Feijoo exige a Elena Muñoz la alcaldía tras ser elegida presidenta del PP vigués

La pugna por el liderazgo del PP vigués se resolvió ayer con una baja implicación de su militancia. La exconselleira de Facenda y jefa de la oposición municipal, Elena Muñoz, se hizo con la presidencia local del partido con el apoyo del 39,4 % de los 1.061 afiliados con derecho a voto por tener al día el pago de sus cuotas. Otros cuatro mil militantes se quedaron fuera del proceso en el que Muñoz, la candidata arropada por la práctica totalidad de los cargos institucionales populares, recibió 419 votos frente a los 320 del también exconselleiro Javier Guerra, hasta ahora vicepresidente del PP vigués.

Ambas candidaturas cruzaron en el propio congreso acusaciones de haber pagado las cuotas atrasadas a decenas de militantes para lograr su apoyo en el pulso abierto en el partido, pero al final solo votaron 743. Incluso 120 avalistas de Muñoz no le llegaron a apoyar en las urnas.

La evidente brecha abierta en la formación fue objeto de la atención tanto de Alberto Núñez Feijoo como del presidente provincial, Alfonso Rueda, al conminar ambos en la clausura del cónclave popular a los dos contrincantes a cerrar filas para evitar prolongar una crisis interna abierta hace año y medio, con la designación de Elena Muñoz como candidata a la alcaldía. Feijoo trató de interpretar la disputa como un reflejo de la democracia interna de su formación, para intentar dar por zanjado el pulso e iniciar ya la tarea de disputar las municipales del 2019.

El presidente del PPdeG, más que un encargo, le formuló a la nueva presidenta la exigencia de hacerse con la alcaldía y responsabilizó a sus dos exconselleiros y ayer rivales de la consecución de ese hito. «La responsabilidad es de los dos, de que el partido se una, de que sea más fuerte, que trabaje más que nunca y se ponga a disposición de todos los vigueses», dijo Feijoo expresando su exigencia y la manera de llevarla a cabo.

Ya investida como presidenta, Muñoz reclamó a Guerra su apoyo para lograr el bastón de mando municipal dentro de dos años y medio y antes de renovar un partido donde el grueso de sus bases se han ido desconectando de la formación en los últimos años. «Vamos a dar la vuelta al marcador y recuperar la alcaldía, vamos a tener fe, coraje y fuerza», concluyó la nueva presidenta después de que su rival asegurase en los pasillos: «No tengo intención de quebrar nada, nuestro espíritu no es de ruptura», afirmó.

Caballero, considerado como «el gran rival», fue el más nombrado

Tanto por la mañana como por la tarde, directa o indirectamente, Abel Caballero fue el centro de todas las intervenciones que se sucedieron en el congreso del PP vigués. Feijoo, Ana Pastor, Rueda o Elena Muñoz cargaron contra el regidor acusándolo de basar su estrategia política en la «confrontación» y «la bronca» y carecer de gestión real. «Lo que está en la alcaldía destruye a la ciudad cada día más», afirmó Muñoz en la presentación de su candidatura para reclamar la formación de un equipo en el PP frente al socialista, al que llegó a aludir como «el gran rival».

Al alcalde también se refirió Javier Guerra, para afirmar que «la fuerza de Caballero no es su partido, no es su ejecutoria, es haber conseguido muchos votos del PP». Y Ana Pastor se atrevió a mentar el plan de «humanizaciones» de calles que lleva a cabo el regidor vigués como «pan para hoy y hambre para mañana».

«No hace honor a su apellido, no gestiona nada y solo sabe de gresca y bronca, pero hoy nace una nueva etapa en el PP de Vigo y no vamos a hablar más de él», advirtió a los suyos el presidente provincial de los populares, Alfonso Rueda. La veda declarada la levantó Feijoo en su intervención para acusar a Caballero de «decidir sobre Vigo por antojo personal», «reducirlo todo a su ego personal» y ser un político «de otro siglo».