La Voz de Galicia

Maricón perdido

Yes

Fernanda Tabarés DIRECTORA DE VOZ AUDIOVISUAL

03 Jul 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Puede que fuera Queer as folk una de las primeras series protagonizada por personajes gais que abordaba su condición sin paternalismos, caricaturas, melodramas o censuras. Toda una novedad en aquel año 2000 de su estreno, cuando por vez primera un canal de televisión de Estados Unidos emitía escenas de sexo oral y anal y de masturbación mutua entre dos hombres. Imposible no encontrar ese referente en la reciente Maricón perdido, la estupenda biografía audiovisual de Bob Pop llena de hallazgos técnicos e interpretativos y que a poco que excites tu empatía te obliga a recordar cómo vivieron los años ochenta los adolescentes homosexuales de nuestro entorno y a reclamar un ejercicio colectivo de petición de perdón. La emisión en TNT coincide con la aprobación esta semana de la ley trans promovida por el ministerio de Irene Montero y que, con algunos debates abiertos, coloca un marco institucional necesario en una realidad que compete a miles de seres humanos desasistidos hasta ahora en su diversidad y convertidos muchas veces en el escupidero de todas nuestras mierdas. En el adolescente Roberto de la serie de El Terrat cada uno podrá localizar a todos aquellos jóvenes de hace cuarenta años a los que se insultó, vejó, ridiculizó, empujó y amedrentó mientras el silencio se hacía en una sociedad que obligaba a los maricas a avergonzarse de quienes eran o a vivir en una trastienda llena de trampas. El salto en estos años ha sido espectacular y en la carrera de fondo por la normalización que nos hace mejores esa nueva ley trans es tan importante como lo fue en su momento la del matrimonio igualitario que promovió Pedro Zerolo.

Se podría presentar a doble pantalla el aula en la que el Bob Pop del instituto interpreta una versión del No llores por mí, Argentina vestido de novia antes de ser zapateado por las escaleras por sus encantadores compañeros de clase con un aula de los rapaces que hoy cursan ESO y sospecho que la conclusión sería esperanzadora. Regodeados como andamos en los vicios estructurales de esta España y su propensión a que nos amolemos los unos a los otros, resulta cierto que los adolescentes de hoy son mucho mejores que los de antes gracias a la normalidad con la que en general entienden que las personas somos diferentes, variadas, distintas y hasta polifacéticas lo que supone un ahorro ingente de sufrimientos e injusticias. Ole Bob.

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