Marlon, de delantero a receptor
Vigo
El colombiano, pieza clave en el resurgir del Club Vigo, comenzó marcando goles hasta que a los 12 años descubrió el voleibol, deporte en el que quiere dejar huella
04 Feb 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Marlon Mendoza (San Antonio, Colombia, 2000) dejó San Sadurniño después de un ascenso a Superliga, una Copa y una primera posición en el play off. Lo hizo de la mano de Pablo Parga, entrenador y amigo, para ser la punta de lanza de un Club Vigo que comienza a resurgir. «En algún momento este club volverá a Primera División y con un gran equipo», vaticina el sudamericano, que asume su plus de responsabilidad pero que no se siente líder del equipo y que tiene el sueño de dejar huella en el voleibol. Jugar en Italia o Francia es su objetivo en un futuro.
Marlon comenzó en el fútbol. Hasta los 12 años ejerció de delantero —«no se me daba mal y marcaba goles»—, pero un profesor, Julián Medina, le dio un vuelco a su vida deportiva. Comenzó a jugar al voleibol, le gustó y, además, su irrupción no pasaba inadvertida. «Veía que iba subiendo de nivel y que me iban llamando para pertenecer a otros equipos», recuerda el colombiano, que en el 2017 recibió la primera preselección del combinado nacional de su categoría, lo hizo en el puesto de líbero y al final no entró en el corte definitivo, algo que hizo un año después como receptor titular.
En las Navidades del 2019, una llamada le cambió de continente. «Estaba en casa, era Navidad, estaba con mi familia, me llamó la persona que hacía de representante y me preguntó que si me gustaría ir jugar a España», cuenta. Fue el punto de arranque para ponerse en contacto con el San Sadurniño, al que llegó poco antes de la pandemia y aunque apenas pudo jugar por el confinamiento, renovó por otra temporada. «Allí me di a conocer, a ellos les gustó y aunque estuve menos de tres meses, logramos renovar», indica.
Fue en la localidad ferrolana en donde conoció a Pablo Parga, algo más que su entrenador. «También es mi amigo. En San Sadurniño fue la primera persona que me acogió, conviví con él, conectamos súper bien y tenemos una amistad. Tenemos mucha confianza», se sincera.
Y fue el entrenador, jugador del Club Vigo en su día, quien le propuso el viaje al sur de Galicia para participar de un proyecto más austero en la actualidad, pero más cargado de historia. Y Marlon enseguida se apuntó: «En San Sadurniño pasaron ciertos inconvenientes, no se pudo llegar a un acuerdo (para renovar), estuve hablando con Pablo, el fue quien me dio la opción de venir al Vigo y acepté». Y en Coia se ha encontrado un buen nivel, mucho compañerismo, a un presidente que se ha preocupado por él desde el primer día y un proyecto atractivo a largo plazo: «Este año, el objetivo es la permanencia, pero algún día este club volverá a la élite. Hay que ir poco a poco».
Un resumen que se puede utilizar para la actual temporada, en donde el equipo ha ido de menos a más. «En la primera vuelta tuvimos ciertos tropiezos porque éramos un equipo nuevo, pero ahora ya nos conocemos y nos estamos consolidando mejor como equipo. Estamos subiendo el nivel, tenemos un buen grupo».
Con el colombiano como mascarón de proa, porque Marlon Mendoza asume su plus de responsabilidad, pero no el papel de líder: «No me siento el jugador más importante porque todos los somos. Este es un deporte colectivo, pero tengo más responsabilidad porque soy uno de los jugadores con un poco más de experiencia».
De cara al futuro, apunta que todavía no han hablado de su continuidad en el club, pero deja claro que algún día quiere dar un paso más: «Me gustaría llegar a Italia o Francia, pero prefiero ir escalando poco a poco. Me gustan los retos y siempre voy a por más. Quiero lograr muchas cosas en mi carrera deportiva porque trabajo todos los días para ello y quiero dejar mi huella en este deporte». El Club Vigo parece un excelente trampolín para la ambición del delantero que terminó siendo receptor.
«Me gustaría conocer a Murillo»
Marlon Mendoza, que se declara futbolero, el gustaría conocer al céltico Jeison Murillo, pero ve difícil poder coincidir con su compatriota: «Me gustaría coincidir con él, pero al tratarse de un jugador de fútbol es más complicado».