David Cortegoso, quince años bajo los mismos palos
Vigo
El redondelano sigue defendiendo la portería del Choco a sus casi 37
27 Sep 2023. Actualizado a las 05:00 h.
David Cortegoso, bajo los palos de la portería del Choco en Santa Mariña. Es una imagen que se produjo por primera vez hace quince años y se sigue repitiendo a día de hoy. El guardameta redondelano, de casi 37 años —los cumple en octubre—, lleva tres lustros ininterrumpidos vistiendo la camiseta del equipo de su localidad natal. Este año, como en los inicios, en Preferente, después de que el club perdiera la categoría tras diez campañas seguidas en Tercera.
Responde al clásico del veterano que cada año dice que es el último y al que acaban convenciendo para continuar. «La temporada pasada ya se lo había dicho al entrenador. Estaba cansado, ya no me daba el cuerpo. Aguanté uno más y fue un desastre», admite en referencia al descenso. Y precisamente, el hecho de no querer irse con ese mal sabor, y por la insistencia de su actual técnico, ahí sigue. «Tizón me rompió mucho la cabeza», confiesa.
Ahora, «lo ideal» sería el ascenso, pero deja claro que no es la meta del club. «Es complicado. Si se da, sería la mejor manera de irme; si no, seguramente lo deje igual», avisa. Para él, la Preferente es una categoría donde se siente a gusto. «Si no tienes pensado ir más allá, es una liga perfecta. Entrenas un poco menos, los viajes son más cerca y también cobras menos, pero una cosa compensa la otra», señala el redondelano.
Valora que a su edad, tener más de descanso se agradece e incluso le ha supuesto una motivación añadida el cambio de categoría. «Lo veo como más entretenido, diferente», ahonda. Porque el curso pasado había llegado a perder las ganas de ir a entrenar ante el cariz que tomaron la cosas. «Se me hizo largo y aburrido. No sé qué nos pasó, pero llegó un momento en que ya sabías que pasara lo que pasara, ibas a perder», recuerda.
No oculta que sí acusa la edad en el aspecto físico. «Los chavales van como aviones y yo soy como un señor mayor que hace lo que puede», comenta entre risas. Ya no puede llegar a ese ritmo y se lo advirtió a su técnico cuando se empeñaba en contar con él esta temporada. «Le dije que no soy el Cortegoso de hace años. Se notan el trabajo, la familia, los años... La gasolina va justa», apunta al tiempo que no pasa por alto que «sigues teniendo tus cosas, la experiencia de tantos años te da otras armas».
Y, de hecho, aunque él no se hubiera puesto titular las primeras jornadas, Tizón sí lo hizo en los tres primeros partidos que llevan disputados. «Está ese factor de que llevas aquí toda la vida, pero, las cosas como son, yo ahora soy diésel, me lleva un tiempo coger el ritmo de competición», analiza. Y dentro del vestuario sí que no se nota la edad: «Los echados para adelante lo son con 20, es más cuestión de forma de ser que. Yo parece que siempre estoy de broma con la ironía y el cachondeo, hasta cuando no lo estoy».
De ese sentido del humor que le caracteriza hace gala también cuando habla de que su familia siempre le ha animado a no colgar los guantes. «Al enano, que tiene seis años, le encanta ir al campo, y mi mujer, será que me quiere tener fuera de casa, pero siempre me anima», ironiza. Ya en serio, añade que ella le ayudó a cambiar este año el punto de vista para «más que verlo como una obligación, pensar que estás haciendo deporte, compitiendo y, sea más o menos, te pagan».
«Una parte de mi vida»
Cuando se le pregunta qué significa el Choco para él, Cortegoso dice que no quiere ser el típico que diga que es como una familia, «no es eso». «Pero sí es una parte de mi vida, algo a lo que me acostumbré y que siempre está ahí», detalla. Solo en una ocasión, por temas laborales, se pensó si renovar o no. «Luego, a veces me hacía un poco el perrillo, nunca quería renovar el primero, pero el club y yo siempre sabíamos que iba a seguir», confiesa.
En el club siempre se ha sentido querido y respetado, algo mutuo. Desde que le llamó Jorge Pérez hace quince años. «Fui por allí a escuchar la oferta y hasta hoy», rememora. A partir de ahí, un solo escudo.