La Voz de Galicia

Las tres ocasiones en las que Franco visitó Vigo durante la posguerra

Vigo

j. miguel gonzález fernández

En 1945 clausuró la Feria del Mar, evento organizado por el régimen

22 Dec 2024. Actualizado a las 05:00 h.

El jefe del Estado nacional-sindicalista español, Francisco Franco, tras su victoria en la guerra civil, realizó una gira por Galicia (Pontevedra, Santiago...). Con solo 48 horas de antelación, avisa de su visita a la ciudad de Vigo, a realizar el 13 de septiembre de 1939, con lo que hubo que hacer los preparativos a toda prisa (se aprestó el «Palacio de Castrelos» para alojarlo, se avisó por radio a la población para que engalanará sus viviendas para la ocasión).

Cerró el comercio y se declaró festivo local. A las 6.25 horas arribaba al muelle de trasatlánticos en el destructor Ciscar, con dos buques de guerra de escolta; entre su numeroso séquito se encontraba el ministro de Marina y vicealmirante de la Armada Salvador Moreno y el general Moscardó, defensor a ultranza del Alcázar de Toledo durante la contienda. Allí recibirá el saludo de los altos mandos civiles y militares que pudieron ser avisados, así como los capitostes civiles, militares, religiosos y políticos de la ciudad, con la consiguiente parada militar

Se trasladó luego en coche a la casa consistorial, donde el alcalde pronunciará un discurso, respondido por el propio Franco. Allí recibió el homenaje de las autoridades, cuerpo consular, congregaciones religiosas y del Movimiento, ofreciéndosele luego un banquete de honor en el Hotel Continental. Lo único reseñable fue el reconocimiento de las obras del aeropuerto de Peinador (nació como aeródromo militar), elogiando el esfuerzo del pueblo de Vigo, aunque detrás estuviese en realidad el trabajo obligatorio de los paisanos. A la mañana siguiente saldrá para Ourense.

No tardó en retornar a la Ciudad del Atlántico, la cual visitará de nuevo el 26 de agosto del año

1941, llegando también ahora al atardecer, al muelle de trasatlánticos en el destructor Almirante

Antequera en el que se trasladaba desde Vilagarcía. Allí, entre «numeroso gentío» era cumplimentado, como no podía ser de otro modo, por las autoridades eclesiásticas, jerarquías del Movimiento y representantes de todos los organismos de la urbe. Otra vez presentaron armas las fuerzas de infantería, con cornetas y tambores, y las Juventudes y Milicias de la Falange. Además de la recepción oficial, pasó por la zona fabril de Coia, parándose en La Artística, el mirador de O Castro y el Casino -con vino español- donde se asomó por el balcón del segundo piso, «en olor a multitud». A última hora de la tarde emprendió el regreso por la carretera de Pontevedra con destino al pazo de Meirás (A Coruña).

 

En 1945

Coincidiendo con la clausura de la un tanto modesta Feria del Mar, abierta hacia 5 meses, -y del

Congreso de Pesca- arribó a Vigo el 23 de agosto de 1945, entonces acompañado de su familia, ministro de Marina, Regalado y de Industria y Comercio, Suances, entre otros. Tras el pertinente saludo a las autoridades y parada militar. Desde la cubierta del Galicia presenció un gran parada marítima (¿600 barcos?). Como de costumbre, se hospedará en el «Palacio de Castrelos». Visitó los stand de la magna feria con sus promotores: comisión ejecutiva, dirigentes del Congreso y Sindicato Nacional de la Pesca. Se detuvo en un mapa en relieve de las rías, Museo del Mar, Oceanografía, Artesanía, naves de los sindicatos provinciales y el stand flotante de los Flechas Navales de Valencia. Después hubo fiesta en el Club Náutico. Visitado en el pazo-museo por la corporación municipal pedigüeña (siempre), la felicitará por la marcha progresiva de la ciudad. Por cierto, al llegar la comitiva a la plaza de América, Franco torció hacia la avenida (todavía sin urbanizar en gran parte, pero diseñada) de 3.400 m. de longitud, 36 m. de anchura y 2 calzadas con andén central, quedando así inaugurada como Avenida/Gran Vía del Generalísimo.

Haciendo gala del acendrado catolicismo del régimen dictatorial, su esposa Carmen Polo, asistió en la colegiata a una misa ante el altar del Cristo de la Victoria. A media mañana del día siguiente, junto con su familia, jefes de la Casa Militar y Civil y séquito de gerifaltes, emprendió su regreso a Meirás, su residencia de veraneo (hoy marcado por la polémica entre sus sucesores y la sociedad civil gallega).

Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses


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