Estela: «He viajado sola a más de 20 países, los límites solo están en tu cabeza»
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Desde hace unos cuantos años, Estela recorre parte del mundo a solas y muestra sus rutas a través de su blog (Quiero viajar sola) y redes sociales. Además, motiva a sus seguidoras a hacer lo mismo. «Una de las cosas que más me enganchó de viajar sin nadie fue el sentirme más independiente y más segura conmigo misma», confiesa
13 Feb 2025. Actualizado a las 10:43 h.
Allá por el 2015, Estela vivía en Alemania, país al que se trasladó en la época de la crisis en España. Con la idea de quedarse solamente seis meses, terminó por echar casi raíces, porque finalmente fueron cinco años. Fue en aquel país donde, en un momento de estancamiento, se le ocurrió la idea de salir de su zona de confort y probar la experiencia de viajar sola. «Me fui en aquella época por seis meses y acabé quedándome cinco años. Estaba cansada de estar allí y quería probar algo nuevo. Por aquel entonces ya había estado escribiendo un blog de viajes y decidí probar lo de viajar sola, porque veía que algunas chicas, sobre todo de Latinoamérica, ya lo hacían», explica.
Cuando le comentó a las personas de su entorno su propósito de irse sola —en este caso por Sudamérica— se quedaron muy sorprendidas. «La primera vez que lo dije, la gente de mi entorno se sorprendió mucho. Me decían: ‘¿Qué haces?’, ‘¿cómo te vas seis meses a Sudamérica tú sola con lo peligroso que es?’, ‘¡te has vuelto loca!’. Sí que es cierto que en aquella época no había tanta gente viajando sola, entonces era muy chocante. A medida que han ido pasando los años, ya se han ido acostumbrando», confiesa.

Un viaje que recordará para siempre, porque durante seis meses, Estela se adentró en solitario en lugares como la Patagonia o en el desierto de Atacama. «Argentina es uno de los que más me ha gustado y sigue siendo de mis países preferidos porque tiene mucha variedad de paisajes, la gente es superabierta y se come muy bien. Te sientes como en casa porque recuerda mucho a Madrid. Es de los primeros sitios que visité viajando sola. En aquel viaje estuve también por Uruguay, Chile, Bolivia y Perú», afirma.
«QUERÍA ROMPER TABÚES»
Estela ya ha recorrido más de 20 países sola, aunque también era necesario tener un trabajo flexible que le permitiese irse. «Ahora soy autónoma. A raíz de aquel viaje, me entró el gusanillo de hacer algo para motivar a otras mujeres a viajar solas y dejar un poco atrás esa imagen de que era peligroso. Quería romper con todos esos prejuicios o tabúes que había. A partir del 2018 empecé a dedicarme solamente al blog. Desde entonces, me metí ahí en el mundillo de internet y ahí sigo. Esto me permite poder ir de viaje cuando quiero, y sé que no todo el mundo tiene esa oportunidad. Normalmente la gente se va de vacaciones una semana o quince días, porque, al final, es el tiempo que puede cogerse libre en el trabajo», indica.
¿Y cuánto tiempo suele pasar en cada destino? «Depende del país, pero salvo el que hice por Latinoamérica. Por ejemplo, en Tailandia y Turquía he estado un mes. En casi todos han sido de más o menos ese tiempo», detalla.
Aunque irse de viaje solo pueda parecer un aburrimiento, una de las ventajas que tiene es que te facilita mucho más los planes. «Si te quieres quedar por la mañana un rato más en la cama, pues te quedas. Si quieres madrugar, lo haces y no tienes que aguantar a nadie. Incluso a la hora de comer. Muchas veces viajando sola como algo rápido para intentar seguir viendo cosas y a lo mejor eso no lo puedes hacer si vas con alguien porque igual quiere comer más tranquilo», cuenta. Y también hay tiempo para conocer gente. «Siempre digo que los viajeros solitarios se acaban encontrando. Yo lo que hago es alojarme en albergues y ahí coincides con mucha gente que viaja sola. También haciendo tours», puntualiza.
Siendo mujer, puede preocupar el tema de la seguridad. Estela, sin embargo, afirma que no ha tenido problemas. «Cada vez se ven más mujeres viajando solas. Creo que ya está bastante más normalizado y que a la gente no le sorprende tanto. Depende un poco del destino. Cuando he estado en países de religión musulmana, como Jordania o Turquía, algunas chicas me escribían por Instagram: ‘Jolín, yo te admiro porque a lo mejor viajaría sola por Europa, pero no me sentiría cómoda en esos países que son tan machistas’. Yo allí tampoco he tenido problemas, he estado a gusto igualmente. Son sitios turísticos que, en cierto modo, están acostumbrados a ver que vaya gente sola, y mujeres también», explica.
TAZAS EN LUGAR DE IMANES
El destino que más triunfa entre ellas conlleva caminar kilómetros. «El Camino de Santiago tiene mucho éxito, porque hay muchas chicas que creen que es una buena idea para empezar a viajar solas. Yo lo hice un par de años y me preguntan por reservas, albergues...»
Otra de las preocupaciones que se nos puede venir a la mente antes de iniciar un viaje en solitario es la de: ¿y si me pasa algo? Para Estela, afrontar los contratiempos sola la hizo consciente de su capacidad de resolver. «Esa fue una de las cosas que más me gustaron de viajar sola. Pienso que es lo que te acaba enganchando. Si pasa algo, después llegas allí y te das cuenta de que es todo más fácil de lo que pensabas. En el viaje a Sudamérica perdí alguna tarjeta de crédito y me robaron la tablet porque dejé la bolsa sin candado. Si estás tú sola, te tienes que buscar la vida y ves cómo sale de ti ese instinto de supervivencia», confiesa.
Para ella, los límites solo están en nuestra cabeza. «Cuando te pasan esas cosas te das cuenta de que tú puedes hacerlo y de que esos miedos que tenías estaban simplemente en tu cabeza. Al final, te sientes más fuerte e independiente, y agarras mucha más confianza en ti misma. Es como decir: ‘Bueno, he tenido una experiencia negativa, he podido resolverla y ahora siento que puedo con más», afirma.
¿Y algún consejo para irse solo de viaje? «Planear un poco antes de ir a ciertos sitios e investigar qué barrios son mejores para alojarte, intentar llegar al destino de día para poder ubicarte mejor y tener más transporte disponible para ir del aeropuerto al hotel... Pero más allá de todo eso, yo creo que es ir, disfrutarlo y vivir la experiencia. A pesar de los miedos y las dudas previas, lo mejor que puedes hacer es fluir», afirma Estela.
Por lo pronto, aún le queda mucho mundo por recorrer. «Si te traes un imán de cada sitio al que vayas, ¡debes de tener la nevera llena!», le digo. «Lo hago con las tazas, las colecciono. Tengo una vitrina llena en casa de mis padres», bromea.