«Abel Caballero es dañino y todo el PP trabaja unido para echarlo»
Vigo
19 May 2019. Actualizado a las 05:00 h.
Los populares de España saben que, ahora más que nunca, necesitan de la unión para no seguir perdiendo votos en cada cita con las urnas. El PP de Vigo, con el fantasma de Javier Guerra reapareciendo cíclicamente desde el 2015, afronta estos comicios con la duda de saber si se puede aplicar la frase más famosa de Fuenteovejuna o, por el contrario, si las distensiones del congreso local celebrado en el 2014 aún pasan factura.
-¿Se implicó todo el PP en la campaña, incluido Javier Guerra?
-En el PP de Vigo tenemos muy claro que este gobierno y este alcalde es profundamente dañino para la ciudad, y todos queremos y trabajamos para que Abel Caballero deje de ser alcalde. Lo que también es cierto es que hay opiniones. Lo triste y preocupante es tener un partido con una opinión única que se impone a los demás, que es el modelo Caballero.
-¿Creyó que Guerra rivalizaría con el PP por el Concello?
-Conozco a Javier Guerra desde que coincidimos de conselleiros en la Xunta, sé qué valores tiene, sé que lleva toda su vida trabajando para el PP, que lo lleva en la sangre y yo, sinceramente, nunca dudé que Javier Guerra seguiría en el Partido Popular.
-¿Le gustan los conciertos? En estos días se anunciaron unos cuantos de los que pagará el Concello...
-Sí, claro, me gustan desde siempre. Lo que no me gusta, ni se puede hacer, es anunciarlos en campaña electoral usando al Concello como reclamo.
-¿Lo denunciaron o piensan hacerlo...?
-Ya pusimos muchas denuncias a cada irregularidad que protagoniza este gobierno local en los últimos días, pero no solo por el anuncio de conciertos, también por el anuncio de proyectos que son claramente electoralistas. Se anuncian reformas que son claramente electoralistas, y que luego ya veremos si se hacen realidad. Hay que recordar que este gobierno es experto en anunciar y no hacer.
-¿Puede concretar?
-Ninguna de las grandes actuaciones previstas para estos cuatro años está empezada. Y lo poco que se hace se ha concentrado en los últimos días para dar la sensación de que sí se hace algo. Todo ello, además, con la complicidad de la Diputación y de la Zona Franca, con un presidente cuyo perfil académico y profesional no está a la altura del cargo. Pero lo que se buscaba eran otras cosas.