comerciales que afortunadamente no salió adelante.

-El hecho es que el museo fue tomando cuerpo, ¿no?

-Sí. Se hizo realidad y ahora es un espacio que dota a Vigo de una visibilidad enorme y sería una pena un retroceso por la retirada de apoyos de los patronos del museo. Sería un error tremendo no respaldarlo por razones coyunturales, por un lado liortas políticas de bajo vuelo y por otro, la crisis global que está destruyendo a medio mundo. El drama actual deriva en este momento de los minifundismos personalistas. La Diputación Provincial tiene que cubrir el aspecto geográfico que le da nombre, sin depender del color político de la corporación porque los ciudadanos no tiene porque pagar la falta de entendimiento entre distintas facciones políticas. Po otra parte, las cajas de ahorros cumplían una función social y cultural decisiva que la gente apoyaba porque repercutía en un beneficio social. Si ahora no mantienen esos criterios de apoyo a la cultura común de Galicia, lógicamente hay otras ofertas en el mercado y no van a conseguir la misma fidelización de los clientes si perdemos un activo simbólico decisivo. Si Vigo perdiera el Marco, bajaría de categoría como ciudad.

-¿En qué lugar sitúa al Marco?

-El Marco es una marca muy consolidada tras una gestión impecable, primero con Carlota Álvarez Basso y luego con Iñaki Martínez. Los recortes son inevitables en todas las instituciones, pero hay unos mínimos que permiten seguir adelante. Hay una línea de flotación y otra línea donde naufraga un proyecto si no te permite mantener el espacio abierto, costear gastos y ofrecer una programación de calidad.

-¿Y qué se puede hacer?

-En el Marco se han hecho cosas muy buenas y otras que se pudieron hacer mejor, pero al margen de la calidad de la programación hay que reorientar e introducir algún pequeño cambio en el rumbo. Uno de los problemas del arte contemporáneo es la falta de conexión con el medio local. Además hay que trabajar en red, cooperar entre instituciones parar crear una energía solidaria y sacar adelante propuestas entre todos que de otro modo no se podría. Un museo no puede ser un ovni que aterriza sobre criterios ensimismados, rutinarios e internacionalistas dando la espalda a la cultura autóctona. La universalidad nace de la interacción entre lo local y lo internacional.

antón patiño artista


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