La Voz de Galicia

Jorge García Marín, coordinador del Máster en Igualdad de la USC: «Un piropo por la calle es síntoma de dominación del hombre»

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PAULA MAHÍA MÁSTER DE IGUALDAD EN LA UDC

«¡Guapa!» no es un halago cuando viene de una persona que no te conoce y a la que no has pedido su opinión. Este experto en igualdad explica dónde están los límites

04 Nov 2023. Actualizado a las 10:29 h.

Según la ley del «sólo sí es sí» el piropo por la calle puede suponer un delito de acoso callejero, pero solo en caso de resultar ofensivo para la persona que lo recibe. El sociólogo Jorge García Marín es coordinador del Máster en Igualdad, Género y Educación en la Universidade de Santiago. Él nos explicará dónde están los límites que separan el elogiar a una persona por su físico de forma respetuosa o intimidarla sin ton ni son. 

1. ¿Por qué halagar o piropear a una mujer por la calle puede resultar ofensivo?

Recibir un piropo de una persona que no conoces puede resultar intimidatorio. Algo así como: «¡Qué guapa! ¡Qué bonita!». También un silbido o una mirada insistente procedente de alguien desconocido son síntomas de acoso. Se trata de una práctica cultural que refleja la estructura del patriarcado. Es decir, lo hacemos los hombres porque estamos acostumbrados a invadir el espacio de las mujeres. Esa invasión tiene que ver con la subordinación del sexo femenino. No es un halago, es un instrumento que nosotros utilizamos para ejercer poder.

2. ¿Esto también ocurre a la inversa?

Yo, como hombre, no me planteo ponerme o no ciertas prendas de ropa por el qué me vaya a decir alguien por la calle. La coacción tiene que ver con la estrategia de dominación. Conozco a mujeres que no se ponen ciertas prendas, como una minifalda o un escote, por si se les quedan mirando. Para mí el problema está más allá del piropo, es el cuestionamiento que tú te haces a la hora de vestirte o, incluso, elegir por dónde caminas. Son pequeñas acciones que tienen que ver, en ocasiones, con la estructura de poder que favorece al hombre.

3. Respecto al vídeo que se hizo viral de la mujer gritando a los bomberos comentarios sobre su físico, ¿es lo mismo?

Es como cuando hay un caso de violencia de género y alguien dice: «Yo conozco a una mujer que mató a su marido». Son cosas diferentes. El argumento a la inversa no se aguanta para deslegitimar los otros acontecimientos. Todavía a día de hoy existen posturas de poder predominantemente masculinas. Los hombres, por el hecho de ser hombres, tenemos una serie de privilegios que ellas no tienen. Que una chica en algún momento determinado actúe de la misma forma que otro del género opuesto, no quiere decir que obedezca a la misma lógica, ya que en el primer caso se intuye una superioridad de él sobre ella. Buscar la excepcionalidad no significa que la estructura deje de ser patriarcal.

4. Es decir, ¿se trata de un acto de dominación?

Un comentario por la calle es síntoma de dominación del hombre sobre la mujer. Que lleves un escote y alguien lo tome como una invitación a decirte algo es lo que caracteriza, para mí, este tema de la coacción. Yo sé que me puedo poner la ropa que me dé la gana, ya que lo más seguro es que sea otro hombre el que me diga algo, no una mujer. Estas insinuaciones son preponderantemente masculinas.

5. ¿Dónde están los límites?

Una persona que no conoces no tiene derecho a hacer ningún comentario respecto a tu físico, ya que, inmediatamente, te estaría cosificando. En un entorno familiar y conocido, la cosa cambia completamente. No puedes incomodar a nadie que no conoces a través de una mirada, silbido o comentario. Las mujeres no son seres incompletos que necesitan de la aprobación del otro sexo, o lo que es lo mismo, su objetivo en este mundo no es agradar a los demás.

6. Como mujer, ¿cómo debería actuar si alguien me suelta un comentario por la calle que me incomoda?

«Disculpa, pero no pedí tu opinión» es una buena forma de responder de una manera educada. Depende de la persona y de la situación, pero que quede claro que no te gustó el comentario.


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