El frustrado museo de las Cíes
Vigo
El empresario Faustino Álvarez envió al Concello en 1962 una propuesta para realizar una campaña arqueológica en la isla y un centro de interpretación
14 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.
«Las perspectivas arqueológicas de las islas Cíes son insospechadas», decía Faustino Álvarez en 1962, en un escrito enviado al alcalde de entonces, Salvador de Ponte, en el que reclamaba al Concello de Vigo la realización de campañas arqueológica en el castro de As Hortas y la creación de un museo permanente en las islas. Faustino Álvarez era un hombre procedente del comercio y con intereses en el mundo del deporte. Presidió la Federación Gallega de Atletismo y el Real Club Celta entre 1950 y 1952. Años más tarde, presidiría la Cámara de Comercio de Vigo desde 1964 a poco antes de su fallecimiento en 1994.
La propuesta de Faustino Álvarez estaba basada en el descubrimiento, diez años antes, del castro de As Hortas por Xosé María Álvarez Blázquez, quien confirmó su romanización con pequeñas prospecciones posteriores. «Anualmente, a partir del verano próximo, se harían campañas de prospección arqueológica costeadas por el Excelentísimo Ayuntamiento, y cuya dirección, como delegado local de excavaciones arqueológicas, se podría confiar a don José María Álvarez Blázquez», recogía la propuesta, que añadía que se podrían realizar los trabajos con una brigadilla de cuatro o seis obreros, «que podrían ser los residentes en las Islas Cíes».
Faustino Álvarez recomendaba trasladar al museo de Castrelos el material localizado para su estudio y documentación. Aunque no todo. El promotor de la idea preveía la creación de un Museo de las islas Cíes, «donde habrán de custodiarse y exhibirse toda clase de objetos de interés arqueológico e histórico que allí se vayan descubriendo, así como mapas y planos de las islas, y documentos referentes a ellas». Faustino Álvarez añadía que el proyecto no tendría que ser «excesivamente oneroso», con una sola nave situada en una zona accesible podría ser visitado durante el verano, previo pago de una «cuota módica».
«Se trata de salvar la riqueza arqueológica de las islas Cíes, dotar a estas de un motivo más de atracción turística, con un pequeño museo, que será un exponente más de nuestra inquietud espiritual, creyendo que nada de todo ello parezca irrealizable, oneroso ni desacertado», resumía.
La propuesta pasó a una comisión especial de las islas Cíes, pero no tuvo más recorrido.
Un yacimiento cerrado
Durante los años ochenta estuvo al frente de la arqueología municipal viguesa José Manuel Hidalgo Cuñarro. Recuerda que se hicieron algunas pequeñas prospecciones, en las que también participó el arqueólogo Fernando Costas Goberna, y que a simple vista se podía apreciar la cerámica castreña. «Lo bueno de las Cíes es que es un yacimiento cerrado y sin alterar», afirma Hidalgo. «En la isla sur, por ejemplo, se encontró material romano que llevó a plantear a arqueólogos de prestigio, como Luis Monteagudo, la existencia de un medio campamento romano. Está totalmente sin explorar», añade.
El autor de la Breve historia de O Castro de Vigo, recientemente publicado, opina que, así como el parque nacional hace estudios de fauna y flora, habría que catalogar bien todos los restos arqueológicos de las islas Cíes.
También es partidario de habilitar un espacio como centro de interpretación, para lo que propone el antiguo monasterio. «Hoy en día, con la tecnología existente se pueden hacer cosas muy interesantes, con reproducciones o simplemente paneles informativos. Mucha gente no sabe que subiendo al faro hay un castro, que ahora parece que tienen la intención de excavar», afirma.
La intención a la que se refiere está promovida por el parque y la Xunta de Galicia, y estará dirigida por la propia Universidad de Vigo.