La ampliación del puente de Sevilla la paga el Estado; la de Rande, los usuarios
Vigo
La obra suma 106 millones y en Vigo supondrá 20 años de subidas de peajes
03 Sep 2020. Actualizado a las 21:35 h.
El Consejo de Ministros autorizó ayer poner en marcha la obra de ampliación del puente del Centenario de Sevilla. La actuación tendrá un resultado similar al conseguido en el recrecimiento del puente de Rande, tres carriles por sentido, pero con una diferencia sustancial en la resolución del proyecto: la del paso sobre el río Guadalquivir la pagarán las arcas del Estado, y las de la infraestructura que une las dos orillas de la ría de Vigo la tendrán que sufragar todos los usuarios de la AP-9 durante veinte años y a razón de una subida del 1 % cada ejercicio en las tarifas de todos los tramos de la autopista gallega.
El coste de ambas obras también es bastante parejo, 106,56 millones de euros en el caso del puente del Centenario, y 138,16 millones los que al final sumó la factura de la ampliación del puente vigués, pero que se había presupuestado en un principio en 93,7 millones de euros. El puente de la capital andaluza, eso sí, se encuentra en medio de la autovía de circunvalación SE-30, gratuita en su uso, mientras que Rande forma parte de la autopista de pago AP-9, aunque su uso para el tráfico local entre Vigo y O Morrazo es gratuito para el usuario pero su peaje es abonado cada año por el Ministerio de Transportes.
La obra de la ampliación sevillana seguirá el mismo patrón que el de la llevada a cabo entre Redondela y Moaña, se efectuará sin cerrar el puente al tráfico, aplicando además en el proyecto diferentes soluciones adoptadas en el caso de Rande y que motivó el viaje de ingenieros a Vigo para preparar el diseño de recrecimiento del paso sobre el Guadalquivir, que cuenta con una intensidad media diaria de más de 100.000 vehículos, frente a los 77.000 que llegó a marcar como récord la infraestructura más emblemática de la AP-9. Los dos nuevos carriles inaugurados el penúltimo día del 2018 pueden estirar la capacidad máxima del paso vigués hasta los 95.000 vehículos al día.
Mientras en el caso de Rande la ampliación se basó en un inédito método de construcción para ganar un carril por cada lado del puente original, en Sevilla el nuevo espacio se conseguirá sacando al exterior el anclaje de los tirantes y aumentando los pilares de la infraestructura, algo que se llegó a barajar también en Vigo y que originó un debate entre constructoras, concesionaria y ministerio que retrasó el inicio de la obra. En Sevilla el puente pasará de cinco a seis carriles y la obra ha obligado a mejorar un enlace alternativo para absorber parte del tráfico que deje de utilizar la autovía durante los trabajos, realización que tuvo un coste de otros 11,7 millones de euros.
José Blanco, ministro de Fomento que firmó en el 2011 el acuerdo de ampliación de Rande, planteó incluir una cláusula por la que el Ministerio se haría cargo del montante que restase si remitía la crisis económica que atravesaba España. Según ha hecho constar él mismo, dicha posibilidad fue descartada al obligar a contabilizar esa partida en el déficit público, por lo que se rechazó para no favorecer la intervención económica del país.