Arranca en Nigrán la producción de la primera fábrica de golosinas gallegas
Nigrán
Minimelis crea diez empleos y empieza a 13 toneladas de chuches por mes
21 May 2024. Actualizado a las 01:13 h.
En el pujante polígono empresarial de Porto do Molle se ha puesto en marcha esta semana una inversión que nada tiene que ver con el sector de la automoción o la ingeniería espacial. La primera fábrica de gominolas de Galicia ha comenzado a producir las chuches del futuro: sin azúcar, sin alérgenos y de manufactura miñorana. Alentados por el Súper Ratón más famoso de su infancia, Mercedes Toscano y Jorge Núñez apuestan por lo de «¡súper vitaminarse y mineralizarse!».
«Nuestras gominolas tienen un efecto beneficioso para la salud física y emocional. Hemos conseguido convertir la ingesta de complementos y suplementos nutracéntricos en un momento agradable y feliz», explica Mercedes Toscano. Hace doce años se propusieron endulzar la vida de los chilenos y abrieron la primera tienda de golosinas del país andino, al que habían emigrado. Su pequeño fórmula de la felicidad cuajó, así que decidieron dar un giro radical a sus trayectorias profesionales. Mercedes, que trabajaba en la bolsa, y Jorge, en una constructora, regresaron a Galicia en el 2019 «por morriña» y aunque son naturales de Viveiro y Ourense, respectivamente, se asentaron en Nigrán «porque nos enamoramos de esta tierra». Su aventura empresarial lleva el nombre de sus tres hijas. «Nuestra tienda de Chile se llamaba Mininolas porque acababa de nacer Mercedes, pero ahora la familia creció con Mencía y Marilí, así que somos Minimelis», indica la madre y empresaria.
«Nos hemos hipotecado a muchos años, pero también es un verdadero proyecto de vida. Diferente, pionero y enfocado a la salud y a la felicidad», sostienen. Han invertido sus ahorros en comprar maquinaria puntera para fabricar no solo sus gominolas sino las fórmulas de terceros en su factoría de Porto do Molle, de 1.000 metros cuadrados de planta, con laboratorio, oficinas y almacén.
Arrancan con tanta ilusión como carga de trabajo. «Produciremos unas diez toneladas de golosinas veganas sin azúcar y otras tres de las funcionales. De estas últimas comenzamos con seis variedades, que son la de melatonina, multivitamina, tanto la de adulto como la de niño, la de belleza y la de omega 3», indican. Al ingenio industrial suman el humano «y apostamos siempre por el capital gallego y de proximidad». Han creado nueve puestos de trabajo «y prevemos cuadriplicar la plantilla en cuatro años hasta llegar a los cuarenta empleados». En Minimelis trabajan ya dos químicos, una bióloga, un ingeniero químico industrial, un comercial y tres operarios, dos de ellos del centro especial de empleo Juan María «porque nuestra apuesta son las golosinas funcionales con impacto social». «Estamos trabajando para hacer un mundo más justo, más saludable y sobre todo más feliz, y eso conlleva incorporar personal de las fundaciones», defiende la pareja.
Empiezan con 13 toneladas al mes de once variedades distintas de gominolas, «siete propias y otras cuatro para otras empresas» y, además de fabricar, en su laboratorio se fraguan otras fórmulas «como golosinas para el bronceado, con brócoli, con azafrán o con magnesio». «Somos de las pocas empresas que podemos vender en colegios, según la legislación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición», indica Mercedes. Han emprendido la comercialización también en máquinas de vending «y hasta como regalo en clínicas dentales «porque el maltitol no provoca caries». En la lista de cualidades, destacan que sus golosinas tienen un 40 % menos de calorías y que cubren el sector vegano porque «no tienen el origen animal de la gelatina, sino el de las algas».
Hasta ahora tenían que fabrican en factorías de Madrid, Ávila o Badajoz. «No solo hemos conseguido ser autosuficientes, sino que establecemos un canal directo, más económico y ágil para la distribución». Su infraestructura les permite también hacer producciones pequeñas de 250 kilos por día. «Es muy útil para hacer pruebas de mercado rápidas y económicas, captando tendencias y aprovechándolas». «En el laboratorio recibimos todas las semanas peticiones para desarrollar fórmulas», asegura Mercedes. Entre sus últimas conquistas, figura haber irrumpido en el mundo de las amenities. Varios hoteles ofertan ya sus pequeñas gominolas de melatonina a los huéspedes para conciliar mejor el sueño. A nadie le amarga un dulce.