Hace 95 años se hacía el último intento para crear el acceso a la catedral por el Pórtico do Paraíso proyectado por Antonio Palacios
O Porriño
En 1929 el obispo ofrecía al Ayuntamiento de Ourense 200.000 pesetas para expropiaciones
16 Dec 2024. Actualizado a las 16:47 h.
Antonio Palacios Ramilo (O Porriño, 1874 - Madrid, 1945) es uno de los protagonistas informativos del presente año. El 150 aniversario de su nacimiento ha derivado en toda una serie de celebraciones, de manera destacada en aquellos lugares donde se materializaron en su momento proyectos creados por el arquitecto, como es el caso de O Carballiño y el templo de la Veracruz.
Dos son los espacios que se han significado de manera especial en estos fastos: Madrid y O Porriño. En su lugar de nacimiento la huella de Antonio Palacios es innegable —con el edificio del Concello como referencia sobresaliente— y en Madrid —donde desarrolló una brillante carrera— cuenta con propuestas emblemáticas: entre otros son de su autoría el Palacio de Cibeles, Instituto Cervantes y Círculo de Bellas Artes.
En 1929, hace ahora 95 años, estaba de máxima actualidad su propuesta para la ciudad. Una de las iniciativas nacidas de la mano del arquitecto que nunca llegó a realizarse. Como aconteció con otras, entre ellas la presentada en 1932 para el Plan de Extensión y Reforma Interior para Vigo. El 11 de diciembre de 1929 La Voz de Galicia llevaba a su portada el caso del proyecto para la catedral de Ourense. Antonio Palacios había elaborado una gran intervención para acometer una importante reforma que llevaría consigo crear el acceso principal a la basílica ourensana por el Pórtico do Paraíso. Una actuación que, además, llevaba consigo la desaparición de las viviendas que se encontraban en los alrededores para crear una gran plaza que potenciase y diese una mayor visibilidad al emblemático conjunto monumental.
Acceda aquí a la página publicada en 1929.
Tras la presentación del proyecto unos años antes, el arquitecto había estado en la ciudad unas semanas para retomar la iniciativa. El 17 de septiembre de ese mismo año se daba cuenta de su presencia en una breve reseña —«Encuéntrase en Orense el ilustre arquitecto señor Palacios, que se hospeda en el palacio episcopal. Obedece su visita a ultimar el proyecto de las obras que habrán de verificarse en la catedral»— y en la jornada siguiente se daba cuenta de las gestiones que se estaban llevando a cabo: «En el palacio episcopal, presididos por el obispo señor Cerviño, se reunieron las autoridades y el arquitecto señor Palacios para tratar del proyecto de reparaciones en la catedral. Se trató de buscar los medios para reunir la cantidad necesaria, habiendo prometido prestar su cooperación el Ayuntamiento y la Diputación».
A tenor de lo publicado casi un trimestre después no parece que fuesen por buen camino las gestiones para hacer realidad la intervención llamada a crear un nuevo escenario monumental en pleno corazón de la ciudad. El día 11 de diciembre La Voz de Galicia recordaba que se había dado cuenta del proyecto —«Una importante reforma que fue acogida con general aplauso. Es una magnífica obra complementaria que comprende la apertura de una vía pública, calle o plaza necesaria para la obra de la escalinata monumental que ha de dar acceso a la catedral por el Pórtico del Paraíso»— y que el obispo movía ficha para buscar una solución.
Francisco Cerviño había ofrecido al Concello «realizar por cuenta de la Mitra las obras del templo y contribuir a la ejecución de la vía pública citada con la cantidad de cien mil pesetas —lo que equivale a los seiscientos euros actuales—». En un nuevo escrito elevaba la suma a 150.000 pesetas para que la corporación dispusiese de ellas en el momento que creyese necesario y le sumaba a esa cantidad las 50.000 pesetas comprometidas por la Diputación de Ourense: en total 200.000 pesetas. «Sin exigirle otras cosa —al Concello— que la inmediata expropiación de las fincas que es indispensable ocupar», señalaba el obispo Cerviño. La mejora, reiteraba, beneficiaría a la ciudad «y afecta al ornato y saneamiento de la misma, más aun que al esplendor del edificio». Remataba el prelado con un ultimátum: si dentro del presente mes no recibía una respuesta adecuada «retirará el ofrecimiento y se entenderá desligado de todo compromiso».
La obra nunca se hizo realidad, aunque sí se creó el acceso por el Pórtico do Paraíso. Pons Sorolla acometió finalmente una actuación más reducida y menos vistosa. La propuesta y sus vicisitudes aparecen recogidas en Plaza de San Martín, en Ourense. Del proyecto de Antonio Palacios a la actualidad, de Jesús Manuel García (Boletín Auriense. Anexo 37. Museo Arqueolóxico Provincial. Ourense, 2016).
11-12-1929
El arquitecto porriñés proponía un acceso por el Pórtico do Paraíso y crear una gran plaza en el entorno para realzar la basílica ourensana.