Una tierra también bañada por agua dulce
Salvaterra de Miño
Los ríos del sur de la provincia
Los ríos del área viguesa combinan lugares espectaculares con elementos patrimoniales
31 Dec 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Galicia es reconocida como el país de los mil ríos. Esas corrientes continuas de agua recorren gran parte de la totalidad de su territorio y, a lo largo del tiempo, han generado numerosas historias y marcado el ritmo de la vida de los gallegos y las gallegas. Además, esas corrientes de agua conforman parajes espléndidos, cargados de elementos patrimoniales que sorprenden en cada recodo.
El Miño no solo es el río con más caudal y longitud de cuantos bañan el sur de la provincia de Pontevedra, sino que es el que más historias y tradiciones acumula en su recta final antes de acabar en el Atlántico. La situación geopolítica de la zona ha hecho que sirviese de frontera a lo largo de la historia, con momentos muy violentos, como el acontecido a mediados del siglo XVII durante la guerra entre España y Portugal. Sin embargo, también sirve de flujo de unión entre dos países que, por estos lugares, son hermanos y han dado lugar a varias eurociudades. En esa desembocadura ahora se desarrolla la pesca de la angula, el alevín de las anguilas cuyos precios de mercado se disparan año tras año.
Un buen número de los afluentes del Miño conforman la mayor parte de la red hidrográfica del sur de la provincia de Pontevedra. El Tamuxe es el último de ellos, por la parte gallega. En su parte alta, aún en Oia, este río muestra un aspecto agreste, que acumula cascadas, rápidos y, como en casi todo su recorrido, molinos con todo el folklore que esta función acumula en Galicia. Ya en O Rosal, el río se vuelve más suave y ofrece bellos lugares de esparcimiento.
Desde Pazos de Borbén hasta Tui se extiende la corriente continua del Louro, que encuentra en las Gándaras de Budiño un lugar singular tanto desde el punto de vista natural como para la historia de la población, no en vano, allí se localizaron restos de la presencia humana desde etapas muy antiguas. No es tan largo el río Caselas, que nace y muere en ese mismo municipio, pero también ofrece parajes naturales apropiados para el paseo, como la que va desde Ponte da Pereira a Muíño da Salgada.
Desde el Suido desciende el Tea hasta el Miño, atravesando los municipios de Covelo, Mondariz, Mondariz-Balneario, Ponteareas y Salvaterra de Miño. En todo ese recorrido, esta corriente ofrece una enorme variedad de lugar hermosos, con varias playas fluviales y distintas sendas fáciles de recorrer. El patrimonio natural y cultural es enorme en ese recorrido, como ocurre con la concatenación de puentes en torno a Ponteareas. Pronto estará jalonado por las estacadas desde donde se pesca de noche la lamprea.
Desde la parte más alta de A Cañiza hasta Arbo, ya en el Miño, transcurre el Deva, otro río espectacular, especialmente en sus tramos de Parada de Achas, donde se junta con el río Calvo, y en Mourentán, lugar donde los gallegos derrotaron a los invasores franceses en 1809. Tanto el Deva como el Tea conservan varios pasos, un elemento que, según el historiador Maximino Fernández, es una reminiscencia neolítica, relacionada con los caminos más primitivos empleados por la humanidad en estas tierras.
En la fachada atlántica más meridional se suceden varios ríos y regatos que descienden de forma abrupta desde la Serra da Groba. El más conocido es el Mougás debido a las pozas que forma en su descenso hacia el mar y que son muy visitadas durante los meses de verano. Pero también está el río Groba, que se desvía, ya en Baiona, hacia A Ramallosa, donde se une con el Miñor. Este último tiene un recorrido más suave una vez que supera el descenso desde el Galiñeiro y que recibe las aguas del Zamáns. En su desembocadura, la Foz, conforma una marisma declarada espacio protegido por su alto valor ecológico, que aparece incluida en la Red Natura 2000. Esta última semana, la unión de estos dos ríos también mostraron su cara menos amable al anegar viviendas y vehículos a su paso. Claro, que esa una cuestión en la que también debería intervenir la planificación humana.
Lagares y Eifonso
El Lagares es el río que recorre Vigo de este a oeste, desde las proximidades del aeropuerto de Peinador hasta la Xunqueira próxima a Samil, en donde se forma un espacio de gran valor ecológico. Durante años, esta corriente de agua viguesa fue un vertedero industrial que va, poco a poco, recuperando el aspecto de río. Se puede recorrer, cómodamente, en un gran trecho de su trayectoria hacia el mar a través del valle de Fragoso. Su principal afluente, el Eifonso, es un paraje digno de conocer, aunque su trazado más bonito presenta una fuerte pendiente desde las proximidades del campus universitario de Vigo.
Otra desembocadura llamativa es la que conforma el Alvedosa en Redondela. En su trayecto desde Pazos de Borbén hacia la ensenada de Rande, este río ofrece alguna espectacular cascada y numerosos molinos hidráulicos.
Por su parte, el Oitavén es el río más importante que desagua en la ría viguesa. De hecho fue ese río el que conformó el primitivo valle que, tras la última desglaciación dio lugar a la ría. Nace en A Lama y en su recorrido recibe las aportaciones del Verdugo, que, según los expertos en toponimia, debería llamarse Verduxo debido a su color. El Oitavén presenta en su recorrido el embalse de Eiras que abastece de agua potable a Vigo y otros municipios de su entorno.