Xulio del Prado, el pequeño ajedrecista vigués que colecciona títulos
Vigo

El jugador se proclamó recientemente campeón gallego sub-10
10 Mar 2017. Actualizado a las 05:00 h.
Cuando Xulio del Prado, reciente campeón gallego sub-10 de ajedrez, comenzó en su disciplina le pareció «muy aburrida», admite. Tenía siete años y, tras probar yendo a clase un par de meses, no quiso seguir. Pero algo debió de ver en aquel deporte, porque al año siguiente volvió para quedarse y hoy es el primero que rebate a los amigos que no le ven la diversión a este deporte.
«Me gustan mucho las matemáticas, me encanta pensar y por eso me encanta también el ajedrez», dice el joven vigués, que ha pasado por varios clubes buscando seguir avanzando y mejorando y que hoy compite con el de Padrón. «El entrenador de ese club es el seleccionador gallego. Le vio en un campeonato y se interesó por él. Vio que tenía un don, porque para esto se necesita tenerlo», dice su padre.
Los progenitores eran aficionados al ajedrez y de hecho las primeras partidas fueron contra su madre. «Ahora ya no jugamos tanto con él. ¡Nos gana siempre!», explica divertido. Al principio, a Xulio le imponía «un poco» -reconoce él- vérselas con desconocidos de mayor edad. Pero fue cuestión de poco tiempo. «Ahora me pongo ahí y solo veo el tablero. Da igual quién esté enfrente», señala. A los que a veces no les da igual, cuenta su padre, es a los contrincantes, que ya le van conociendo y saben de su potencial. «Una vez hubo un señor de 50 o 60 años que se quedó tan sorprendido que le quiso invitar a tomar algo después de perder», recuerdan entre risas.
Xulio dedica al ajedrez algo más de una hora diaria tres veces por semana. Tiene tiempo también de jugar al balonmano en el Seis do Nadal y de hacer otras actividades con sus amigos. Pero la preferida es el ajedrez, sin duda. «Tengo clases por Internet, que es más difícil que presencialmente. Mejoras mucho más», asegura.
Lleva 50 títulos y aspira a seguir conquistando más, pero a poder ser, que le supongan más copas. «Las medallas las dan solo por participar en cada competición, así que las tenemos todas metidas en una caja», comenta. Aunque no está muy acostumbrado, recalca que lleva bien cuando toca perder y aunque prefiere las partidas rápidas, no le importa echarle las horas que haga falta. «La más larga fue de unas cinco. Cuando estás ahí no te preocupa la hora, solo hacerlo lo mejor posible». He ahí su secreto.