La Voz de Galicia

Tania Llasera: «Me dio tanta rabia que me llamaran gorda que me puse a comer»

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Sandra Faginas Presentadora

No lloró ni una lágrima cuando saltó la polémica por sus kilos, pero le pudo la boca. Y se rebeló comiendo. Porque a ella todo le nace de las tripas de la emoción. Feliz por volver a «La Voz Kids», no se olvida de dónde viene: «Crecí en los ochenta en Bilbao, y le tengo mucho miedo al paro»

09 Feb 2015. Actualizado a las 16:27 h.

 Tania Llasera (Bilbao, 1979) da titulares en cada frase, es imparable y no se cierra a nada. «Siempre me ha gustado comunicar, es algo innato». Asegura que de niña fue un poco bicho, pero su punto inglés la hace autoexigente y no se le caen los anillos. Ha lavado platos, cuidado niños, enseñado inglés y ahora es presentadora... a dieta. Un día se le fue la fuerza por la boca y tuvo que parar porque se sentía incómoda con su cuerpo. «Ahora estoy que me rompo». No hay duda de ello.

¿Es para ti «La Voz» el mejor programa?
?Sí, los niños me aportan tanta energía, tanta sabiduría... Es algo que yo no me imaginé. Me pillas ahora mismo de camino al plató, con mi perra, que además acabo de subir foto de ella a Instagram. Porque la perra me ayuda a que los niños no me vean como esa presentadora que los pone nerviosos, sino que paso a ser directamente la dueña de Milagros y así se relajan más. 

¿Eres amante de los animales, entonces?

?Sí, sí, siempre he tenido perro, a veces más de uno, y siempre callejeros.

¿Tú de pequeña también te impresionabas con la gente de la tele como los niños?
Desde que soy pequeña he visto mucha televisión. Mi madre cuando hacía los deberes me tenía que quitar el cable de la antena porque me gustaba mucho verla. Siempre supo que me dedicaría a algo relacionado con la comunicación. María Teresa Campos, que era a quien yo veía cuando estaba enferma en casa de pequeña, el Gran Wyoming...Cuando luego los he visto la mayoría no decepcionan. La gente se cree que hacemos un papel, pero se equivocan. No somos actores, nadie puede hacer un papel 24 horas al día, eres una versión de ti misma. La autenticidad traspasa la pantalla siempre. 

¿Tú te consideras una persona auténtica, directa?
Sí, sí. Yo siempre quiero que me digan lo que hago mal y bien. Porque quiero aprender. Soy muy inglesa en eso. Que me peloteen no me lleva a ninguna parte.

Cuando fue la polémica de tu peso, tú decías «la sociedad está enferma si lo que preocupa son mis kilos». ¿Cuál fue tu primera reacción cuando lo viste en Twitter? 
Sorpresa absoluta. Y luego me dio rabia, me puse a comer. ¿Y ahora os pensáis que me voy a poner a dieta? ¡Y un jamón! Me rebelé. 

Pero tu reacción fue salir a defenderte, no quedarte callada o llorar.
Por esto no he llorado. He llorado por otras cosas. Por ejemplo cuando se me vio el pecho en televisión hace unos años, que gracias al peso, eso ya se ha olvidado. Lloré porque he trabajado como una loca para llegar donde he llegado, y por un segundo, un accidente, estás en boca de todo. Que al meter mi nombre en Google era lo primero que salía. 

Estás entonces muy pendiente de las redes sociales, de lo que digan...
Sí, soy adicta. Sobre todo a Instagram, soy voyeur, veo todo, recetas de cocina... Me meto mi nombre en Google solo para saber lo que dicen de mí. 

Incluso pueden decir que estás esperando un hijo.
Sí, sí... Enseguida dan titulares. Fue una cosa que dije en una entrevista: ?Al 2015 le pido un bebé?, y ya ves.

¿Cómo es ese punto inglés que dices que tienes?
Las mujeres tenemos que trabajar el doble para llegar la mitad de lejos, y el que diga que no, miente. Tenemos que ser encantadoras, ser puntuales, meter más horas que nadie, yo solo puedo hablar por mi sexo. Y es mi padre el que se ha levantado cada día a las 4 de la mañana para entrar a trabajar en una fábrica. Y encantado. Y me ha enseñado que ante todo el trabajo. Yo crecí en los años ochenta en Bilbao y le cogí mucho miedo al paro, a no trabajar, por eso cogeré todo lo que me ofrezcan. No se me caen los anillos: he limpiado bares, he sido chica de la limpieza, he cuidado a niños, he dado clases de inglés, y de cada cosa he aprendido.

A veces solo se ve el brillo de la tele y parece todo fácil. 

Claro, hay mucho curro antes de eso. Y creen que estoy forrada. Gano mejor que alguien que trabaja en una fábrica, pero yo no tengo casa... No soy rica.

Comunicar en ti es innato. ¿Eres muy movida?
Me metía en muchos follones en el cole, he sido muy bicho. Mi madre fue quien realmente me centró; yo estoy muy conectada a mis emociones, a mi inteligencia emocional y eso viene muy bien en este mundo. Soy visceral y emocional, pero cerebral muy poco. Si me dejo ir por lo que piensa mi cabeza, malo. 

Una pregunta un poco borde: ¿alguien te ha llamado gorda a la cara?
Sí, una señora de Sevilla me dijo: «Yo pensaba que la tele engordaba pero te veo mucho más gorda en persona». Y te quedas bloqueada. «Te dan ganas de decirle, ¡señora, yo no le digo si tiene raíces en el pelo, o si le queda mal su peinado...!». Te callas.

También han salido  muchas mujeres en tu defensa.
Sí, porque todas han tenido esa sensación, alguna preocupación con el peso, con la imagen. Y con un hombre no pasa. Yo no soy modelo, no tengo que ser una 90-60-90. A mí me gusta mi físico. Siempre he sido tirando a grande. Estoy que me rompo.
 
¿Pero seguro que tu flequillo ha sido copiado en muchas peluquerías?
Sí, sí. Allí aparezco... [risas] como icono de estilo. 

A ti te encanta manifestarte, decir lo que piensas. 
Sí, tengo opinión sobre todo. 

Pues venga, opina, ¿qué prefieres un «feo» como Pablo Iglesias o un «guapo» como Pedro Sánchez?
Ay, Pedro Sánchez. Porque me resulta más atractivo. De Pablo Iglesias me gusta su sentido del humor, pero es más bajito que yo, y a mí los hombres que no me llegan a la altura de los ojos no me gustan. 

¿Te gusta cocinar?
Ahora voy a un endocrino, y he aprendido a cocinar de nuevo. Llevo 20 años cocinando lo mismo y ya era hora de aprender algo nuevo. A ver, yo según salió la polémica, no me puse a adelgazar, me dio por comer y llegué a superar el peso de mi marido, y ahí me empecé a enfadar conmigo misma, estaba incómoda. 

¿Fue todo por dejar de fumar?
Sí, y por comer. Porque yo soy de esas personas que comen emocionalmente. Soy muy visceral. Y fui al endocrino para llegar a mi peso. Estoy bajando muy lentamente. 

¿Cuánto has bajado?
No te voy a decir para no alimentar más el rollo, pero más o menos un cuarto de lo que gané. 


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