Alejandro Fernández, técnico de farmacia: «Mucha gente me llama yonqui, pero a mí no me afecta»
Vigo
Superviviente de cáncer, cuenta su historia en TikTok y divulga sobre medicamentos
10 Aug 2024. Actualizado a las 02:17 h.
Alejandro Fernández Cea (Vigo, 1991) es un luchador nato. Desde pequeño notaba que no encajaba: no tenía los mismos intereses que los demás, era muy tímido y no se llevaba muy bien con la gente de su edad. A los 20 años descubrió, leyendo un informe médico, que tenía síndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo caracterizado por dificultades sociales, una sensibilidad particular e intereses obsesivos, entre otras características. Entre los 20 y los 23 años sufrió un cáncer y, desde entonces, los medicamentos lo acompañan en su día a día. Estudió para ser técnico de farmacia y hoy divulga sobre medicamentos en su cuenta de TikTok llamada Il Dottore della Dextro, donde también explica su experiencia personal.
—En octubre del 2011 le diagnostican un linfoma de Hodgkin. ¿Cómo fue el proceso de su enfermedad?
—Cuando tenía 20 años fui al médico para consultarlo acerca de unos bultos enormes que tenía en el cuello y, como ya suponía entonces, resultó ser cáncer. Estuve medio año con quimioterapia y no experimenté demasiados efectos secundarios, pero a los seis meses tuve una recaída.
—¿Le volvieron a poner el mismo tratamiento?
—Esta vez optaron por la quimioterapia de tipo IGEV. Me pusieron seis ciclos de cuatro días cada uno. El primer día no noté demasiado, pero los efectos secundarios fueron de mal en peor: se me empezó a caer el pelo, no podía caminar y tenía el estómago muy mal. Fue horrible pero el cáncer remitió, al menos durante un tiempo.
—Y no acabó ahí la cosa...
—No. Un tiempo después, en junio del 2013, me hicieron un autotrasplante de médula ósea (la sangre que va por dentro de los huesos) tras el cual me encontraba perfecto. Sin embargo, pocos meses después me detectaron una masa anormal en el mediastino que tenía mala pinta. Como no la podían biopsiar, los médicos decidieron echar mano de la radioterapia. Me sometieron a 36 grays, una cantidad de radiación considerable. Igual que con la quimioterapia de tipo IGEV, el primer día no notas nada; es al segundo cuando estás destrozado. Te encuentras muy cansado, tienes la garganta seca, pierdes kilos y muchos otros síntomas espantosos.
—Debió de ser duro.
—Sí, y luego la enfermedad se complicó todavía más. A los pocos meses, los bultos me salieron en las axilas y me las biopsiaron. Desafortunadamente, estaba tan nervioso que no pedí que me pusiesen anestesia general; fue una tortura. Después de la operación me llevaron al hospital Meixoeiro con mi anterior médico. Yo estaba fatal y no paraba de llorar. Pedí que me pusiesen un tratamiento experimental.
—¿En qué consistió?
—Fueron varios ciclos de brentuximab vedotin, un anticuerpo monoclonal que se utiliza para hacer que los linfocitos ataquen a las células cancerosas. Creo que fui el primer paciente de España en el que se probó, en el 2014. Sin embargo, poco después me tuvieron que hacer un trasplante de médula ósea de nuevo, esta vez de otra persona.
—¿Cómo fue?
—Para que no hubiese rechazo, primero tuvieron que «matar» a la antigua y me pusieron ciclofosfamida, un medicamento quimioterapéutico. Desde ese momento, no volví a ser el mismo. He experimentado cansancio extremo, problemas de estómago, piel muy seca, huesos débiles, pérdida de velocidad mental, dolores, alergias y otras muchas cosas. Los médicos no están seguros del porqué de estos síntomas, pero yo estoy convencido de que los causó la ciclofosfamida ya que fueron acontecimientos simultáneos.
—¿Cómo logra vivir con todos esos síntomas?
—Gracias a la medicación. Ya desde antes del cáncer me fueron recetando diferentes tratamientos para ayudarme con mis crisis de ansiedad. En mi caso, los antidepresivos no me ayudaban y a partir del 2015 probamos a subir la dosis de ansiolíticos. Sin embargo, no fue hasta que empecé a tomar Rubifen, un medicamento cuyo principio activo, el metilfenidato, es muy similar a las anfetaminas, que experimenté alguna mejora. Me sentí muy bien y comencé a ver el mundo de otra manera. Fue a raíz de eso que empecé a hacer vídeos para TikTok, en verano del 2023.
—¿Como fue la recepción?
—Mucha gente me dice que la ayudo. Me suelen pedir consejos sobre medicación —muchas veces porque le tienen miedo— y yo les explico para qué sirve cada tratamiento. Eso sí, también hay mucha gente (siempre hombres) que me llama yonqui, pero a mí no me afecta.
—En sus vídeos ha hablado sobre la adicción a los medicamentos.
—Sí. En general, se pueden ir dejando poco a poco, para evitar la abstinencia, pero a mí no me compensa abandonar el Rubifen.
—¿Por qué TikTok y no otras plataformas?
—También subo contenido a Instagram y YouTube, pero es más difícil crecer si empiezas de cero. Por eso me centro en TikTok.
—¿Cuáles son sus proyectos?
—Me gustaría seguir creciendo en TikTok, a pesar de su censura. Me gusta ayudar a la gente y el reconocimiento sienta bien.