Santiago Niño-Becerra: «Algunos han entrado en los mundos de Yupi, creen posible otra política económica»
Yes
«El 2023 en España será suave. Después vendrán los recortes, Bruselas empezará a exigir», advierte el catedrático que predijo el crash del 2010, que anticipa cómo viviremos las familias españolas esta Navidad
27 Nov 2022. Actualizado a las 18:06 h.
Fíjense en los niños de la generación T o en Blade Runner 2049, porque es una forma de asomarse al futuro, según el doctor en Economía Santiago Niño-Becerra, catedrático emérito de la Universidad Ramón Llull, y autor de El crash del 2010 y Futuro, ¿qué futuro? Claves para sobrevivir más allá de la pandemia.
El economista dibuja qué nos aguarda a la vuelta de la Navidad y en el horizonte de los próximos años. ¿Pasaremos la Navidad, literalmente, a dos velas? «Pienso que no, aunque la energía seguirá cara y también los combustibles. Muchos estudios apuntan que esta Navidad el gasto, sobre todo en regalos, será alto: se gastará menos en cada regalo pero se adquirirán igual número de regalos o más. Descenderá el gasto en alimentación y en ropa. Es decir, habrá una nueva situación de carpe diem poblacional, como en verano, a pesar de que el número de concursos de acreedores está aumentando y de las subidas de tipos de interés». Niño-Becerra ha estado a principios de este mes en Santiago en unas jornadas de APD para descifrar, precisamente, el mundo que está por venir.
—¿Adónde nos llevará en breve la revolución tecnológica?
—En lo económico, la gran consecuencia será que la demanda de trabajo disminuye. Es decir, se necesitan menos horas de trabajo y las horas de trabajo que se necesitan son unas horas muy concretas. Ahora, por ejemplo, todo el mundo está contento con que Cisco creará en Barcelona un centro de diseño de microchips. Están utilizando la noticia antes de que se vean las consecuencias. La tecnología va a ser buena, pero gran parte de las profesiones van a quedar al margen. Y a medida que la tecnología vaya bajando de precio, más aún. ¿Sabes cuál es una de las profesiones de las que hay más demanda? Amasadores de pan, panaderos. ¿Por qué? Porque esa función aún no la puede desarrollar la tecnología con plena satisfacción. Ahora, en el momento en que haya una amasadora robotizada que amase el pan igual que un humano...
—¿Se acabará la demanda de panaderos? Ya hay un robot que es CEO de una compañía de juegos oriental, ¿pero qué nivel de control y autonomía tendrán las máquinas? Siempre habrá alguien detrás, humanos tomando decisiones, ¿no?
—Alguien sí. Ya hace unos años se elaboró un estudio en el que se concluía que en algún momento del XXI para elaborar el cien por cien del PIB del planeta únicamente hará falta el 5 % de la población.
—Hace poco nos recomendaba volver a ver «Cortina de humo», para jugar a las similitudes con la actualidad. Vemos cortinas de humo por todas partes, quizá para enfurecer al personal...
—¿La gente está enfurecida? ¿Te refieres a las huelgas de Renfe y los transportistas?
—¿No se aprovechan debates políticos e ideológicos para enfadar al personal y distraerle de lo económico?
—Hay personas que se están aprovechando de la situación, y desde hace unos años algunos han entrado en lo que podríamos llamar los mundos de Yupi. El otro día, por ejemplo, me abordó un señor que creía posible lo que estaba diciendo: creía que podían aumentar los salarios, reducirse el paro, hay quienes creen que es posible otra política económica... Algunos lo creen, no se paran a pensar que es una entelequia. Se confunden conceptos. Yo le decía: «¿Pero cómo quiere usted que suban los salarios si no aumenta la productividad? Él no tenía claro qué significa el concepto productividad. Creía que aumentar la productividad sería posible contratando a más gente, cuando hoy es al revés.
—¿Esta tendencia seguirá: contratar cada vez a menos gente?
—Sí. Hace días se daba la noticia de que Elon Musk comentaba que Twitter puede quebrar. Musk es muy listo. Si Twitter quiebra, automáticamente puede renegociar su deuda, y él ha aumentado la deuda de Twitter en 13.000 millones de dólares para poder comprar la red social. Esto es legal, es algo que puede hacer alguien que tiene el poder económico de Musk. Se habla también de los 11.000 despidos de Meta, dicen: «Nos equivocamos si creímos que la expansión de internet que se produjo en la pandemia iba a continuar». Yo esto que dicen no me lo creo, lo que pasa es que ahora aquella fase de internet plano ya está evolucionando y entramos en una etapa de internet dinámico, de metaverso. Hay que redefinir la empresa. Meta despide a 11.000 personas, pero contratará a 10.000 más que (me lo invento...) 5.000 serán de los que han echado ahora y otro 5.000 nuevos. Estamos en una redefinición permanente. En el mundo de la logística se está produciendo una oleada de absorciones. Van a quedar cuatro megaempresas, ¡como en todo! Produciéndose esta concentración de capital, ¿cómo demonios el mundo del trabajo piensa que va a continuar con su protagonismo?
—Porque vivimos en una burbuja quizás. ¿No vive el funcionariado español, por ejemplo, en una burbuja?
—España tiene una de las tasas de funcionariado sobre población activa más bajas de Europa. El primer problema es que hay empleados públicos que funcionan bien y otros que no, y el segundo problema es que son inamovibles. Este es un problema grave... Y es un colectivo numeroso, de más de dos millones de personas, aunque hay muchos que son temporales. ¿Colectivo numeroso qué quiere decir? Fuerza política. Una pyme de 6 trabajadores cierra y no pasa nada, no hay coste político.
—¿Qué ha pasado en España con los fondos Next Generación?
—En España, la concesión de estos fondos está siendo muy lenta. El Gobierno se lo está mirando con lupa, porque van a venir auditorías, Bruselas va a decir: «Venga pa’cá y explíqueme esto y aquello». Así que la documentación que están pidiendo es monstruosa. Hay despachos de abogados que se han especializado en todo el papeleo y la dinámica para la solicitud de estos fondos. Por otro lado, calcula el lugar en el que va a quedar España si le han concedido 140.000 millones y resulta que solo aprovecha la mitad.
—¿Qué va a suceder entonces?
—España va a quedar retratada. Estos fondos son para cosas concretas, no puedes usarlos para pintar la fachada de un hotel. ¿El modelo productivo español es capaz de absorber 140.000 millones en nuevas tecnologías, sostenibilidad ambiental...? Yo creo que no. Es como el niño pequeño que quiere que le den 25 caramelos, los coge, si se los come le dará una indigestión y si no los come alguien le dirá: «¡Has dejado sin caramelos al compañero y te has comido diez...!».
—Explícanos el problema de España con la deuda.
—Italia nos supera en deuda pública, pero lo importante de la deuda es qué parte es exterior y qué parte interior. es decir, qué parte de la deuda, sea pública o privada,la tienen inversores extranjeros y qué parte inversores nacionales,. Siempre se habla de la deuda pública, pero poco de la privada, que es la de familias y de empresas. La clave es saber qué parte de la suma de deuda pública y deuda privada está en manos de inversores exteriores, ya que cuanto mayor sea la deuda exterior mayor es la dependencia del país. Y España tiene el honor de ser el segundo país del mundo, solo por detrás de EE.UU., en deuda exterior. El Gobierno siempre dice que estamos mejor que Italia, pero Italia tiene un nivel de deuda exterior mucho más bajo que España.
—Y España no tiene un modelo productivo como el Estados Unidos...
—Ni la fuerza. La fuerza a EE.UU. se la da el dólar. Estados Unidos cuenta además con la gran ventaja de saber que le van a comprar toda la deuda que emita. Encima, EE.UU. paga los intereses con la moneda que él imprime. Y lo mejor, todo eso el resto del mundo lo acepta.
—¿Qué va a exigir Bruselas y cómo puede responder España a corto plazo?
—El 2023 será suave para España, porque hay elecciones, por eso Bruselas no va a exigir grandes cosas el año que viene. Imagina unas elecciones generales en una atmósfera de huelga general... Ahora, después, en el 2024, las cosas se van a poner muy complicadas para España. Bruselas va a empezar a exigir cosas que no había exigido, y a la ciudadanía... Creo que los recortes de gasto público se van a producir en el 2024. Un detalle: a pesar de que Bruselas ha dicho que los mantenimientos de las vías de comunicación deben financiarlos los usuarios, no ser pagados con los presupuestos del Estado, en España ess debate está aparcado, y concesiones que están venciendo se están liberalizando.
—No en Galicia...
—Porque no habrá vencido ninguna concesión. Aquí en Cataluña hay dos autopistas que han acabado las concesiones y la gente ya no paga peaje. Pero ya han dicho que se va a tener que pagar una tasa por mantenimiento de autopistas y autovías. Dicen que hasta el 2024 no llegará. Es decir, el 2023 tiene que ser un año lo más tranquilo posible. El problema para el Gobierno actual será si en el 2023 fuera pasan cosas. Por ejemplo: si el invierno es malo a nivel energético, si las cadenas logísticas no se reconstruyen, si los tipos de interés suben mucho más de lo que en principio se ha pensado porque no se reduce la inflación, etcétera.
—¿Cabe prever que disminuirá la esperanza de vida?
—Seamos realistas. La esperanza de vida se la debemos a la sanidad pública universal. En el momento en que empiece a haber recortes en sanidad, la esperanza de vida caerá.
—¿Determinismo económico: sobrevivirán solo los que lo puedan pagar?
—Y los necesarios (el ingeniero tal, este biólogo, aquella especialista...). Fíjate en una cosa que ha hecho Zuckerberg en los 11.000 despidos de Meta: les ha dado una indemnización mayor que la que marca la ley y les ha mantenido el seguro médico seis meses.
—¿Qué perfiles profesionales triunfarán más?
—Los de aquellas personas que puedan, utilizando las herramientas tecnológicas necesarias, realizar tareas de forma autónoma. El 6G va a ser la monda. ¡Con el 6G todos vamos a estar conectados con todos y con todo permanentemente! El que no quiera estar ahí, estará fuera del mundo. Si se van se van. Creo que muy poca gente querrá irse, porque eso significará el aislamiento, la soledad total.
—¿Qué hacen (quienes lo tengan) con un pequeño colchón de ahorro?, ¿en qué invertir?
—¿Qué vas a hacer con 200, con 1.000 o con 3.000 euros? Guardarlos para un imprevisto. Según el último CIS, el 51 % de las familias españolas no pueden hacer frente a un imprevisto, como que se les rompa la nevera.
—Muchos ancianos ya están fuera, fuera de ese mundo hiperconectado.
—Sí, un anciano actual, en general, el problema que tiene es que no se puede enganchar a este mundo, no lo entiende, es una persona acostumbrada a hacer las cosas de otra manera, con lo cual ha quedado al margen de la evolución.
—¿Qué película se parece al futuro?
—En un horizonte de 10 -15 años, el mundo será el de Blade Runner 2049. Y a más largo plazo un mundo Elysium. Habrá una minoría muy reducida y el resto, el resto que sobreviva. Para acabar de completar, estaría bien ver una película muy antigua, de los 70, Soylent Green.
—Algunas generaciones, adviertes, lo van a pasar mal, ¿la que más, la inadaptada?
—La última generación «antigua» es la de los millennials (la Generación Y, los nacidos entre 1984 y 1995), y aún tienen ilusiones sobre consumo. A los millennials ya se les está llamando los abuelos de internet. En EE.UU. se ha hecho un estudio que concluye que el 42 % de la generación Z tiene trastornos mentales. Esta gente va a vivir completamente el cambio. Son gente que, según un estudio realizado en EE.UU., tiene un tiempo máximo de atención de 7 minutos. La mayoría tendrán grandísimos problemas para integrarse en el mundo profesional. La generación T o Alfa (los nacidos del 2008 al 2023) es otra historia, ya están totalmente integrados, pero, ojo, estos van a ser unos killers: no tendrán pasado con el que comparar. Si observas a los chicos de la generación T, verás cómo es el futuro.Cómo reaccionan, qué hacen, cómo piensan, ante la política, la tecnología... Observándoles, ves el futuro. ¿Tú aceptarías que el jersey que llevas tuviera una etiqueta RFID que estuviera conectada con tu seguro médico y, por otra parte, con la base de datos de la sanidad? Pregúntale a un chico de la generación T. No le dará importancia. Sabrán cuándo sudas, cuándo tienes calor... A principios de los años 2000 se empezaron a poner cámaras por todos lados y nos dijeron que era para protegernos del terrorismo. Ahora nos dicen que deben saber todas estas cosas, pero que es por nuestra seguridad personal, por salud, bienestar, etcétera. Nosotros lo podemos criticar porque podemos comparar. Los de la generación T no pueden comparar con nada. A un nivel profesional, un crío, una cría, que ahora tenga 10 años, cuando tenga 25, dentro de 15, en el año 2038 piensa cómo habrán evolucionado los temas económicos y tecnológicos. En el 2038 ya habrá 6G, todo estará conectado con todo. Y eso es pasado mañana.