El rayo que no cesa
Vigo
03 May 2014. Actualizado a las 20:35 h.
El maná del naval sigue haciéndose esperar. Demasiado. Cuando llegue -algunos ya empiezan a dudar que lo haga- será tarde para muchas empresas auxiliares que, bien a su pesar, no han tenido más remedio que echar el candado para siempre, acuciadas por unos números rojos no pocas veces propiciados por la entrada en concurso de acreedores de terceros. Parafraseando a Miguel Hernández, es como el rayo que no cesa. Igual que el poeta en la obra en cuestión, el sector sigue destilando sufrimiento. Y lo que falta.
Vienen avisándolo muchos pequeños empresarios navales y, sobre todo, los sindicatos: los contratos de Pemex apenas taponarán una pequeña parte de la hemorragia. En la ría de Vigo se han perdido miles de empleos -entre 6.000 y 8.000, según quien haga las cuentas-, pero, en el mejor de los casos, Barreras no dará trabajo a más de 1.400. Y para eso aún habrá que esperar varios meses, ya que todavía no se ha empezado a cortar chapa. Ni siquiera ha llegado el pedido, que se espera en unas semanas.
¿Y el resto de los astilleros? ¿Y el resto de los parados que no han tomado el camino de la emigración? Pues seguirán desesperando mientras el cuerpo aguante. En las carteras de pedidos no hay más que telarañas. Vulcano lleva tres años inactivo, las gradas de Freire están vacías, Metalships entrega en agosto su último barco y, al igual que Cardama, se encomienda a las reparaciones para ir tirando aunque sea bajo mínimos... Está bien vender optimismo, pero las cifras son tozudas. Pueden decir más alto que el maná no existe, pero no más claro. Los optimistas empedernidos confían en que la celebración de Navalia, que abrirá sus puertas el día 20, sea una buena disculpa para anunciar nuevas contrataciones. La esperanza es lo último que se pierde.
soledad.anton@lavoz.es