El sofisticado «après ski» al que va el rey Felipe

Para los aficionados a la nieve que se acercan a las estaciones de esquí, y que la jornada de montaña la enfocan a adquirir un bonito bronceado en el rostro para posteriormente exhibirlo, El Lodge es el lugar ideal para que el glamur y el dejarse ver prevalezcan sobre deslizarse en la nieve a temperaturas bajo cero. La montaña granadina recibe todos los inviernos a famosos y celebrities que cuando amarran sus yates en Puerto Banús siguen esquiando por las heladas laderas de Sierra Nevada, y disfrutando como si estuvieran en los más exclusivos restaurantes que existen a lo largo de la «milla de oro» marbellí. De hecho, es un sueño convertido en realidad del Príncipe Alfonso de Hohenlohe, que en su momento apostó por un resort invernal cerca de la costa. Ahora, son muchas las estaciones de esquí que tienen una oferta de ocio y alta gastronomía una vez que se detienen los remontes.

Si a finales de los años 30 del siglo pasado el Gstaad Palace o el Carlton de St. Moritz acaparaban todos los inviernos la atención de la burguesía y la alta sociedad europea, ahora ya no tenemos que viajar hasta los Alpes para disfrutar de todo el lujo y la exclusividad una vez que nos quitamos los esquís. En el hotel-boutique El Lodge Ski & Spa de cinco estrellas, enclavado a 50 metros del Parador nº1, la fiesta se mantiene a lo largo de todo el día. En su terraza ofrece distintas propuestas gastronómicas que se adaptan a los diferentes momentos de la jornada. El Sun Deck es la recompensa perfecta tras una mañana de esquí y se convierte en el place to be para los amantes del aperitivo o almuerzo a pie de pista, donde incluso podemos ver al rey Felipe VI, un gran aficionado a este deporte.

Además, es la ubicación ideal para aquellos que optan por una tarde al sol o buscan el après ski más sofisticado de Sierra Nevada con dj a diario. La noche termina en el restaurante The Grill, con una amplia carta de piezas de caza y fondue o caviar local de Riofrío. La excelencia recorre también la parte líquida, con una bodega diseñada por el sumiller de Marbella Club, el premiado Ángel González.

El Lounge y el Bar ofrecen a los huéspedes una estancia ideal con sofás de cuero Chesterfield junto a la chimenea, perfecta para disfrutar de un «hot toddy», bebida caliente con miel, zumo de limón y un toque de burbon o una partida de backgammon, billar o recreativos antiguos en familia y amigos. Para completar la estancia, el spa ofrece una amplia carta de tratamientos que incluyen todo tipo de rituales, masajes y protocolos en cabina a elección de los huéspedes.