Macarena García: «A veces veo el vaso medio lleno y otras medio vacío. Yo soy de altibajos»
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Tiene claro lo que quiere y su lema vital es ver el valor de lo pequeñito. Blancanieves le regaló el Goya a la mejor actriz y desde entonces no ha parado de trabajar y cosechar premios. Ahora regresa por partida doble con «El Ministerio del Tiempo» y el fenómeno «La llamada», un milagro convertido en musical. Nos llama, y mucho, la chica de moda.
14 Oct 2017. Actualizado a las 13:56 h.
Con paso firme y seleccionando con precisión cada personaje que ha caído en sus manos. Así ha ido labrando su carrera esta madrileña de mirada intensa y sonrisa contagiosa que dio sus primeros pasos en el musical High School. «Quiero hacer historias que me emocionen, con las que aprenda, quiero interpretar personajes llenos de matices y dar lo mejor de mí en todo. Y el secreto es saber elegir bien los proyectos». Macarena García (Madrid, 1988) luce hoy radiante y serena. «Fíjate, yo pienso que todo pasa por algo. No me fustigo ni me martirizo. Prefiero quedarme con lo bueno de cada cosa que vivo». Reconoce que el Goya como actriz revelación le abrió muchas puertas: «Fue un empujón enorme a mi carrera, me dio visibilidad y eso provocó que empezaran a surgirme más proyectos. Todo ha ido bastante rápido». Al final de la charla, descubrimos a Maca, en la distancia corta, esa chica casera que disfruta haciendo cerámica, a la que le fascinan las flores y cuyo truco para dejar huella es ser una misma. «Soy un poco insegura. Eso sí, me atrevo a decir lo que pienso y no tengo miedo a decir no», confiesa.
-¿Cómo estás?
-Feliz, porque acabamos de estrenar La llamada y es una película tan bonita, tan familiar y todo lo que ha sucedido alrededor de esta historia es tan emocionante que siento que no se puede pedir más. Me siento muy afortunada y muy orgullosa por formar parte de esta cinta.
-Al frente de este proyecto están Javier Ambrossi, tu hermano, y Javier Calvo. ¿Cómo ha sido trabajar con tu hermano?
-Muy emocionante y una suerte enorme. Me conoce mejor que nadie y a la hora de dirigirme sabía perfectamente las teclas que debía tocar cuando me veía más insegura o vulnerable. Con solo mirarme a los ojos, sabe cómo estoy y por dónde debe llevarme. Ha sido un trabajo precioso, divertido y muy enriquecedor. La llamada la hemos hecho entre todos desde la amistad y el compañerismo.
-¿Cuál es el mensaje de este musical en el que, por no faltar, no falta ni Dios?
-El mensaje de esta historia es «Sé tú mismo, elige tu propio camino, atrévete a hacer lo que te haga feliz, lo que te ayuda a crecer, hacerte mayor». La religión está de fondo, como en Sister Act, pero se habla de muchos más temas.
-Estás entusiasmada con la historia. ¿Es la película de tu vida?
-Sí. Es el proyecto de mi vida. Por todo lo que supone, por la implicación personal, por mi hermano, porque ya son mi familia… Por haber empezado un proyecto de la nada y ver todo lo que ha crecido y en lo que se ha convertido. Cuando lo pienso, ¡me parece increíble!
-Una aventura «divina» y encima (sin «spoilers») con final feliz.
-Pues sí. Nunca pensé que La llamada iba a tener tanto éxito. Algo que empezó en el hall de un teatro pequeñito y hoy podemos disfrutar en pantalla grande. Los Javis [Javier Ambrossi y Javier Calvo] me han enseñado que con pasión y trabajo los sueños se pueden cumplir por muchos obstáculos que te vayas encontrando en el camino.
-¿Por qué lo dices, ha sido difícil?
-Mi hermano era actor, pero le costaba mucho que le dieran un personaje. Sin embargo, en lugar de abandonar, supo redirigirse y focalizó su atención en la dirección y la escritura de guiones. Y ahí los tienes ahora arrasando con la serie Paquita Salas y a punto de entrar en la academia de Operación Triunfo como profesores. Con pasión han encontrado su lugar en el mundo.
-Has interpretado durante tres años en el teatro a María Casado, protagonista de «La llamada», y ahora la has recuperado para la película. ¿Qué poso ha dejado este personaje en ti?
-Una huella enorme. Me ha abierto la mente y el alma y me ha enseñado a no juzgar. En realidad, encarnar otras vidas, jugar a ser otras chicas, me ha hecho más empática, me ayuda incluso para gestionar mejor las emociones.
-También estás de actualidad, porque te acabas de incorporar a la patrulla más popular de la tele, la de «El Ministerio del Tiempo».
-Sí. Me siento muy feliz y orgullosa. Y, a la vez, ha sido una gran responsabilidad y he tenido parte de miedo, porque es una serie que tiene mucho prestigio, mucho reconocimiento, muchos seguidores, que la aman, porque la consideran suya. Reconozco que llegué nerviosa, porque quería estar a la altura, pero desde el primer momento me sentí muy arropada y todo fue genial. No conozco ningún actor español que no quiera formar parte de este ministerio donde se viaja a través del tiempo para resolver todo tipo de conflictos históricos.
-Por cierto, si te colaras por una de sus puertas mágicas... ¿a qué época te gustaría viajar?
-Si pudiera viajar en el tiempo me gustaría ir un fin de semana a los años ochenta, para vivir y disfrutar de la movida madrileña.
-En la serie, interpretas a Lola Mendieta. ¿Qué te ha contagiado esta joven valiente, luchadora y con fuertes ideas y valores?
-Más que contagiarme, me inspira en determinados momentos. Me parece apasionante que mi personaje esté basado en la vida de la espía española Marina Vega. Me entusiasma la seguridad que tiene en sí misma, que se atreve a decir «no» a los hombres en una época en la que la mujer no tenía capacidad de decisión y estaba en la sombra. Cuando me tambaleo un poco, me inspira para confiar más en mí misma y me ayuda a no dudar.
-¿Es ese tu punto débil?
-Soy un poco insegura. Eso sí, me atrevo a decir lo que pienso, no tengo miedo a decir no y tengo claro lo que quiero.
-¿Qué quieres?
-¡Uf! Tantas cosas. A nivel profesional quiero hacer historias que me emocionen; quiero interpretar personajes ricos, llenos de matices y deseo ser honesta y dar lo mejor de mí en todo lo que lleve a cabo. Dicen que la carrera de un actor se compone sobre todo de noes. Para ello, es fundamental saber elegir bien los proyectos y los personajes.
-¿En alguna ocasión te has arrepentido tras decir «no», después de dar portazo a un proyecto?
-Creo que todo pasa por algo. Con el tiempo, creo que siempre te das cuenta de que la decisión tomada era la acertada, porque de lo contrario no habría podido involucrarme en otra historia. No me fustigo ni me martirizo. Prefiero quedarme con lo bueno de cada cosa que vivo. Procuro no mirar atrás.
-Se te nota muy positiva...
-Bueno. Tengo mis momentos, la verdad. A veces veo el vaso medio lleno y otras medio vacío. Yo soy de altibajos.
-Ganaste el Goya a la Mejor Actriz Revelación por tu interpretación en «Blancanieves». ¿Hubo un antes y un después en tu carrera tras lograr el premio gordo del cine español?
- Supongo que sí. El Goya fue un empujón enorme a mi carrera y me abrió puertas, me dio visibilidad y esto provocó que empezaran a surgirme más proyectos. La verdad es que todo ha ido bastante rápido.
-¿Pensaste que ganarías el Goya?
-¡Qué va! Ni se me pasó por la imaginación. Si me pilló totalmente por sorpresa que me nominaran, cómo iba a pensar que podría lograrlo. Ya solo estar seleccionada fue un regalo. Pero que me concedieran el Goya fue algo mágico, increíble.
-Cuando miras atrás y recorres tu trayectoria desde los inicios, desde ese primer papel a los 13, cuando fuiste Canelilla en «En el nombre de la Infanta Carlota», ¿qué piensas?
-A veces dudo de todo lo que he vivido. Llevo diez años y han sido muy intensos. Ha sido un tiempo en el que he aprendido mucho. Ese rodaje me ha servido para valorar ahora todo mucho más y ser hoy más consciente de la suerte tan grande que tengo no solo por poder vivir de la interpretación, sino también por poder elegir proyectos.
-¿Estás en uno de tus mejores momentos profesionales?
-Bueno... Estoy viviendo una etapa estupenda en la que tengo proyectos fantásticos y que me hacen muchísima ilusión, como son la incorporación al Ministerio del Tiempo y el estreno de La llamada, y lo que venga... ¡ya veremos! No quiero agobiarme. Prefiero disfrutar de las alegrías y los éxitos con serenidad.
-Pero seguro que durante estos diez años de carrera también habrás pasado por momentos complicados.
-Sí. He estado meses sin trabajar y lo pasé mal. Me entró miedo de que no me volvieran a llamar. Ahora estoy más tranquila. Y pienso que lo que pase será porque tiene que pasar. Cuando tengo un parón de trabajo, aprovecho para dar clases de cerámica, que me entusiasma, estar más tiempo con mi familia, para leer y para cocinar.
-¿Cómo llevas lo de estar tan expuesta por tu profesión de actriz?
-Quizá es la parte que más me cuesta, porque soy reservada y llevo una vida bastante sencilla y lo de posar en los photocall, ser el centro de atención y el que la prensa se interese por lo que hago o dejo de hacer me sorprende y me descoloca un poco. Pero como forma parte del oficio, pues siempre lo hago con muchas ganas e ilusión para impulsar los proyectos en los que me embarco.
-¿Cómo es la Macarena anónima, no la actriz sonriente que vemos posando en las alfombras rojas?
-Pues... es muy casera. Me gusta leer, pasar un día en el campo, viajar. Este verano he estado en Vietnam y he regresado fascinada por sus paisajes y su gente. Y ahora me estoy enganchando a hacer ejercicio.
-Párate para compartir un recuerdo inolvidable o una anécdota especial que hayas vivido recientemente.
-El día que me concedieron la Concha de Plata por Blancanieves. Recuerdo que me pilló comiendo en casa de mis abuelos con mi padre y mi hermano y, tras enterarnos de la noticia, mi hermano para celebrarlo me tiró confeti y serpentinas. ¡Me puse a llorar de la alegría! Fue muy bonito.
-¿Cuál crees que es tu mejor virtud?
-Tener claro lo que quiero.
-Te gustan la cocina y la cerámica. ¿Qué otras cosas te alegran el día a día?
-Disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Recuperar el valor de lo pequeñito, como ver un atardecer o darme un paseo con mi perro.
-Abramos el diccionario personal. Dinos una palabra que te guste especialmente, esa con la que te sientes identificada.
-Sensibilidad. Es bonita y suena bien.
-Un propósito que este año vas a cumplir sí o sí.
-Hacer deporte. ¡Esta vez lo consigo! He cogido un entrenador personal y me lo está poniendo muy fácil para engancharme y ser constante con el ejercicio.
-Seguro que además de mantras y lemas positivos, tienes tus manías...
-No soy nada supersticiosa. ¡Ah! Me muerdo las uñas...
-¿Hay truco para dejar huella?
-Ser uno mismo. Es lo más sencillo y creo que también lo más efectivo.
-La vida te da sopresas. ¿Qué te sorprende más a ti?
-Va a parecer una cursilada, pero me sorprenden las flores. Irradian fuerza, pero también son frágiles. Me fascinan.
-Tu próximo reto es…
-Procuro no tener retos. Prefiero ser flexible, adaptarme a lo que vaya surgiendo y que la vida me sorprenda. No soy ansiosa.
-¿Qué te llama en el amor?
-Deseo un compañero con el que vaya de la mano, que me impulse y con el que crezca.