Beiramar y la transformación soñada de Vigo
Vigo
Abel Caballero apostó por cambiar las naves frigoríficas por un World Trade Center en el 2008, cuando era presidente del Puerto. Ahora, como alcalde, reclama el frente marítimo para la ciudad y su peatonalización
05 Nov 2024. Actualizado a las 01:49 h.
La transformación de la avenida de Beiramar no es un ocurrencia reciente de Abel Caballero, sino un ambicioso planteamiento que algunos empresarios y el propio alcalde ya soñaron hace veinte años. El Ayuntamiento de Vigo ha rescatado la propuesta para regenerar la fachada marítima a modo de alegación al plan de usos del Puerto. El regidor reclama a la Autoridad Portuaria la potestad de intervenir en parte del litoral, aunque sin que el Puerto pierda la titularidad de los terrenos ni su patrimonio, recalca. En el 2006, Caballero era el presidente de la institución portuaria y fue incluso más ambicioso, al plantear un proyecto con un World Trade Center para la zona. Entonces y ahora contemplaba su peatonalización.
Hace ya veinte años que una asociación de empresarios ideó una gran área comercial y de ocio de 64.000 metros cuadrados sobre los terrenos que ocupaban Freiremar, Albo, Cardomar, Puerta Prado y Frigoríficos Berbés, entre otras empresas. Aquel proyecto sirvió como precedente de otra propuesta más ambiciosa presentada por Abel Caballero y que incluso llegó a bautizarse: Edificio Beiramar. Se trataba de convertir las naves que hoy en día se encuentran entre el Auditorio Mar de Vigo y las instalaciones de Atunlo en un gran edificio acristalado con forma de olas y en los que se acomodaría un World Trade Center. Caballero, entonces al frente de la Autoridad Portuaria, también estimó un presupuesto de 89 millones de euros y dio algunos detalles de aquella espectacular propuesta: añadía una piscina olímpica, 2.000 plazas de aparcamiento, cines, centro comercial, biblioteca y pista de patinaje.
El Edificio Beiramar, que presentó en compañía del entonces presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, habría supuesto transformar por completo la imagen de Vigo. Implicaba el traslado de una veintena de firmas, frigoríficos y auxiliares del naval, algunas de las cuales permanecen en el entorno como Talleres Gestido, Emenasa o Kinarca. La solución que planteó Caballero para estas empresas pasaba por alejarse del mar y de los astilleros y situarlas en la plataforma logística de Salvaterra, el mayor polígono industrial de Galicia y en el que tan solo se ha instalado la conservera Albo casi veinte años después.
En el 2006, Caballero presentó este proyecto como candidato a la alcaldía por el PSOE, así que pronto la propuesta acabó en manos de su sucesor como presidente del Puerto de Vigo, Jesús Paz, quien lo apartó de la planificación del organismo. Lo que pudo ser y no fue. Unos años después, Corina Porro enterró definitivamente el sueño de convertir la franja litoral en un gran edificio acristalado entregado a la cultura, el ocio y los deportes. Como alcaldesa, ya había calificado la propuesta de «fantasiosa» e insinuado sospechas sobre su trasfondo urbanístico.
Esta semana, el alcalde de Vigo ha manifestado nuevamente su intención de ganar el frente marítimo para la ciudad y peatonalizarlo. Para ello, Caballero defiende el soterramiento del tráfico rodado de la avenida de Beiramar —que registra casi 40.000 desplazamientos por jornada— prolongando el túnel que llega a O Berbés hasta la plaza de la Industria Conservera, o sea, la zona de los astilleros. Tampoco es un proyecto nuevo, sino que lleva barajándose desde la construcción del Auditorio Mar de Vigo. La Consellería de Política Territorial cifró entonces el coste de esta actuación en 36 millones de euros. Tampoco se hizo nada.
En estos veinte años de promesas e ilusiones generadoras de polémica entre las dos grandes instituciones de la ciudad, Concello y Puerto, se anunció otro gran proyecto que hubiera significado la reconversión de la fachada marítima central de Vigo, pero igualmente cayó en el olvido. El Plan Nouvel representó la apuesta más personal de Abel Caballero durante su etapa como presidente de la Autoridad Portuaria (2006-2007) y su presupuesto rozaba los 290 millones de euros. La parte más simbólica de aquella actuación para transformar el litoral de la ciudad entre A Laxe y Guixar era un hotel en forma de monolito de 80 metros de altura construido sobre un relleno en la ría que cobijaría un «restaurante panorámico».
El arquitecto francés Jean Nouvel, autor de la torre Agbar de Barcelona, del Louvre de Abu Dabi o de la ampliación del Reina Sofía, resultó ganador en un concurso de ideas para revolucionar el mayor puerto de Galicia. Presentó su proyecto bajo el lema Peirao XXI y proponía, por ejemplo, la construcción de un paseo conocido como el jardín de las mareas que llegaría hasta el hotel y una terminal de cruceros con centro de talasoterapia, museo y un área residencial. Tampoco prosperó. Fue en el 2011, en plena crisis económica, cuando el ya alcalde vio cómo se tumbaba la propuesta. Por el camino, Corina Porro criticó el proyecto y dijo que no existía ningún plan de viabilidad para sacarlo adelante. Para tranquilidad de muchos que lo rechazaron de plano y pena de algunos que lo veían con buenos ojos, el trabajo de un premio Pritzker acabó metido en el cajón.
Mientras, la avenida de Beiramar continúa hoy entregada a la actividad portuaria y condicionada por el tráfico. Caballero quiere abrir la puerta a un cambio. Que la zona acabe siendo gestionada por el Ayuntamiento dependerá ahora del Puerto, que tiene la última palabra.