La Voz de Galicia

Francisco Prol Lucio, casi un 10 de media en la universidad: «No he suspendido nunca, pero no me considero un coquito»

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Candela Montero Río Redacción / La Voz

Por esta hazaña le otorgaron dos premios extraordinarios de grado, aunque cree que es algo que cualquiera podría conseguir con trabajo y un poco de suerte

20 Apr 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Estudió dos carreras a la vez y rozó la perfección en ambas. Francisco Prol Lucio (O Grove, 1998) cursó el doble grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidade da Coruña y las terminó con casi un 10 de media en las dos (en concreto, un 9,8 en cada una). Obtuvo el premio extraordinario de grado en el curso 2021-2022 en ambas titulaciones, pero él le quita continuamente hierro al asunto y responde con un tímido «bueno, bueno», entre risas, a cada halago.

Insiste una y otra vez en que él no es un chico listo: «No me considero una persona fuera de lo normal ni que haya hecho nada extraordinario, creo que con trabajo todo el mundo puede conseguir estos resultados». Aun así, hay dos personas a las que, asegura, debe parte de este éxito: sus padres, quienes, aunque su hijo siempre sacó buenas notas, «nunca dejaron de estar orgullosos». «Me educaron para trabajar duro y yo siempre fui de esforzarme en todo lo que hago, y en la carrera salió bien», dice. Efectivamente, no le salió mal: «Todas mis notas durante el doble grado rondan el 9,5. Algunas algo más altas y otras un poco más bajas, pero no mucho, ¡que si no la media baja enseguida!», bromea.

Veinte o treinta dieces

¿Y cuántos dieces hacen falta para lograr una media de 9,8? Francisco confiesa que no los ha contado, pero es capaz de hacer una aproximación: «Habré sacado entre veinte y treinta, veinticinco redondeando». Lo que nunca ha experimentado es bajar del cinco en ninguna de las pruebas académicas a las que se ha enfrentado: «No recuerdo haber suspendido ninguna asignatura en mi vida, aunque en la carrera sí que hubo alguna a la que no me presenté en la primera convocatoria».

¿Cómo se hace? ¿Cuál es la fórmula para quedarse a tan solo un par décimas de la perfección en dos carreras simultáneamente? Para Francisco no hay «ningún secreto», y lo achaca a una combinación de tres factores: trabajo, ilusión y fortuna: «Sacar buenas notas no es cuestión de ser más o menos listo, es cuestión de echarle horas y ganas. Y la suerte también es un elemento muy importante: dos personas que han estudiado lo mismo, según las preguntas que le caigan en el examen o cómo estén en ese momento, es muy fácil que obtengan distintos resultados». Otro factor que influye es el talento: «También es cierto que cada persona es buena en una cosa por naturaleza ya sea con los números, estudiando, jugando al fútbol o al chinchón», reconoce, aunque defiende que esto no tiene por qué ser decisivo. «En el doble grado, por ejemplo, siempre hay una de las dos carreras que te gusta más y se te da mejor, pero yo creo que eso solo va a influir en el tiempo que le tengas que dedicar a cada una», señala.

Reconoce que «sin echarle horas, es imposible alcanzar esa media», pero hay una creencia que le gustaría erradicar: «La gente suele caer en el estereotipo de que para sacar buenas notas hay que ser un coquito encerrado, y no es así, en absoluto. Es posible buscar el equilibrio y se puede encontrar tiempo para todo. Por supuesto, es necesario dedicarle horas, pero sacar dieces no implica dejar de tener vida: yo siempre conservé mis amigos y salíamos de fiesta como todo el mundo». Y es precisamente el equilibrio la base de la organización que, durante los seis años que pasó en la universidad, lo condujo a alcanzar uno de los mejores expedientes: «Nunca llegué al nivel opositor. Tengo amigos que están preparando las pruebas y eso ya es otro nivel, es difícil compararlo. Es cierto que cuando más apretaba era en los meses de diciembre y mayo, porque había exámenes. Por ejemplo, si un Fin de Año tenía que estudiar me quedaba sin salir», explica, aunque relativiza estos sacrificios. «Pero si una noche no puedes irte de fiesta vas otra y ya está, no pasa nada. Además, todo eso acaba compensando al final. Yo estoy contento con cómo lo he hecho», defiende.

Parte de estos amigos que lo acompañan en su tiempo libre los conoció, precisamente, en las aulas de estas dos facultades: fueron durante seis años compañeros de clase, fiestas y bibliotecas con los que, asegura, nunca hubo ningún tipo de rivalidad: «Hay otros dos alumnos del doble grado que también se llevaron esos premios y tienen más de un 9 de media. Aún son mis amigos a día de hoy y nunca nos enfrentamos por una matrícula. A veces, coincidía que en alguna asignatura sacábamos la misma nota y le hemos dicho al profesor: échala a cara o cruz, que no nos vamos a pelear por una matrícula». Una actitud que sorprendía a los propios docentes: «No sé por qué, pero a veces los profesores tenían la imagen de que los alumnos de doble grado éramos más competitivos y que nos íbamos a pelear por sacar más nota que el compañero de al lado. No era así para nada», rememora.

«Para encontrar trabajo no todo es lo que pone en el currículo. En las entrevistas hay que dar la cara y demostrar que eres una persona normal, capaz de mantener una conversación y razonar»

Apasionado de los números desde bien pequeño, ya fue, en su día, la segunda nota más alta de Galicia cuando hizo la selectividad. En aquel momento, decidió sumar a su formación el grado en Derecho «porque tenía buena media y por hacer algo más», algo de lo que no se arrepiente y que volvería a hacer, aunque tampoco esconde que «volvería a tener las mismas dudas». «También me planteé que a lo mejor una carrera de ciencias, como una Ingeniería Informática, me podía haber gustado más. Pero estoy contento con adónde me ha llevado el camino, así que lo repetiría», reflexiona.

Un itinerario que lo ha llevado a dedicarse al mundo de la auditoría, en el que trabaja actualmente. Cree que ha acertado con el camino profesional que ha tomado, pero reconoce: «En el momento que sales, siempre tienes la duda de a qué quieres dedicarte». No tardó en encontrar empleo, aunque asegura que, en ese campo, las notas no son lo más importante: «Para encontrar trabajo no todo es lo que pone en el currículo. Tuve que pasar varias entrevistas y ahí hay que dar la cara y demostrar que eres una persona normal, capaz de mantener una conversación y razonar. Hay que, precisamente, desmentir el mito del coquito».

Este firme defensor de que «con tiempo, las cosas se consiguen», lanza un mensaje a los futuros universitarios: «Es importante hacer algo porque te gusta y no hacerlo por hacerlo. Si estudias Derecho solo porque tu padre es abogado, puede que estés errando el camino». «Muchas veces cuando estás estudiando, te planteas para qué le dedicas tantas horas, si realmente luego vas a entrar en un trabajo y nadie se va a acordar. Por eso es importante escoger algo que te apasione, pensar en qué te aporta y a dónde quieres llegar», concluye.


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