La Voz de Galicia

Pauli Fernández, novata en la Copa con ilusión contagiada

Vigo

MÍRIAM V. F. VIGO

La paraguaya del Guardés se mide al Gijón, club donde militó

20 Apr 2023. Actualizado a las 05:00 h.

La jugadora paraguaya del Guardés Pauli Fernández está ante su debut en la fase final de la Copa de la Reina, en la que se enfrentará al que fue su primer equipo en España, el Gijón. Al reencuentro le resta importancia, porque ya lo vivió en liga y en lo que se refiere a la competición del ko, se va contagiando de la ilusión de sus compañeras, muchas de las cuales tienen la espina de la final perdida de hace un año. En el vestuario se respira optimismo de cara a esta edición.

Fernández, que ya ha renovado su contrato para la próxima temporada, comenzó a jugar en al balonmano en el colegio. «En mi país hay mucha tradición: los nenes, al fútbol; las nenas, al balonmano», cuenta. Tenía 17 años cuando le surgió la oportunidad de dar el salto a Europa. «Después del mundial juvenil, estaba en Eslovaquia y me lo propusieron. Ahí pensé que igual podía dedicarme a este deporte. Pero tampoco imaginaba que iba a venir y quedarme, creía que regresaría a mi país», cuenta.

Su primer punto de destino fue precisamente el Gijón —momentos difíciles por su juventud y el salto a todos los niveles, admite—, y a A Guarda llegó desde Oviedo. Tiempo atrás, había tenido casi una premonición. «Siempre cuento que en el 2017, estando en el Gijón, nos habíamos enfrentado al Guardés y, no sé por qué, pero me gustó y pensé: ‘Seguro que alguna vez jugaré allí’», relata. Y el pasado verano pudo cumplir aquel presagio. «Quería venir aquí, tener la posibilidad de jugar varias competencias y mejorando mi nivel deportivo. Por eso me decidí», recuerda.

Y una de esas competiciones es la Copa, cuyos cuartos encaran mañana las de Ana Seabra. Pauli admite que, de inicio, sus sensaciones ante esta competición eran diferentes a las del resto del vestuario. «Es la primera vez que la voy a jugar e igual no me noto con la misma ilusión que mis compañeras, aún no tengo ese sentimiento. Igual también es porque no quiero ponerme nerviosa», explica.

Sin embargo, las ganas se «contagian» y no tiene duda de que «en el minuto 1» estará tan motivada como la que más. «Llegamos cansadas, pero con la ilusión intacta. Las chicas que siguen del año pasado están convencidas de que podemos lograr muchas cosas», desliza. ¿Incluido conseguir el título y quitarse la espina de hace un año? «Claro que sí. Tenemos posibilidades, pude pasar de todo y podemos ganar», reivindica.

El primer paso es un Gijón del que no se fían. Aunque también tienen claras las recetas para que salga bien: «Es un rival complicado y si te relajas, te puede pasar por encima. Pero creo que si tenemos buena defensa y ataque, y somos pacientes, les podemos ganar y ver quién nos toca luego», señala.

Reencuentro para ella

Fernández resta importancia a su reencuentro personal con el conjunto asturiano. «Ya lo tuve en liga. El primer partido que jugué con el Guardés fue contra ellas y creo que los nervios que tenía que tener ya los dejé en aquel partido», dice. De aquella época, guarda recuerdos agridulces. «Fue difícil. Tenía 17 años y era un mundo nuevo. Estaba lejos de la familia y lo pasé mal. Pero deportivamente, aprendí mucho».

«Cuando me retire, quiero volver a mi país y fomentar allí el balonmano»

Pauli Fernández comenzó a jugar al balonmano en el colegio con ocho años. Enseguida se dio cuenta de que aquello le apasionaba y con 17, cuando ya destacaba con las categorías inferiores de Paraguay, se agarró a su primera oportunidad en España. Pensó que quizás sería fugaz, pero había llegado para quedarse.

En los inicios, necesitó un período de adaptación. En A Guarda ya ha sido otra cosa. «Empecé mal porque no pude llegar a tiempo por temas burocráticos, papeleos que, perdón por la palabra, pero son estúpidos», introduce sobre el inicio de temporada. Pero encontró el mejor remedio una vez que pudo incorporarse. «Me recibieron muy bien y me pude acoplar rápido», señala.

Feliz con la vida que lleva en A Guarda, confiesa que a veces no entiende cuando le hablan gallego, pero va incorporando nuevos términos a su vocabulario. También de español: «Se usan bastantes palabras diferentes. Por ejemplo, aquí dicen camiseta y nosotros le llamamos remera. Y así, muchas otras», comenta.

Su continuidad la próxima temporada ya está confirmada, una vez que el Guardés le ha dado soluciones para su gran preocupación. «Tengo torneos con la selección que no son en fecha EHF y hay clubes que no te dejan viajar. Yo estoy recibiendo una beca deportiva, me dan un sueldo para prepararme para esos torneos», detalla.

Su idea es regresar a Paraguay, pero una vez que se retire. Y tiene las ideas muy claras: «Quiero llevarme la máxima formación de acá y luego ser monitora, construir un polideportivo y difundir allí el balonmano, hacerlo crecer», ahonda. Aspira a «que nadie tenga miedo a salir», porque si ella pudo hacerlo, sostiene, otros muchos, también.


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