La Voz de Galicia

¿Mató Lana Turner a su amante, Johnny Stompanato?

Yes

ANTÍA DÍAZ LEAL

Cheryl Crane tenía solo 14 años cuando fue absuelta por la muerte del amante de su madre. Él era un guardaespaldas relacionado con el mafioso Mickey Cohen. Ella, la estrella del cine Lana Turner. El escándalo estaba servido

09 Jun 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Como tantas otras veces, la vida imita al arte. Y en el caso del cine, esa imitación no parece tener fin. El caso de la muerte del gánster Johnny Stompanato es carne de guion. Así lo entendió Woody Allen al inspirarse en el crimen para su película Septiembre: una antigua estrella de cine visita a su hija, una mujer adulta marcada por el asesinato del amante de su madre, cuando era una niña. Porque esta es la línea argumental de la noche del 4 de abril de 1958, cuando la hija de Lana Turner, de solo 14 años, apuñaló a Stompanato. Lo que siguió después fue uno de los juicios más mediáticos de la época y, según las malas lenguas (que en Hollywood eran muchas), la mejor actuación de la carrera de Turner.

 En una memorable escena de L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997), el policía que interpreta Guy Pearce entra en un bar y se enfrenta a una pareja. Él, moreno y con pinta de chulo. Ella, rubísima y glamurosa. El policía cree que es una doble. «¿Desde cuándo los matones y las putas firman autógrafos?», les suelta. Detrás, la sonrisa irónica de Kevin Spacey. «Es Lana Turner», le dice. Ahí están Stompanato y Turner, aún acaramelados, antes de la tragedia, aunque los antecedentes no presagiaban nada bueno.

La relación de la mafia con Hollywood es casi un subgénero, desde hace décadas. Aún hoy podemos encontrarlo en The Offer, la serie que narra la complicada producción de El Padrino. Gánsteres, cantantes, casinos, estrellas. Todo aquel mundo, en el que vivía y disfrutaba Stompanato, seguía vigente en Los Ángeles casi veinte años después. La diva del cine de los 40 y los 50, la Cora de El cartero siempre llama dos veces (Tay Garnett, 1946), la Georgia de Cautivos del mal (Minnelli, 1952), apenas hacía ya carrera en el cine cuando Paramount preparaba El Padrino, pero las relaciones de la mafia con el cine, y el propio Mickey Cohen, el jefe de Stompanato, seguían allí.

A GOLPES CON CONNERY

¿Cómo empezó todo? En 1957, recién separada del actor Lex Barker, Turner empezó a recibir mensajes de Stompanato. Que insistió e insistió a pesar de las dudas de ella, preocupada por las más que dudosas actividades de él. Vinculado al hampa de Los Ángeles, guardaespaldas del mafioso Mickey Cohen, con fama de seductor e incluso de extorsionar a mujeres mayores que él (tenía 30 años), disfrutaba del apodo de Óscar, no por su relación con el cine... sino por el tamaño de la estatuilla.

Su relación duró un año e incluyó peleas constantes, maltrato físico y psicológico, reconciliaciones y una complicada convivencia con Cheryl, la hija que Lana Turner había tenido con su segundo marido, Steve Crane.

Durante aquel año, mientras Turner rodaba con un jovencísimo Sean Connery en Londres, Stompanato se presentó en el rodaje y acabó en medio de una pelea con el actor escocés, que lo echó del plató y recibió amenazas del propio Cohen. En un incidente en el que acabó implicado Scotland Yard, el celoso novio fue metido en un avión a Los Ángeles. En su biografía, publicada en los años 80, Turner afirmó que en aquel viaje él había intentado estrangularla. La violencia fue una constante en aquella relación, tal y como contó la actriz.

En marzo de 1958, Turner, nominada al premio a la mejor actriz por Peyton Place, acudió a la gala de los Óscar sin su pareja. Turner contó que después él la agredió. Unos días más tarde, Stompanato se presentó en casa de la actriz, donde estaba también la niña, y comenzó una pelea en la que amenazó con matarlas a las dos. Cheryl cogió un cuchillo y acudió a defender a su madre, que al principio pensó que la niña solo había golpeado al hombre... hasta que vio la sangre. Y aquí comenzó el escándalo, con un juicio retransmitido en directo, con las cartas que Turner enviaba a Stompanato como prueba (vendidas por el propio Mickey Cohen) y el perfil de la defensa de una niña inocente que no sabía lo que hacía y un hombre muy violento que abusaba de su madre. Los medios de la época hicieron su agosto con aquel caso y la declaración de Turner, con un discreto traje de chaqueta y un pañuelito blanco para las lágrimas, se convirtió en una interpretación legendaria. Radio, televisión, portadas en periódicos y revistas, hablaron de una relación a dos bandas de Stompanato con la madre y la hija, de celos, de la animada vida sentimental de la actriz (había estado casada cinco veces antes), de si el crimen lo había cometido Lana pero decidieron acusar a la adolescente porque tendría más posibilidades de salir impune... Finalmente, Cheryl fue absuelta, al entender que apuñaló al hombre para defender a su madre. Fue trasladada a un internado del que se escapó, y la prensa se dedicó durante años a relatar su azarosa vida. Pasó por varios centros psiquiátricos, tuvo problemas con las drogas e intentó suicidarse (al igual que su madre, diez años antes) antes de trabajar como modelo y dedicarse después a la restauración y al sector inmobiliario. Cheryl escribió muchos años después su propia historia y mantuvo la versión oficial: que había actuado por miedo a que él las atacase a ambas. En sus memorias, acusó a Lex Barker, exmarido de su madre, de violarla durante el matrimonio con la actriz. No mencionó ninguna agresión sexual por parte de Stompanato.

IMITACIÓN A LA VIDA

Nadie daba un duro por la carrera de Turner después del crimen y el juicio. Y sin embargo, el maestro del melodrama Douglas Sirk le sirvió en bandeja de plata la redención tan solo un año después con Imitación a la vida, un dramón sobre la relación de una estrella con su hija y de la criada de ambas con la suya. Aquella película fue un éxito y solucionó cualquier problema financiero que la actriz pudiera atravesar: cobró buena parte de las ganancias de la película. Unos años después, su papel en Madame X, de Alexander Bisson, le valió un premio David de Donatello. A partir de ahí, se refugió en el teatro y la televisión. Fumadora y bebedora empedernida, anunció que padecía un cáncer de garganta a principios de los 90. En el 94 recibió el premio Donostia en el Festival de San Sebastián. Elegantísima, vestida de rojo, recogió su premio y entregó la Concha de Oro a Imanol Uribe por Días Contados.

Sería su última aparición pública: Lana Turner murió nueve meses después, a los 75 años, dejando tras de sí un legado de glamur, drama y hasta un homicidio. No muchas actrices de la época dorada podrían decir tanto. Ni siquiera al morir dejó las cosas tranquilas: su hija impugnó el testamento, porque Turner dejó la mayor parte de su fortuna a su ama de llaves, Carmen López.


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