La Voz de Galicia

El Olivo, un cuento de Navidad y solidaridad

Vigo ciudad

X.R. Castro Vigo / La Voz

Arantxa recibió sus primeros patines a los dos años el día de Reyes; y tras media vida patinando, y al quedarse sus niñas sin actividad extraescolar en el colegio, encontró cobijo en la federación de peñas

31 Dec 2018. Actualizado a las 05:00 h.

La vinculación de Arantxa González con el patinaje comenzó mucho antes de que viniera al mundo. Siendo su madre pequeña, los Reyes Magos tuvieron el detalle de regalarle unos patines, pero a su abuela (de Arantxa) le entró vértigo pensando en que su niña se iba a romper una pierna y cambió el presente de sus majestades por una tricotosa para hacer bufandas. Aquello fue una cuenta pendiente que la madre de la hoy entrenadora de El Olivo saldó con su hija: a los dos años patines de regalo.

Ahí comenzó todo. A los tres ya rodaba en el cole, a los seis entró en el Carpa, y en el histórico conjunto vigués hizo carrera compitiendo entre los 12 y los 23. De un modo paralelo, le surgió la posibilidad de comenzar a dar clases y lo hizo como profe de actividades extraescolares. Hasta que un día el cole decidió transformar el escenario del entrenamiento en comedor. «Entón os nenos quedaron sen actividade e os pais pedían que continuase». Fue en ese preciso instante cuando entró en acción su padre (el de Arantxa). Entrenador de fútbol de toda la vida conocía a los responsables de la Federación de Peñas Recreativas El Olivo y allá se fue con su hija a presentarles el proyecto. «Nós tiñamos horas de pavillón e nenos, o que necesitabamos era un nome, e El Olivo abriunos os brazos dende o primeiro momento».

En aquel instante, hace un lustro, Arantxa comenzó su aventura en solitario con 40 niños y hoy cuenta con un centenar de patinadoras, un cuadro técnico del que ella es directora deportiva y que completan Iria Riveiro, Aida Saa y Marta Eijo. Entre ellas se reparten el trabajo de las diferentes categorías, que comienza con la escuela, sigue con el grupo de competición de libre individual y desde hace tres años cuenta con un grupo show que la pasada temporada se estrenó en el Gallego de Segunda categoría.

Además, Arantxa fue capaz de reunir a parte de las patinadores de su infancia para crear un grupo de show que se defendió con brillantez en el Gallego de Primera categoría, lo que le abrió las puertas para el Torneo Internacional de Vigo de la especialidad. Al mismo tiempo, la temporada pasada comenzaron con un grupo de entrenamiento de Segunda para comenzar a dar pasos en la categoría individual. Todo pese a contar solo con cuatro horas de entrenamiento a la semana en As Travesas y otras tantas en el colegio Celso Emilio Ferreiro del barrio de Coia.

La entrenadora de El Olivo tenía clara la hoja de ruta y el significado de su deporte. «Para min a patinaxe é un estilo de vida no que cada caída ensínache a facerte máis forte para levantarte e acadar as túas metas, sexan as que sexan». Una filosofía que se ve acompañada de un método de trabajo en donde la diversión y el compañerismo están por encima de todo. «Tentamos utilizar a pedagoxía. Que os nenos teñan aspiracións de promocionar de nivel, que eles se superen a sí mesmos, coñecendo as súas posibilidades e sobre todo que favoreza o deporte en equipo, que aprendan a ser compañeiros, que se animen uns aos outros. Tentamos inculcarlle aos nenos de forma resumida a patinaxe como un estilo de vida, que non só lles aporte, ademais de moitos beneficios para a saúde como todos sabemos, senón que lles axude tamén a medrar como persoas, ademais de como deportistas. Pensamos que a patinaxe axúdalles moito a nivel dos estudos porque lles ensina a estruturar os seus horarios». Por eso de vez en cuando piden las notas para hacerle también un seguimiento académico.

¿Y cuál es su ideal de patinadora? «Unha persoa constante, humilde, que axude ós seus compañeiros, comprometida e perseverante, pero sobre todo que leve no seu corazón a paixón pola patinaxe artística». La misma que mantiene intacta Arantxa desde los dos años cuando recibió sus primeros patines. En el nombre de la progenitora.


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