La Voz de Galicia

El Concello cierra el centro para personas sin recursos o adictivas

Vigo

María Jesús Fuente vigo / la voz
<span lang="es-es">Zona en la que se sitúa la unidad móvil</span>. A partir de ahora los usuarios tendrán que acudir a la calle Paz entre la calle Jacinto Benavente y la avenida de Beiramar.

Sustituye el local de la Porta do Sol por una unidad móvil en Beiramar

02 Aug 2013. Actualizado a las 07:00 h.

El local de Sereos, situado a escasos metros de la Porta do Sol, en pleno centro de Vigo, cerró ayer sus puertas por sorpresa. El servicio que se prestaba desde hace más de una década a personas sin recursos o con patologías adictivas se ofrecerá ahora en una unidad móvil instalada en la zona de Beiramar.

Sereos ofrecía café y bocadillos en horario de mañana y tarde, así como jeringuillas y preservativos para evitar el contagio de enfermedades. Este mismo servicio se seguirá prestando en Beiramar, aunque con mayores dificultades. Ayer, un cartel colocado en la puerta sorprendía a muchos usuarios con el cambio de ubicación: «A partir de hoy os atenderemos en la unidad móvil que está situada en la calle Paz (entre Jacinto Benavente y avenida de Beiramar».

Rodeando al letrero aparecían pintadas como «queremos comer», «más ayudas, menos recortes» o «no hay derecho, gente sin comer».

Algunos usuarios se presentaron a las cinco de la tarde en la puerta de Sereos procedentes de Beiramar, donde no habían encontrado la unidad móvil. Y es que al ser el primer día, la Fundación Érguete que gestiona este servicio, se vio desbordada por la mudanza. De hecho, por la mañana tuvo que volver a su sede para reponer bocadillos ante la demanda.

Al ser preguntado ayer el alcalde por la forma en que se piensa resolver este asunto, Caballero respondió que «las cosas se están haciendo como se tienen que hacer». Otras fuentes próximas al Concello han explicado que el motivo del cierre de Sereos no es otro que mejorar la imagen del centro de la ciudad. Que la solución sea o no provisional, depende de que el Concello encuentre un local en un lugar que considere adecuado. Sin duda, la respuesta social jugará también un papel importante.

Para Antón Bouzas, principal impulsor de esta iniciativa a través del grupo de autoapoyo El Imán, lo que ha sucedido es «insoportable» y supone un paso atrás en la atención a los sectores más enfermos y desfavorecidos. «Es una política de recortes en el confort de los enfermos más pobres, si alguno comete delito, tendrá que pagar como el resto, pero no se puede generalizar», explica, para añadir que está «totalmente en contra» de la medida. «Nos duele mucho y en su día nos callamos cuando nos retiraron de Sereos de una forma poco correcta para ahora acabar de esa manera, no por nosotros, sino por las personas que requieren atención», comenta. Para Antón Bouzas la solución no es echarles de los sitios, sino trabajar con esas personas y tratar a las que estén mal. El trabajo de calle es para él fundamental. En su opinión, el traslado a una unidad móvil no tiene justificación alguna, al bajar los niveles de calidad. Para más indignación, dice, se traslada dicho programa a una zona industrial en declive, «estigmatizando una vez más a todo un colectivo que no puede ser culpabilizado por los comportamientos y actitudes de un pequeño grupo de personas que generan tensión y desorden en zonas calientes del barrio».

El traslado de Sereos de un local fijo a una unidad móvil no convence tampoco a los propios trabajadores que prestan el servicio en la actualidad. «Intentaremos que sea el menor tiempo posible y poder tener un espacio que no sea la calle porque la atención es peor», explica el director de la Fundación Érguete, Juan Antonio González. Está convencido de que cuanto menos atención y menos cuidados reciban esas personas, más delincuentes van a ser y más se les va a abocar a ese tipo de vida. Uno de los problemas es, a su juicio, la masificación, lo que hace que a veces crezca la conflictividad en el entorno. De hecho, el local de Sereos ha llegado a tener hasta doscientos usuarios en solo una jornada.

Lo que está claro es que el primer día que llueva se pondrá en evidencia uno los problemas. Los usuarios no tendrán donde cobijarse para tomar el café o el bocadillo como hacían hasta ahora en Sereos. La solución contrasta con la recabada en su día para las personas sin techo, que se zanjó con la apertura de un centro de inserción social o albergue en la calle Marqués de Valterra.

El programa Sereos fue diseñado por la comisión de salud del Casco Vello, formada por el centro de salud, las Apas del colegio Picacho, la asociación vecinal y el grupo de autoapoyo EL Imán Cedro. En mayo de 1998 fueron contratadas dos personas: una pedagoga y una drogodependiente abstinente. En febrero de 1999 se presentó el programa en el llamado Chutadero de San Julián. El nombre de Sereos tiene su origen en el Sireno, al que se le cambió una letra para transmitir serenidad.


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