Así es la hacienda de «Café con aroma de mujer»
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«Colombia es mucho más de lo que muestran en los medios». Esas son las declaraciones de Juan Pablo Echeverry, propietario y administrador de Hacienda Venecia, escenario de la telenovela top de Netflix y que hoy se estrena en Telecinco
04 Nov 2022. Actualizado a las 13:09 h.
Si todavía están pensando en qué hacer en las próximas vacaciones, tenemos el plan perfecto: visitar la Hacienda Casablanca de la Familia Vallejo de Café con aroma de mujer, que en realidad se trata de la Hacienda Venecia. El lugar escogido para que se conocieran Gaviota (Laura Londoño) y Sebastián Vallejo (William Levy) es una finca de tradición cafetera con más de cien años, ubicada a pocos minutos de Manizales, una ciudad en el occidente de Colombia en medio de los Andes, en la región del Paisaje Cultural Cafetero.
Los atardeceres en tonos anaranjados, los cafetales florecidos y las casas coloridas que se ven en la telenovela son solo algunas de las razones para enamorarse de este paisaje, declarado patrimonio mundial por la Unesco desde el 2011.
En la zona se cultiva café desde hace más de 150 años. El «suave lavado de Colombia» es considerado uno de los mejores del mundo. Y esta relación entre los hombres y la tierra ha condicionado la forma de vida, la organización y la cultura de los pueblos de alrededor, haciendo crecer la economía del país antaño y convirtiéndose en una atractivo turístico en los últimos años.
Además del Caribe en Cartagena, el Amazonas al sur del país o los encantos urbanos de Medellín, el centroccidente del país no deja de conquistar turistas internacionales e inspirar paisajes de películas y telenovelas. Fue el caso de Encanto, la película de Disney que incluyó las palmas de cera en el Valle de Cocora (a pocas horas de la Hacienda Venecia) dentro de sus escenarios; y de los cafetales y pueblos coloridos en los que Sebastián y Gaviota viven su historia de amor.
«Esta es una oportunidad para que las personas conozcan que el país es mucho más de lo que han mostrado los medios. No porque no haya episodios de violencia, sino porque no es lo único que tenemos para mostrar. Aquí se evidencia una Colombia profunda que es muy bonita», asegura Juan Pablo Echeverry, propietario y administrador de Hacienda Venecia, al hablar sobre la telenovela que ocupó el primer puesto del top 10 de Netflix en España y otros países hispanohablantes.
Más de uno ahora estará hablando de usted, hilando las frases con un pues que le escucharon a Gaviota, o disfrutando los primeros planos de Sebastián. Pero mientras aparece o encuentran al heredero de una hacienda cafetera, pueden disfrutar, ya no el cuento de hadas, sino del día a día de los caficultores.
Para llegar a esta hacienda hay que coger un vuelo directo entre Madrid y Bogotá, una conexión con frecuencia diaria en diferentes aerolíneas. Una vez allí, tendrán que subirse de nuevo al avión para llegar desde Bogotá a cualquiera de las ciudades del Eje Cafetero: Manizales, Armenia o Pereira.
Pueden alquilar un carro, subirse a un bus o, si quieren vivir la experiencia completa, coger un Willys: un vehículo todoterreno típico de la región en el que no solo viajaba Gaviota, sino los otros trabajadores de las fincas. Funcionan también como transporte intermunicipal entre algunos pueblos y forman parte de los elementos del Paisaje Cultural Cafetero.
Una vez en la Hacienda Venecia pueden dormir en la casa principal, para darse un lujo al estilo de la familia Vallejo; en el coffee lodge: una casa en la ladera de la montaña, que también cuenta con habitaciones privadas o en el hostal (albergue), donde hay que compartir estancia. En cualquiera de las opciones, no solo amanecerán en una auténtica finca cafetera en funcionamiento hoy en día, sino que podrán disfrutar de otras actividades como la visita al volcán Nevado del Ruiz, el Valle de Cocora o algunos de los pueblos cercanos como Salamina o San Félix, que también sirvieron de escenario para la telenovela.
El día en el cafetal
Si yo estuviera de vacaciones en una finca cafetera, me despertaría muy temprano para ver el amanecer en la montaña y me tomaría una chaqueta o tinto (denominaciones coloquiales del café que se degusta en los cafetales). Es típico prepararlo en colador de tela y endulzarlo con panela —un derivado sin refinar de la caña de azúcar—. Después me sentaría en uno de los balcones o me acostaría en la hamacas a observar los pájaros de colores que se pasean por los árboles de la hacienda. Colombia es el país con mayor diversidad de aves del mundo, y, además de las que seguro encontrarás solo con llegar al Eje Cafetero, hay diferentes actividades de avistamiento de aves, donde se podrán apreciar más de 250 especies.
Para empezar el día con el pie derecho, desayunaría arepa, queso y chocolate. El resto de la jornada depende un poco de los gustos. Los más sibaritas pueden hacer una cata de café en la hacienda. «El café —salvando las distancias— tiene una similitud muy bonita con el vino», asegura Echeverry. En la actividad podrán conocer algunos de los 36 aromas presentes en el grano y las características que influyen en su sabor.
Si quieren aprovechar al máximo la estancia y conocer los alrededores, pueden conocer algunos de los pueblos de Caldas, Risaralda o Quindío, que también forman parte del patrimonio cafetero. Recorrer las calles principales llenas de casa de colores, restaurantes típicos e iglesias características es un auténtico placer. Si son más de montaña, pueden ir al Parque Natural Nacional de los Nevados, a tres horas en coche de la hacienda, o visitar el mayor bosque de palmas de cera en Tochecito (cerca de Salento).
Si son más de ir empapándose de la cultura a prueba de sabores, no se olviden de comerse una bandeja paisa, unas empanadas y preguntar por el plátano (que no es la fruta a la que estamos acostumbrados en España), el cacao y disfrutar de la gastronomía variada, resultado de los ingredientes de uno de los países con más biodiversidad del mundo.
No hace falta que recomiende fechas porque la ubicación del trópico hace que todo el año el clima sea más o menos igual: temperaturas constantes entre 18 y 26 grados (en las montañas cafeteras). Así que solo hacen falta algunos días libres, unas horas en el avión y muchas ganas de sumergirse en la profundidad de los cafetales.
Cómo hacer «tinto colombiano»
- El secreto es la aguapanela. La panela es un derivado tradicional de la caña de azúcar, un endulzante sin refinar. Cuando se diluye en agua hirviendo se llama aguapanela y se puede beber sola o, en este caso, utilizarse para hacer un café de finca.
- Cantidades: Agrega una cucharada de café, o 14 gramos si te vas a poner sibarita, por cada pocillo de 200 mililitros.
- Cuélalo: Pon el café en el filtro de tela y agrega el aguapanela lentamente durante cuatro minutos. Asegúrate de que el filtro esté elevado y no toque la bebida, como en la foto.
- Disfrútalo: Retira el colador, sirve el café y prepárate para disfrutar un auténtico tinto de finca con todo el sabor tradicional.