Asprocom y la Consellería de Vivenda representan la cara y la cruz de la misma moneda, que en este caso son las Normas do Hábitat Galego que entraron en vigor el jueves. Ese mismo día, la Asociación de Promotores de la Costa da Morte celebró en las Torres do Allo una jornada informativa en la que no solo pudieron conocer los entresijos de la nueva normativa, sino que también pudieron descargar sobre la directora xeral de Fomento e Calidade da Vivenda, Encarna Otero, y sobre el subdirector de Habitabilidade e Calidade da Edificación, Ignacio Cerrada, su malestar por el contenido del decreto aprobado por la Xunta.
Los promotores aseguran que ya han perdido el 50% del volumen de negocio que tenían hace dos años debido a la crisis económica, y auguran que las Normas do Hábitat agravarán la situación del sector. El presidente de Asprocom esbozó un panorama especialmente negativo. «Isto acaba con nós», aseguró José Manuel Pose con cierto enojo. Pero los ánimos se fueron calmando a medida que la directora y el subdirector xerais fueron despejando las dudas de los asistentes y echando por tierra algunas creencias falsas, como que la normativa afecta al suelo urbano consolidado o que no podrán instalarse ventanas tipo velux en los bajo cubierta. De hecho, la jornada puso de manifiesto la falta de información, en general, sobre el decreto.
«Hai puntos nos que estamos dacordo -apuntó José Manuel Pose tras la exposición de los representantes de Vivenda-, pero noutro non, e nese sentido é no que nos temos que manifestar. En Santiago deberían contar máis con nós, e no que é vivenda libre deberían darlle a oportunidade ao público de poder escoller. As que propoñen vostedes son vivendas para os ricos, porque os pobres non as poden pagar», concluyó.
Sobrecoste
El encarecimiento de los pisos es, precisamente, uno de los argumentos que une a promotores y técnicos. El malpicán Sergio Rodríguez calcula que subirán un 40%, «porque se onde se facían vinte vivendas agora vas facer catorce ou quince, se o promotor tiña pensado sacar tantos millóns, agora vai querer sacar o mesmo», dijo.
Pero Encarna Otero no está de acuerdo: «Imos falar claro», dijo. Desde su punto de vista, el precio de la vivienda «non está no metro cadrado, senón na capacidade de endebedamento da xente». Esto ha provocado un sobrecoste ficticio, de entre un 20 y un 150%, que ha disparado los precios hasta un nivel al que pocas familias gallegas tienen acceso, sobre todo porque, según desveló la directora xeral, el 80% de la población de la comunidad autónoma está en el umbral de las rentas de las viviendas protegidas.
Desde su punto de vista, abaratar los pisos no implica, en absoluto, «dar menos calidade. O que hai que demandar é que haxa solo, que saia o solo ao mercado», y ahí es donde ha estado el gran negocio de los últimos años. De hecho, Encarna Otero aseguró que las viviendas protegidas que se construyen en Galicia cumplen los criterios de las Normas do Hábitat Galego, y, sin embargo, son más baratas.
Apoyo social
La Consellería de Vivenda no tiene intención de modificar una normativa que, según la directora xeral, apoya entre el 70 y el 80% de los administrados, y que «vai colocar a Galicia no século XXI e en Europa, de onde nunca debeu saír», declaró Encarna Otero. La reforma del decreto de 1992 no podría esperar más, desde su punto de vista, y no solo porque se había quedado obsoleto, sino también por la necesidad de aplicar en la comunidad autónoma las directrices europeas en la materia, lo que no se estaba haciendo.
Mejorar la habitabilidad, garantizar la accesibilidad, adaptar los pisos a las necesidades de la sociedad actual y recuperar «a calidade construtiva que Galicia tivo» son los objetivos.