La Voz de Galicia

Portugal desvía por el interior el Camino por la Costa aunque ya funciona el ferri

A Guarda

maría j. fuente a guarda / la voz

Indignación en los municipios gallegos por la confusión que generan las placas

24 Jul 2021. Actualizado a las 05:00 h.

El Camino Portugués por la Costa sigue generando polémica en los municipios gallegos. Cuando se cumplen 15 días desde la puesta en marcha del ferri que une Caminha con A Guarda tras cinco meses parado, las señalizaciones de esta ruta siguen igual de confusas que antes, según los responsables de los albergues. Mientras que el Camino oficial por la costa cruza de Caminha hasta A Guarda para seguir por Oia, Baiona y Vigo, se pueden ver placas colocadas en mojones situados en Valença (por donde solo discurre el camino de interior) y en Vila Nova de Cerveira. En este último municipio se ofrece incluso un recorrido alternativo plasmado en paneles expuestos al público.

Albergues, hostelería y comercio ya se habían quejado con anterioridad y achacaban las indicaciones confusas de sus vecinos lusos a la paralización del ferri.

Los mejor pensados creían que se hacía con el fin de ayudar a los peregrinos que se encontraban de repente sin embarcación para cruzar a España. Otros, más desconfiados, no dudaron en interpretar la señalización errónea del Camino como un intento de Portugal por desviar a los peregrinos y mantenerlos por sus municipios desde Caminha a Valença.

Ahora que la embarcación ya está en marcha los vecinos de la orilla gallega están convencidos de que no existe ninguna intención de retirar las placas, máxime cuando se han colocado en soportes fijos.

Los ayuntamientos afectados han tomado también cartas en el asunto para solucionar por las buenas el problema con las autoridades portuguesas. Al mismo tiempo se ha dado parte a los responsables del Xacobeo.

 Cien pasajeros al día

La puesta en marcha del ferri ya se advierte en la actividad entre las dos orillas, no solo de peregrinos, sino de turistas, en general, y de los propios vecinos.

Un día laborable, como el pasado miércoles, solo de A Guarda a Caminha cruzaron más de un centenar de pasajeros (115 contabilizando a los niños), 36 vehículos y media docena de bicicletas. El trasiego de un lado a otro es constante, pese a que debido al calado el horario de la embarcación tiene que ajustarse a las mareas.

La mayoría de los albergues de la zona ponen estos días el cartel de completo, no precisamente porque estén a rebosar, sino por las restricciones sanitarias que solo les permiten una ocupación del 30 %. Es lo que le sucede al Hostel Albergue Baionamar, de Baiona. Pese a disponer de una veintena de plazas, solo puede ocupar cinco o seis. La mayoría de los huéspedes son españoles, en concreto en torno al 70%, cuando habitualmente, antes de la pandemia, era al revés.

Algo similar explican en otro albergue, Estela do Mar, también en Baiona. «Al tener el aforo limitado llenamos y a veces tenemos que dirigir a la gente hacia A Ramallosa, donde hay más plazas. Nos salva que tenemos alguna habitación privada doble», comentan. Como en el anterior, en este momento tienen más huéspedes españoles que extranjeros.

En el albergue O Peirao, de A Guarda, coinciden en que descartan huéspedes por las restricciones y en que desde la puesta en marcha del ferri hay más movimiento de todo tipo, no solo de caminantes. Observan que muchos de los peregrinos españoles que hacen el Camino Portugués por la Costa lo inician en A Guarda y no desde Portugal, como se hacía antes. De esta forma evitan las restricciones impuestas por las autoridades lusas.

Fuentes de la alcaldía de A Guarda no se atreven a dar una cifra total del número de peregrinos que han cruzado en el ferri y del crecimiento que han experimentado los viajes. El hecho de que el billete sea igual para todos dificulta la identidad.

«Tenemos constancia de que el ferri lleva mucha gente. Estamos en plena temporada turística y se nota, los peregrinos lo aprovechan, igual que los vecinos y turistas. Sin ir más lejos, hace unos días en una reunión que tuvimos entre la Cámara de Caminha y el Concello de A Guarda, tres personas que venían a ella se trasladaron en el barco».


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