La campeona que llegó a las combinadas por casualidad
Vigo
Eva Queimaño hacía vallas y altura, le propusieron probar en el heptatlón, se quedó y en el primer año sub-23 se hizo con el oro
02 Oct 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Eva Queimaño se inició en las vallas y en la altura y llegó a las combinadas de un modo casual. Porque su amiga Ana Juncal decidió comenzar a entrenar con David Gómez y, de la mano del exolímpico en decatlón, esta viguesa del año 2000 decidió probar en heptatlón, disciplina en la que acaba de proclamarse campeona de España en su primer año como sub-23. Lo hizo consiguiendo su récord de puntuación en 314 puntos hasta llegar a los 4.716 que firmó en Sevilla.
«No me lo esperaba para nada porque las combinadas son un montón de pruebas y nunca sabes lo que puede pasar. Tuve suerte y todo salió bastante bien», comenta Eva Queimaño sin lanzar las campanas al vuelo por su reluciente oro. Tampoco se esperaba hacer marca personal «porque no estaba entrenando al 100 %».
La viguesa hizo una competición de lo más regular, imponiéndose en los concursos de peso y longitud y siendo el 200 la única disciplina en donde no alcanzó un lugar entre las tres primeras. Curiosamente no ganó en ninguna de sus dos especialidades, las vallas y la altura. «No me salieron del todo bien», admite. Pero mejoró en las demás.
Fueron precisamente las vallas la puerta de entrada de la céltica al mundo de atletismo cuando militaba en el AVA, luego comenzó con la altura y en su deseo de compaginar ambas pruebas aparecieron las pruebas combinadas a propuesta de David Gómez. «Me dijo que probara en las combinadas, las preparé y me gustaron un montón». En parte, porque siendo juvenil de primer año, en el 2016, acudió a un campeonato de España sub-18 de pista cubierta «y me lo pasé muy bien. Me encantó la relación con las compañeras y decidí centrarme en las combinadas y prepararlas».
Prepararlas no es nada sencillo. Hay que trabajar siempre pruebas diferentes (100 vallas, 200, 800, salto de altura y longitud y lanzamiento de jabalina y de peso) y eso le exigía tres horas diarias seis días a la semana (descansaba los sábados).
Curiosamente, en la pandemia redujo su trabajo a la mitad y le salió su mejor marca personal. «Por el coronavirus decidí tomarme las cosas con más calma. Iba a entrenar porque me gustaba, pero tres días a la semana y hora y media, porque al tener que pedir cita solo puedes hacerlo por hora y media», comenta la viguesa sobre las restricciones en las pistas de Balaídos, instalación que alterna con Pontevedra, en donde estudia de Fisioterapia.
Todo bajo la dirección de David Gómez, un técnico que exige en función de las metas de cada atleta. «Cuando comienzas te pregunta si es para pasar el rato, para hacer marca personal o para ir a un campeonato y según tú le digas tu meta, él te va a exigir lo que crea conveniente para conseguir lo que pretendes». Y Eva eligió sacrificarse para ser campeona de España.