Los acusados se desmoronan en la última sesión del juicio por el crimen de Samuel Luiz: «Si pudiera darle mi vida, se la daría»
Galicia
Las defensas intentaron convencer al jurado popular de que sus representados no son unos asesinos. Todos los investigados derramaron lágrimas en su alegato final, donde unos mostraron arrepentimiento y otros apelaron a su inocencia. El Tribunal del Jurado tiene 72 horas desde la tarde del lunes para tener el veredicto
15 Nov 2024. Actualizado a las 16:08 h.
Tras un mes convulso, tantas veces agónico, este viernes las defensas y los acusados sabían que se lo jugaban todo a una última carta. Los abogados no dudaron para ello incluso en ofender a sus propios representados («Chorizo, ladrón», llamó Ramón Sierra a Kaio Amaral, «lo que hizo Diego se llama maldad», asestó Luis Manuel Salgado). Todo valió en esta última sesión del juicio por el crimen de Samuel Luiz para convencer al jurado popular de que cada uno de los investigados merece una oportunidad. Algunos en forma de pena por homicidio imprudente, como es el caso de Montaña y Freire, cuyas condenas, como piden sus letrados, bajarían hasta los diez años de prisión. Otros, como Kaio Amaral, a través de una multa, cambiando el delito de asesinato por un castigo de delito contra el patrimonio (o la indemnización a la familia de la víctima con 859 euros, valor del móvil que le sustrajo); y Katy Silva y Alejandro Míguez planteando la alternativa de considerarles cómplices, reduciéndose así sus penas a 13 y 14 años respectivamente.
Los acusados se enfrentaron al Tribunal del Jurado por última vez. En los alegatos corrieron las lágrimas y, según expresaron Alejandro Freire y Diego Montaña, el arrepentimiento. Katy Silva, Alejandro Míguez, y Kaio Amaral mantuvieron, también visiblemente emocionados, que son inocentes. Todo lo contrario a lo que se expuso en el alegato final, crudo y explícito, de la fiscala Olga Serrano, que el jueves no dudó en recordar que fingir es un arte y que algunos de los acusados incluso «están un poco orgullosos de ser los protagonistas de la fiesta».
El lunes la jueza entregará el objeto del veredicto al jurado popular, que tendrá un plazo de 72 horas para decidir el grado de culpabilidad de cada uno de los acusados.
«Solo quiero mostrar mi arrepentimiento. Si pudiera darle mi vida a Samuel, se la daría».
«Yo no hice nada malo, solo intenté parar a mi novio. No pude hacer nada más y no tengo más que decir. Está todo visto y no puedo hacer nada más», explica sin casi poder hablar.
«Ayer dijeron que éramos una manada, pero no es así. Salí de trabajar con ganas de pasarlo bien un rato con mis amigos y todo acabó muy mal. Pero yo no pegué a Samuel en ningún momento. A mí lo que opine de mí toda España me da igual». Se dirige a sus padres, presentes en la sala y entre llantos les asegura que no pegó a Samuel en ningún momento.
«Señoras y señores del jurado sinceramente creo que no me van a creer. Siento profundamente lo que le pasó a Samuel y el infierno que está viviendo su familia y sus más allegados. Solo les pido que hagan justicia, soy totalmente inocente».
«Vuelvo a pedir perdón y a mostrar mi arrepentimiento, simplemente esto».
«¿Su función aquí es castigar? Para mí no. No se les puede a ustedes generar esa presión de que si no se coge una cabeza de turco en España va a imperar la ley de la selva. Yo les pido un veredicto justo porque prefiero vivir en una sociedad justa que vengativa. Este señor debe pagar por lo que hizo, pero por lo que hizo. Parece que da miedo concretar que solo pegó al principio».
«Estoy de acuerdo con que la maldad gratuita existe, lo que hizo Diego es de maldad porque golpear de manera gratuita es maldad», acabó diciendo al jurado popular, para añadir: «Solo les pido dos cosas, honradez y valentía. Si no están completamente seguros de que Diego mató a Samuel, plásmenlo».
«España está esperando una cosa, lo saben ustedes igual que yo, pero si tienen dudas no se arrepientan el resto de su vida».
«No voy a hacer demagogia con algo tan serio pero ¿Diego golpeó a Samuel "por maricón"? No. Diego golpeó por la videollamada». «Lo que nos dicen al matarnos es importante, dijo la acusación popular. Pues durante la agresión no se escucha una sola palabra de que lo maten por ser maricón. No lo dice nadie. Insisto, el motivo fue la viodellamada, sino no estaríamos aquí».
El abogado de Diego Montaña: «Que haya fallecido Samuel no quiere decir que no tuviera posibilidad de defensa; eran las tres de la mañana y había muchísima gente. Samuel sí tuvo defensa, ahí estaban los senegaleses. Hay que distinguir entre si Samuel quiso, supo o pudo defenderse».
«¿Ustedes creen que estos niñatos de veinte años querían matar a Samuel y no se detuvieron hasta que lo vieron muerto? Si llegan a saber que acaba muerto, se cagan en los pantalones y ni Dios toca a Samuel», reflexiona Luis Manuel Salgado, que pide que a Diego Montaña se le condene por homicidio imprudente.
«Los hechos por los que debemos enjuiciar a Diego es que golpea en un primer momento y luego persigue, a distancia de Samuel». «Se ha hablado mucho de un "mero espectador" en este juicio: ¿qué diferencia hay con un perseguidor? Yo también cuestiono si Diego tenía intención de matar a Samuel, aunque el Ministerio Público y las acusaciones creen que sí porque fue una acción grupal y por la cantidad de golpes».
Luis Manuel Salgado, abogado de Diego Montaña: «Por mucho que escandalice, lo que hizo Diego no es constituyente de un delito de asesinato con agravante de discriminación. Diego después de estar en el Andén malinterpreta la videollamada y cree que le está grabando y de manera injustificada golpea a Samuel, no sé cuántos golpes ni dónde. Es incuestionable que Diego golpea».
Asegura que luego no se puede demostrar que vuelva a haber contacto alguno. «Estos son los hechos y sobre estos hechos debe caer el peso de la ley, pero no podemos caer en el simplismo y como Diego golpea a Samuel y este muere por una sucesión de golpes, Diego mata a Samuel y de manera alevosa».
«Todo esto a mí también me lleva a la náusea, y hasta ayer tenía la esperanza de que se retirara esta acusación, apelo al sentido común y a sus experiencias vitales, porque seguramente hayan visto situaciones similares, aunque no acabaran en muerte», sigue exponiendo Prado sobre Silva.
La Fiscalía se abría ayer a contemplar el delito de cómplice de asesinato en caso de que el jurado popular no vea delito de asesinato. Asi, la pena sería de 14 años de prisión.
«No sé por qué estamos llevando este juicio a este folclore de la homosexualidad; el grupo de amigos de mi representada, el de verdad, está formado por homosexuales y transexuales, así que dudo que tenga tintes homófobos».
«Sentar a esta chica aquí [banquillo de los acusados] tiene el mismo sentido que sentar a todos los testigos que pasaron por aquí, porque ninguno ayudó a Samuel», continúa explicando Luciano Prado sobre el papel de Katy Silva en el crimen.
«Voy a dirigir una acción penal contra Lina por falso testimonio», adelanta Luciano Prado. «En el vídeo se ve que Catherine empuja a un chico para que no entre en la agresión, hasta dos veces lo hace». «En el juicio Lina dijo que Catherine le llamó a Samuel "maricón de mierda", y eso nunca lo había dicho antes y además no es verdad, ningún testigo escuchó eso».
Lina es la amiga de Samuel que se encontraba con la víctima cuando comenzó la agresión. En su declaración, bajo juramente, dijo que insultó al auxiliar de enfermería y que la empujó para que no pudiera auxiliar a Samuel.
«Hay un vídeo del que se pueden sacar conclusiones los primeros minutos, nada más. Pero sí hay muchísimas declaraciones; diga la fiscala lo que diga y lo diga como lo diga», empieza diciendo Luciano Prado sobre Katy Silva.
«Aquí ni están todos los que son ni son todos los que están; igual que no hay veinte golpes que acaben con la vida de un chico». «Evidentemente la persona a la que represento estaba allí, en la que era la primera noche que salía con toda esta gente». «Nunca he visto una chica que sea la jefa de la manada. Siempre se ve a la chica disgustada, llorando o aguantándole la chaqueta al novio».
Acaba Sierra: «Concluyo con dos cosas: hay una presencia en este juicio ausente, la de Samuel, y eso es cierto, esto no es demagogia. Pero también hay otras presencias como la familia de Kaio, que su padre ha venido desde Brasil porque su hijo lleva tres años en prisión preventiva por una patada que ni se ponen de acuerdo de si se realizó con la pierna derecha o izquierda». «Hoy la justicia son ustedes», se dirigió al jurado popular.
A Kaio Amaral se le pide una pena de cárcel de 27 años por delito de asesinato con robo con violencia.
Ramón Sierra insiste en que lleva tres años pidiéndole a Kaio Amaral que sea sincero, que confíe en él, «y en este tiempo no he conseguido que me confirme que dio una patada, lo niega rotundamente».
«El Ministerio Fiscal no va a poder demostrar nunca que Kaio dio una patada», dice Sierra. «No se está jugando limpio. Ustedes tienen que limitarse a lo que han visto; valoren y vean lo que hay», se dirige el abogado de Kaio Amaral al jurado popular. «Estos chavales no son una manada, ni una jauría, ni nazis que matan a judíos», sigue argumentando, aprovechando que ayer la fiscala hizo referencia a », un concepto que desarrolló la filósofa alemana Hannah Arendt.
«Con todo mi respeto, Kaio es un chorizo tonto pero sincero. Se autoincrimina contando lo del teléfono», continuó diciendo Sierra.
Llega el turno de Ramón Sierra, abogado de Kaio Amaral: «La premonición de la que hablaba el instructor se basaba en la letra de una canción. Este argumento lo usó también el Ministerio Fiscal al indicar que eran personas agresivas por la canción Dando duro. En Derecho Penal no vale todo».
«Es indecente que este tipo esté aquí sentado. No puede juzgársele con una ausencia de pruebas», explica Manuel Ferreiro, que se manifiesta «agotado, muy agotado», tras un mes de juicio.
Alejandro Míguez está en libertad con medidas cautelares. Para él solicitan 22 años de prisión por asesinato, pero las acusaciones añadieron ayer una alternativa en su calificación inicial, matizando que si el jurado popular no ve en él delito de asesinato, podría considerársele complice de este. Su condena pasaría entonces a ser de 13 años.
«Una persona se puede confundir o mentir, un vídeo no. La verdad está en el vídeo, y corrobora lo que él dice [Alejandro Míguez]».
«Este señor [Alejandro Míguez], tengo que discutir si ha formado de ese grupo que agredió a Samuel o no. La fiscala dijo ayer que la única forma de no formar parte del grupo es ser un mero espectador; una cosa es no tener empatía, ser un cobarde, y otra cosa es participar de una muerte».
«No hay ninguna prueba que indique que mi defendido haya hecho nada. Ni golpear, ni evitar el auxilio, ni que pudiese salir corriendo la víctima», defiende Ferreiro. «Ni Lina, ni los senegaleses ni ningún testigo amiguete del grupo señala a mi acusado», continúa este letrado.
«Yo quiero creer que aquí puede haber justicia, no lo he pensado siempre; es una forma de hacer caja este trabajo. El ojo por ojo y diente por diente está ya apartado desde hace años. Los padres del fallecido tienen derechos, pero no un derecho a la condena. Tiene que haber un juicio justo. Esto no es una manada aunque está emocionalmente bien traído; no es la manada de Pamplona donde todo estaba planificado».
«La impunidad no les afecta, ustedes gozan de anonimato. Deliberen bajo esta condición; luego van a cargar con la responsabilidad de la decisión. Valoren racionalmente lo que aquí ha sucede y emitan su veredicto en consecuencia», termina el abogado de Yumba, David Freire.
«¿Han visto ustedes algún vestigio objetivo de que [Yumba] intentase ahogar a Samuel?». «Y aunque su intención fuera ahogarlo, ¿creen que se puede ahogar a alguien en cinco segundos? No toda agresión con resultado mortal es un asesinato».
«¿Buscan que ustedes esclarezcan los hechos o que se envenenen de odio contra los acusados?», se pregunta David Freire, abogado de Yumba, tras poner en duda la necesidad del testimonio del padre de Samuel en esta causa.
Esto es lo que dijo Max Luiz en su declaración:
«El Ministerio Fiscal decía ayer: da igual quién pegue primero o después. No mire, no es lo mismo dar un primer golpe que hacerlo cuando Samuel no se tenía en pie».
«La policía describe un golpe en la cabeza, que propina un menor cogiendo carrerilla, que hace que Samuel se desplace hacia un lado. Este golpe tiene trascendencia, y también lo refleja un testigo, porque el forense indicó que pudo provocarle una hemorragia subaracnoidea». «Los forenses no descartaron la existencia de un golpe mortal, como se dijo ayer, sino que no pueden saber que no pueden saber cuál es el foco de la hemorragia».
David Freire defiende a Alejandro Freire (Yumba), para quien la Fiscalía pide 22 años de cárcel por asesinato. Se le acusa de haber golpeado a Samuel y de haberle realizado un mataleón. En su declaración negó haberle realizado esta llave de artes marciales con la que se estrangula a la víctima; testigos confirman que sí la practicó.
«No está debidamente acreditada la que es la versión oficial, que cinco o seis personas agreden a una». «Las pruebas objetivas son los testigos directos, y me dicen si uno solo de ellos respalda la versión que les dieron ayer las partes».
«Ayer se habló de la intención de matar, y ningún testigo hace referencia a golpes. ¿Cómo podemos percibir esa reiteración si la contundencia y el número es indeterminado?».
«Lo que se debe valorar aquí es un análisis racional y objetivo de las pruebas, y no basado en las emociones. Les han vendido una suerte de venganza contra el acusado. A diferencia de las acusaciones, que apelan a las emociones, yo apelo a su inteligencia».
Ayer pidió que se juzgara a Alejandro Freire por un delito de homicidio imprudente.