La Voz de Galicia

Robots, dibujos y hasta la Benemérita, derrapan en las carrilanas de Camos

Vigo

AINHOA PÉREZ NIGRÁN / LA VOZ
Sesenta y seis autos y bólidos participaron ayer en la bajada de Camos en su 16ª edición.

97 pilotos descendieron con 66 «autos tolos» hasta en tres ocasiones

15 Sep 2024. Actualizado a las 05:00 h.

«Uno, dos, tres, ¡vamos!». Así daba comienzo la decimosexta edición de la Baixada de Carrilanas de Camos este sábado. En una jornada marcada por el calor, los participantes descendieron la parroquia hasta en tres ocasiones: un descenso de calentamiento y dos carreras oficiales.

66 carrilanas y autos tolos y 97 pilotos bajaron desde el Torreiro de San Roque y atravesaron la localidad por su vía principal. En el camino, los participantes se encontraron con tres atrevidas curvas, en las que algunos tuvieron algún que otro llamativo derrape. Los vecinos, que se mostraron animados desde primera hora de la mañana, se concentraron en dos grandes zonas, la Pucha y Balinfra, para animar a todos los que se atrevieron a subirse a los bólidos.

Muchos de los dueños de las carrilanas tradicionales no se quisieron conformar con los materiales clásicos y trabajaron para conseguir el decorado más especial. La ganadora a la construcción más divertida fue la familia de Los Millors. Bryan, un niño de seis años, y su padre, Sabino, compitieron con una carrilana de rodamientos tradicional a la que no le faltaba ningún detalle para representar a la perfección la película de Gru Mi Villano Favorito. «Tardamos cinco días en construirla», explicó la madre. Tras haber competido también en la bajada de Freixo, Bryan volvió a repetir por tercer año consecutivo en su casa: «La primera vez que bajó en Camos tenía cuatro años», cuenta Sabino.

Los hay que quisieron desafiar al equilibrio y a partir de una carrilana clásica construyeron un Transformer de grandes dimensiones que dejó a todos los asistentes con la boca abierta. La construcción se llevó los aplausos del resto de participantes al coronarse con el premio del vehículo más original.

En esta edición, marcada por la presencia de más de 25 menores de edad, los niños también influyeron en las construcciones de los adultos. «Este año elegimos Bob Esponja porque ahora que vamos teniendo hijos la temática la orientamos más a los niños», explicaba el grupo de amigos llamado Ollo que Vén o de Sempre. Este apodo se lo ganaron después de haberse recorrido todas las bajadas famosas en la zona.

Esta tradición, que tuvo lugar por primera vez en el año 1985, ha ido evolucionando con el tiempo, y sus particulares vehículos con ella. Por eso, además de la versión tradicional construida con madera y rodamientos, ahora también es posible competir con autos con neumáticos, skeletons, triciclos o longboards.

Sin embargo, entre los más fieles a la tradición, lo más esperando fue el ruido de los rodamientos de la versión clásica de la carrilana. «Este es el sonido que a mí me gusta», gritaba una vecina cuando comenzaron a descender las construcciones de madera.

Las carrilanas más tradicionales siguen siendo protagonistas. XOAN CARLOS GIL

Aunque se puede competir de manera individual, lo más común es ver a parejas o pequeños grupos dirigir cada uno de los coches. Este fin de semana, el grupo Los Náufragos se coronó como el más grande con un total de seis personas a bordo de su rápida tabla de madera.

En esta fiesta en la que las carrilanas pueden llegar a alcanzar los ochenta kilómetros por hora, además de la velocidad hay otro protagonista: el disfraz. Este año se han paseado por el barrio nigranés dos parejas de guardia civiles, los protagonistas de Dragon Ball Z, varias Barbies y algún que otro Ayrton Senna.

Por primera vez, desde la organización, que ha estado en manos de la Asociación Cultural A Camoesa con el apoyo del Concello de Nigrán, han conseguido retransmitir el evento en directo con un comentarista, gracias a las tres cámaras colocadas en diferentes zonas del recorrido.

«Cada año hay más participantes», explicó Marcos Carneiro, miembro de A Camoesa, «en esta edición compite hasta gente de más de 75 años».

 


Comentar