Cristina Tárrega: «Nadie apostaba por mi matrimonio con Mami Quevedo, pero mi madre sí»
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Conduce «La vida sin filtros», pero ella es más de maquillarse la cara, «no la vida». Y reconoce que se sorprende con los testimonios que presenta. «En Galicia hago la mejor dieta del mundo», confiesa esta valenciana a la que no le gusta ceñirse al guion
18 Jul 2023. Actualizado a las 09:24 h.
Es viernes y Cristina Tárrega (Valencia, 1967) atiende la llamada desde el coche, esperando a que se ponga en verde el semáforo. El verano se le ha complicado a la que fue la voz radiofónica de las noches de los noventa, pero reconoce estar feliz con el nuevo programa que presenta los sábados en Telecinco. Conduce La vida sin filtros y asegura que es el proyecto que llevaba tiempo esperando para volver a la primera línea de fuego televisiva. Eso sí, a estas alturas del partido no le duelen prendas en cubrir otros puestos. Hay que hacer de todo, comenta.
—¿Echabas de menos presentar?
—Francamente, no lo echaba de menos. Creo que dentro de nuestra profesión, tenemos que saber estar en diferentes puestos. No sufro si no estoy presentando. Hay que saber esperar tu formato y bueno, me he mantenido bien, de perfil, pero no me ha faltado el trabajo. He trabajado incluso más. Yo tengo una agencia de comunicación y he aprendido mucho. No todo es presentar. Pero si el formato te gusta, es el momento, alguien te lo ofrece, con la cadena que quieres, la productora que quieres... pues dices: «¡Vale!».
—¿Has dicho muchas veces que no a proyectos interesantes?
—Yo no soy de decir no, soy de hacerme la loca. Soy de Valencia y allí tenemos mucha anguila, entonces me pongo muy escurridiza. Y estaba muy pesada con un emotime y lo quería así. Y este año ha confluido. Y luego, yo tenía mucho trabajo. No me puedo quejar. De hecho, he visto cosas que han pasado por delante de mí y las ha hecho otra persona y, o no han funcionado o no han sido felices. A ver, que ya tengo una edad y quiero ser feliz. Y en este programa soy inmensamente feliz.
—¿Eres de esas personas que no tienen filtros?
—La vida no tiene filtros. La puedes maquillar, la puedes convertir en una utopía, pero los testimonios y los casos que tenemos en el programa, como por ejemplo, el de una señora que vive en la misma ciudad que la persona que atropelló a su hermana y la mató. ¿Tú puedes poner algún filtro a eso?
—¿Pero eres de las que pones filtros en tu vida?
—A mí me gusta poner respeto y educación. El respeto no lo pierdo nunca. Ahora, ¿filtros? Pues depende de para qué o con qué. Si tengo que contarte algo, de verdad mío, no le voy a estar dando vueltas. Porque entonces me engaño a mí misma. Me maquillo la cara, pero no la vida.
—El programa recuerda al que hacías en la radio donde no había guion, aunque en la tele todo está más medido...
—Yo no tengo guion. No tengo nada, no me cuentan nada. No sé lo que va a pasar. De hecho, esa es de las primeras cosas que me plantean: «Mira, Cristina, no te vamos a contar absolutamente nada porque queremos contar con tu capacidad de sorpresa y sorprenderte». Y me dije: «Pues lo agradezco»
—¿Te mueves bien en el plano de los sentimientos?
—Me muevo muy bien con el ser humano. Todos tenemos tantas cosas que aportar y que contar... No hace falta que sea el famoso o el rico, sino que en la calle hay tantas maravillas... no me dejo de sorprender. Ahora mismo iba en el coche y he visto a un chaval cómo llevaba a su abuela cruzando la calle. Y he visto una ternura de ese chico hacia su abuela... y he pensado: «¡Qué maravilla!». Me quedo embobada con eso. Estas son las cosas que a mí me sorprenden y me gustan.
—¿Cómo ves esta nueva Mediaset?
—Pues me gusta muchísimo. Estoy ilusionadísima, estamos todos muy ilusionados. Hay mucho espíritu de equipo, de trabajo... No es que antes no lo hubiera. Pero es como que el barco llevaba una dirección y ahora toma otra.
—¿Se puede decir que la productora de Ana Rosa ha ganado a la Fábrica de la Tele?
—No. Me parece que en la tele hay muchas productoras, como en España hay muchos equipos de fútbol, y que, a veces, algunos tienen más partidos y otros menos. Yo no lo veo así, ni lo veo ni lo siento ni me parece. Creo que es un tema impuesto.
—Pero de cara a la audiencia, sí había rivalidad entre ambas productoras...
—A ver, es que esto no me lo puedes preguntar a mí, porque yo no tengo ninguna productora.
—Pero formas parte...
—No, yo formo parte de la tele y puedo trabajar con todas las productoras. Te diré que trabajé con Cuarzo y seguía trabajando con Ana. Además, yo me llevo fenomenal con La Fábrica, con Bulldog, con Zeppelin, con todas... soy independiente.
—¿Y cómo surgió el proyecto?
—Mantuve una reunión con las personas que tenía que mantenerla y les conté lo que quería hacer. Y ellos también querían llevarlo a cabo. Como en la vida, para que algo suceda tienen que concurrir muchas cosas. Lo comparo mucho con el mundo del fútbol porque soy mujer de futbolista, y para que entre la pelota, hay un trabajo de mucha gente. Y, sobre todo, tienes que estar ahí. Y yo estaba en ese momento adecuado.
—Ahora que dices que eres mujer de futbolista, llevas 24 años casada con Mami Quevedo. ¿Cuál es el secreto de un matrimonio feliz?
—Sobre todo, el vínculo. Es una palabra que se dice muy fácil, pero que es muy complicada. Cuando hay momentos difíciles, si tienes ese vínculo, une mucho. Y luego, nos respetamos mucho. Mami también es muy fácil de llevar, huye del conflicto y tenemos los cimientos muy asentados. Para mí ha sido difícil cuando estuvo cuatro años y medio fuera. Me quedé con un niño pequeño. Ten en cuenta que en un equipo de fútbol, el primero que cae es el entrenador. Entonces, no vas a mover a un niño para no saber si vas a estar tiempo allí. Y encima era Shanghái. Yo adoro China, pero la contaminación era muy grande y Marco tenía 9 años y medio y era alejarlo de sus abuelos, sacarlo del colegio... Eso fortaleció mucho la relación.
—Imagino que habéis callado muchas bocas...
—Ahora se lleva mucho más eso de la presentadora con el futbolista, pero los primeros fuimos Mami y yo. Él era capitán del Sevilla y yo estaba con un fichaje en prime time y dijeron: «Estos dos se van a dar un bofetón». No apostaba nadie, pero mi madre sí. Me dijo: «No he visto así a una persona tan enamorada nunca. Él de ti y tú de él». Y pensé: «Pues si mi madre lo ve...». Y si ahora me enfado con él, me dice: «Te voy a decir una cosa, como te separes, no vuelves a casa». Y es mi madre [se ríe]. A Mami le llama «mi hijo»: «A mi hijo ni mu, ¿eh?», dice.
—El verano se te ha complicado.
—Bueno, la cosa está achuchada. Pero siempre busco mis recovecos. Lo que más me relaja es el mar y me bajo al sur. Busco siempre tiempo para ir a ver a mis padres, al sur, a Valencia, a mi Cristo del Gran Poder [Sevilla]...
—¿Y al norte también vas?
—Subo mucho, pero no tanto como quisiera. Soy de escapadas sin que nadie se entere. Y te voy a decir una cosa, en Galicia hago la mejor dieta del mundo. Es de esos sitios donde voy, como muy bien, y luego vengo divina. Para mí Galicia es salud. Y tengo grandes amigas. Una de mis amigas más maravillosas, que ha sido mi maquilladora siempre, es Ana Pascual. Y ella está en A Coruña, y a mí me gusta muchísimo ir. Te hablo de ella y me emociono.
—¿Te dejas caer mucho por aquí?
—Sí, pero tengo que ir más porque me como unas nécoras... Y el pescado... ¡por favor! Y la carne... ¡cómo está! Es que no he comido aún y me estás hablando de Galicia y se me hace la boca agua. Luego me gustan muchos los gallegos porque cuando no te quieren decir una cosa, es que no te la dicen y me entra la risa. Son maravillosos. Hay una expresión que usa mucho un gallego cercano a mí que se la he copiado. Cuando le propongo algo, me dice: «No te digo que no». Y luego, los gallegos tienen un vocabulario exquisito y una manera de ver la vida... Dicen de la gente de Andalucía, pero los gallegos tienen una gracia... Es una gracia inteligente. A mí no me cuentes un chiste, a mí dame una retranca y una sorna.
—Bueno, pues esperamos verte pronto por aquí...
—Sí, pero me pido que no llueva... No me importa la lluvia, es porque se me riza el pelo... [Se ríe].