Fernando Trías de Bes: «Las criptomonedas son un golpe de Estado encubierto»
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«Ocho meses antes de que se fuese, dije: 'Pablo Iglesias va a dimitir'», recuerda el superventas, autor de «Una historia diferente del mundo». ¿Evolucionamos?
09 Oct 2021. Actualizado a las 17:41 h.
¿Cuál es la mejor moneda? ¿Y el primer motor de la prosperidad? ¿Quién es el dueño del planeta? ¿Y los emperadores del XXI? Son algunos de los interrogantes que lanza, y despeja, con un estilo directo y creativo, Fernando Trías de Bes (Barcelona, 1967) en Una historia diferente del mundo, fruto de la reflexión en el paréntesis del covid. «Mucha gente me tacha de liberal o neoliberal, y no lo soy. Soy un humanista convencido», se defiende este economista que escribe novelas para reinventar la vida y que tiene claro que «el modelo comunista es de los peores, incompatible con nuestra naturaleza». Su nuevo libro nace también de un viaje a la isla de Ré. Allí vio, cuando un día iba tranquilamente en bicicleta, que había un mercado de productos a la venta, al aire libre, y nadie vigilando. «Había un cartel que decía: ‘Escoja el producto que desee, deposite el dinero en la cajita y tome el cambio usted mismo si es necesario’. ¡Me quedé de piedra! Innovación tecnológica, nada. Social, toda». ¿Eres capaz de imaginarlo aquí?
-Nos acercas a «Una historia diferente del mundo». ¿Se parece el momento en el que estamos a otro previo?
-Hay dos vertientes parecidas. En la sanitaria, la pandemia recuerda a la gripe española de 1918. Evidentemente, no había vacunas, pero el mundo se paró. En la vertiente económica, la pandemia se ha parecido a la época del crac del 29, con la Gran Depresión, en que se produce un freno en el consumo, una incertidumbre que a lo que conlleva es a que el ahorro se dispare... Es la traza de la liquidez. Viene Keynes y explica que, ante esa incertidumbre, se entiende que hay que dinamizar la economía a través del gasto público.
-Keynes sale por todas partes. ¿Acabaremos siendo todos keynesianos?
-Al principio de la pandemia, cuando publiqué La solución Nash, dije la frase que has dicho: hay que ser keynesianos, y quienes no lo sean deben serlo por un tiempo. En este caso, se podía poner un calendario a la recuperación. Necesitas conservar tejido empresarial y empleo. Con el gasto público hay que comprar tiempo. Tiempo para no destruir tejido empresarial y no destruir empleo, y preservar las estructuras económicas año y medio. Si no, el coste de la recuperación será mucho mayor después.
-Pero piensas: «¿Cómo nos sostendremos después, qué vendrá?»
-Hay que hacer una recuperación paulatina. La recuperación de gasto público que se ha hecho no se puede trasladar a los impuestos en dos días.
-Hay pilares psicológicos que, nos adviertes, sostienen el sistema social y económico. Es preocupante viendo el aumento de problemas mentales que ha traído la pandemia...
-Sí, hay una factura mental. Los psicólogos te dicen que este período ha producido angustia, soledad, miedos grandes y preocupaciones. Ahora es el momento en el que estamos empezando a ver la luz, a hacer vida normal. Si la gente puede empezar a disfrutar de sus familiares, sus amigos, de ir al trabajo con cierta normalidad... este daño psicológico se irá atenuando. Piensa en un paciente con cáncer, no está igual psicológicamente cuando está en un tratamiento de quimio que cuando lo ha superado, salvando las distancias... Te lo digo porque he pasado una quimio en el 2013 y, realmente, tras una situación complicada es cuando el estado de ánimo va peor. Estamos en el peor momento para evaluar el impacto psicológico del covid, da cuatro o cinco meses a la gente de vida normal y habrá recuperación. Esta pandemia no va a generar grandes cambios. Pandemias y guerras en la historia ha habido la tira. Guerras y pandemias que hayan cambiado el mundo muy pocas. El mundo seguirá más o menos igual.
-¿No habrá cambios entonces?
-Dos cosas: la digitalización y la introducción del teletrabajo. Ha caído el mito del teletrabajo, se pensaba que no iba a haber productividad y se vio que no era así. Pero en España solo han podido teletrabajar una de cada cinco personas... Cambios pocos.
-¿Colapsará el capitalismo?
-Evolucionará. Yo no diría colapso. Colapsos ha habido el de la URSS y el del sistema liberal que se ancla con la Revolución industrial y colapsa con el crac del 29. El del 2008 no ha supuesto el final de este modelo.
-Pero esa crisis está por cerrar.
-Efectivamente. Que curemos problemas económicos con soluciones financieras es insostenible. La receta para la crisis del 2008 permitió una recuperación rápida, pero seguimos con externalidades (aumento de la desigualdad e inflación de activos). Si esto no se corrige, sí podemos asistir a una corrección muy fuerte del modelo.
-¿Internet ha cambiado la sociedad más que cualquier otro invento?
-Sí. Lo digital es el primer avance en la historia que modificará a la vez la cadena de producción y la cadena de comunicación. Es el avance más rupturista de la humanidad.
-¿Pone en jaque el valor humano?
-Absolutamente. Destrucción creativa a lo bestia. Es una reconversión industrial y profesional en toda regla.
-Apuntas que vivimos ya una dictadura de la productividad.
-Y tanto. Vivimos en una dictadura digital. Lo digital dijeron que traería la posibilidad de más libre competencia. Nos genera más probabilidad de emprender, sí, pero menos de tener éxito. Hace 40 años abrías un pequeño bar y la probabilidad de que funcionara era alta. Hoy montas un espacio digital de venta y la facilidad es enorme, pero es baja la probabilidad de que te salga bien. ¡Sóplale tú a un Amazon!
-¿Unos pocos dominarán el mundo?
-Sí, Internet ha sido un gran favorecedor de monopolios.
-¿Qué problema hay en las criptomonedas?
-Son un golpe de Estado encubierto, una manera de eludir la dependencia de los bancos centrales que pertenecen a Estados concretos. Y a partir de aquí, orquestar la política económica. Los bancos centrales son los emperadores del XXI. Son gran parte del sostén de las democracias. Cuando dimitió Pablo Iglesias (yo ni lo conozco ni he hablado con ningún político), ocho meses antes dije: «Pablo Iglesias va a dimitir». Y me decían: «Si no se va a ir, con lo que le ha costado llegar». ¿Por qué lo vi? Porque él se dio cuenta de que desde la Unión Europea, con el Banco Central Europeo, iba a poder hacer una décima parte de lo que se proponía.
-¿La nueva religión es el consumo?
-Hay gente que usa el consumo para la autorrealización, ¿funciona? Pues no sé, cada uno verá... Creo que la dimensión espiritual no se arregla con marcas y productos, pero habrá quien crea que sí.
-Pero hoy todo es negocio, todo tiene un precio, hasta el autoconocimiento.
-Hay un márketing del deporte, cultural... Todo es hoy objeto de consumo.
-¿La envidia es el motor de la prosperidad y el crecimiento? Esto leemos en «Una historia diferente de la humanidad».
-Sí, la envidia y el egoísmo. El propio Adam Smith apunta al egoísmo humano como la forma de generar más riqueza. El primer recurso es la violencia, luego, con el desarrollo del sistema límbico y la compasión, la humanidad se dio cuenta de que era mejor intercambiar que guerrear. La humanidad avanza con tres pasos pa’lante y dos pa’trás. De vez en cuando emergen nuestros peores instintos. Pero la sociedad avanza, claro que avanza, hay cada vez más derechos sociales, derechos de la mujer... Y a veces los avances traen además algunos problemas.