Inundaciones sin remedio en el área de Vigo
Vigo
Los desbordamientos de ríos ya han causado los primeros rescates y se teme un empeoramiento
19 Dec 2020. Actualizado a las 12:02 h.
Las lluvias han vuelto y se ponen en evidencia los primeros desbordamientos de ríos en Vigo y los municipios del entorno. La mayoría de las inundaciones son más que habituales. Se producen cada vez que las precipitaciones se prolongan o se producen con más intensidad. Pocos concellos se libran, con más o menos consecuencias, en función de la ocupación del terreno en las inmediaciones de los cauces naturales. Viviendas y polígonos industriales ya han resultado afectados.
Uno de los primeros caudales en acusar la abundancia de lluvia ha sido el del Lagares. Esta misma semana las aguas llegaron hasta la calle Olímpicos, en un lateral del estadio de Balaídos, a las carreteras de Muiños y Camposancos y al polígono de O Caramuxo. La parroquia de Sárdoma es la más afectada por las inundaciones y son varias las familias que han visto anegadas sus viviendas cada vez que aumentan las precipitaciones. Las inundaciones más graves de los últimos años tuvieron lugar en el 2016 cuando una tromba de agua afectó a calles, garajes, viviendas y empresas de Vigo.
Para el grupo ecologista Amigos da Terra todo esto tiene mucho que ver con las alteraciones y desviaciones del cauce natural que sufrió el Lagares, la ocupación de sus riberas por infraestructuras de todo tipo, viviendas y polígonos industriales.
Esa ocupación incluyó, según los ecologistas, sus planicies de desbordamiento natural, en su día las mejores tierras de cultivo de Vigo.
A Granxa
El Caramuxo no es el único caso de zona industrial anegada por un río. En O Porriño, el Louro salpicó hace tres días de humedales el polígono de A Granxa y espacios colindantes. No es extraño que este río dé algún que otro susto a los porriñeses, ni que los polígonos industriales se inunden al estar situados en las proximidades de los ríos. Una de las peores crecidas que se recuerdan tuvo lugar hace cuatro años y todavía causa temor.
También el Louro ha regado estos días algunos terrenos de Mos, aunque en estos casos no ha tenido tanta repercusión, lo que no impide que la población permanezca expectante. Las aguas más habituales proceden de regatos que bajan del monte y llegan incluso a vías como la N-550. Las inundaciones de viviendas se producen más bien por atascos de sumideros.
En Ponteareas el desbordamiento del Tea en distintos puntos afecta a las casas. Es lo que ha sucedido también con las precipitaciones de esta semana. En la parroquia de Moreiras, una de las más afectadas, varias personas tuvieron que ser rescatadas de sus viviendas por las fuerzas de seguridad, bomberos y protección civil. La zona recreativa de A Freixa, resulta igualmente anegada cada vez que sube el caudal, así como algún negocio próximo al cauce del río, al que se le llega a inundar la parte baja.
El grupo ecologista de O Condado, Adenco, explica que «no es nada extraordinario que el agua llegue a las casas, porque son zonas inundables del río y las edificaciones no se deberían construir en esos espacios; se edificó mirando para otro lado», comenta el presidente de la asociación, Anxo Fernández Saborido.
En A Guarda la zona de la desembocadura del Miño ha sufrido varios destrozos. El deterioro del litoral en la parte baja del río ha sido denunciado esta misma semana por el alcalde de esa localidad para que las administraciones correspondientes se hagan cargo de los desperfectos y pongan remedio al problema. Treinta metros de pasarela que une la zona del Puntal con la playa del Muíño desaparecieron de un plumazo como consecuencia del temporal. También resultó afectado el sendero que discurre por la desembocadura del río y quedaron al descubierto tuberías de las aguas pluviales.
De momento los municipios miñotas donde también se registraron desbordamientos en otras ocasiones se van salvando, aunque cruzan los dedos para que no llegue la alerta de hace un año ante la posibilidad de que el agua subiera e inundara zonas de las localidades fronterizas, desde Crecente hasta la desembocadura.
De momento, en Arbo el río solo ha anegado la zona natural de hierba ocupada por los bañistas en verano.
Redondela
No es de extrañar que en esta localidad los vecinos tiemblen cada vez que oyen hablar de temporal. En Redondela no se andan con medias tintas y cuando llegan las lluvias intensas lo primero que hacen es mirar al río Alvedosa. Hace cuatro años llegaron a solicitar la declaración de zona catastrófica por las inundaciones en todo tipo de locales.
El 2014 y el 2016 son de los peores años que se recuerdan, no solo en ese municipio, sino también en otros del área metropolitana como Gondomar, Baiona y Nigrán.
Tampoco O Morrazo se libra de este tipo de catástrofes y si no, que se lo digan a los vecinos de As Raíñas, en Moaña. Las continuas riadas arrasaban la zona una y otra vez y ante las sucesivas protestas y pérdidas económicas, el Concello se vio obligado a construir un muro de piedra para contener el desbordamiento del río da Fraga a su paso por ese lugar. De momento parece haber contenido el desbordamiento, aunque grupos ecologistas temen que el caudal acabe saliendo por otro sitio.
En Cangas las miradas se centran en el río Bouzós, el que más peligro tiene de desbordamientos hasta el punto de anegar hace años varias calles del centro. Los desprendimientos son otras de las consecuencias, tanto en Cangas como en Moaña, donde hace pocos días se registró uno.