El reto de acabar la ESO con una discapacidad
Vigo
Begoña Pereira está a punto de cumplir 39 años y padece epilepsia. Nada la frena en el empeño de completar su formación a través de la UNED en O Porriño: «Intento hacer vida normal»
17 Aug 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Begoña Pereira Amaral continúa estudiando día a día. Su objetivo es sacarse la educación secundaria obligatoria (ESO) pese a todas los obstáculos que tenga que superar por el camino. A punto de cumplir los 39 años, Begoña padece epilepsia y tiene reconocida una discapacidad del 66 % que le dificulta, entre otras cuestiones, el aprendizaje.
Begoña se unió a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), con sede en O Porriño, para cumplir el reto de completar su etapa formativa. En el aula del municipio de A Louriña ha estado bajo la tutela de la profesora del ámbito científico-tecnológico de la ESO en la UNED, Mar Pumarega Cereijo, que ha tenido un papel de apoyo fundamental para los alumnos con dificultades, a los anima aun sabiendo que para ellos no es fácil. Con la docente también estudió Camilo Cancela, un hombre de 53 años que consiguió aprobar la ESO en treinta días y que tiene una FP básica en Electrónica y Telecomunicaciones. Todos se esforzaron para aprobar los exámenes según iban llegando. Sin embargo, en el caso de Begoña, aunque le fue bastante bien no logró ese tan ansiado aprobado. Pero ella se mantiene optimista y sigue hincando codos con esfuerzo y entrega para lograrlo la próxima vez. «Las asignaturas me cuestan un poco, pero intento sacarlas», afirma.
Es una persona muy positiva. Asegura que su minusvalía no la detiene a la hora de afrontar el día a día. «Intento hacer vida normal», asegura con una sonrisa. Puede que tenga ritmos distintos, pero eso no la detiene a la hora de fijarse unas metas. Pese a tener dificultades motrices y un aprendizaje más lento por culpa de la epilepsia, hace frente a la situación y continúa esforzándose por salir adelante.
La estudiante todavía no tiene claro lo que le deparará el futuro una vez que supere la ESO. Quizás apueste por continuar con su formación o puede que se decida por entrar ya en el mundo profesional. Sin embargo, una cosa sí que tiene bien clara Begoña: su sueño pasa por dedicarse al mundo de la gastronomía. «Todavía no sé qué voy a hacer, pero me gusta la cocina», corrobora. De hecho, ya ha comenzado a dar pasos para estar más cerca de ese objetivo, tomando cursos culinarios y haciendo prácticas en la conocida cadena de restauración VIPS.
Atención específica
La atención específica en el campo de la educación se queda corta. De hecho, el caso de Begoña Pereira no es un caso aislado ni mucho menos. Más bien todo lo contrario. Igual que ella, existen miles de alumnos en España con necesidades especiales. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, durante el curso 2022-2023, había un total de 966.924 estudiantes no universitarios en el país que recibieron atención educativa diferente a la ordinaria. Seis de cada diez son hombres. La casuística más común es la de las personas que sufren trastornos del espectro del autismo, las que tienen trastornos graves de conducta y también los que tienen algún tipo de discapacidad intelectual.
En los casos relacionados a una discapacidad, apenas un 15,8 % cursan educación especial específica adaptada a sus necesidades, mientras que el 84,2 % restante están matriculados en enseñanzas ordinarias.
Los alumnos con discapacidad intelectual son la segunda categoría más numerosa. Al término del pasado curso había 66.266 en toda España, por debajo de los 78.063 que tienen trastornos del espectro del autismo.
Los casos mencionados suponen un pequeño porcentaje de los alumnos que requieren otras opciones de enseñanza. El Ministerio de Educación señala que el 5,9 % sufre discapacidad motora; el 3,5 %, discapacidad auditiva; y el 1,5%, discapacidad visual. «Un 4,5 % son alumnos con pluridiscapacidad», apunta el informe estadístio.