Dos tíos de la reina Isabel II, uno de ellos Eduardo VIII, visitaron Vigo en 1931
Vigo ciudad

Los jóvenes estuvieron en la antigua casa consistorial
11 Sep 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Eduardo Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha pasó a la historia como Eduardo VIII, rey del Reino Unido de la Gran Bretaña. Llevó el cetro británico durante once meses para abdicar después en favor de su hermano Jorge VI en diciembre de 1936. Cinco años antes, Eduardo y su hermano Jorge tomaron un trasatlántico en Vigo para realizar un viaje a varios países sudamericanos. Los dos visitantes reales eran hermanos de Jorge VI, el padre de la reina Isabel II, ahora fallecida. El Jorge que estuvo en Vigo no era el padre de la reina, sino Jorge de Kent. El padre de la reina se llamaba en realidad Albert Frederick Arthur George, pero eligió su último nombre para reinar.
El Príncipe de Gales, título que se da en el Reino Unido al heredero al trono, y su hermano, el Duque de Kent, realizaron un extraño viaje desde su país hasta Vigo. Primero se dirigieron a París, donde mediante un automóvil, llegaron a Santander. En la capital cántabra se embarcaron en el trasatlántico Oropesa para trasladarse a A Coruña. En la ciudad herculina tan solo estuvieron el tiempo justo para presidir la colocación de la primera piedra del monumento dedicado al general británico John Moore, héroe de la batalla de Elviña.
Desde A Coruña, los aristócratas británicos se dirigieron a Santiago de Compostela. Iban acompañados por Pedro Barrié y Ricardo Rodríguez Pastor, máximo accionista y presidente, respectivamente, del Banco Pastor. El príncipe Eduardo iba acompañado por su profesor de castellano, que era natural de A Coruña. Tras una breve parada en Santiago de Compostela, los tres vehículos de la comitiva real emprendieron el camino hacia Vigo.
Pasadas las ocho de la tarde del 19 de enero de 1931, la comitiva se detenía en la plaza de A Constitución, ante la antigua casa consistorial de Vigo. La plaza estaba repleta de personas que vitorearon al futuro rey del Reino Unido. La banda municipal interpretó el himno británico. Ya en el salón de sesiones, el alcalde Manuel San Román y los gobernadores civil y militar recibieron a los ilustres huéspedes, obsequiándolos con un jerez. Al parecer, el príncipe Eduardo hizo gala de buen humor e incluso «pronunció alguna frase en castellano», según recogía la prensa al día siguiente. Los príncipes firmaron en el álbum del Concello.
Posteriormente, el séquito inglés se dirigió al Hotel Continental, donde el Príncipe de Gales despachó correo antes de asistir a un cena en compañía del alcalde de Vigo, el capitán general de Galicia, el cónsul inglés en la ciudad y los banqueros coruñeses. El último acto al que asistieron aquel día los príncipes fue una visita a la sede del Real Club Náutico, que todavía no estaba donde se ubica en la actualidad. El futuro Eduardo VIII se comprometió a enviar una copa para las regatas de balandros y otro trofeo para el concurso hípico internacional. Antes de partir en el trasatlántico Oropesa, a las dos de la madrugada, el príncipe Eduardo le encargó al alcalde que le enviase todas las fotografías que se obtuvieron de su estancia en Vigo. Tanto él como su hermano, alabaron la belleza del paisaje gallego, y resaltaron la excelencia arquitectónica de la zona monumental de Santiago de Compostela. Ambos jóvenes eran los tíos de la reina Isabel II de Gran Bretaña, que ya había nacido cuando ellos llegaron a Vigo. Tenía entonces 5 años.