Un viaje personal del centro de Cuba hasta el fin del mundo

Xulio Vázquez / S. Garrido

CARBALLO

Manuel Sánchez Dalama publica una novela basada en sus vivencias en la isla y su peregrinación hasta Fisterra

13 feb 2009 . Actualizado a las 11:39 h.

Nació en Santa Clara (Cuba), donde reposan los restos de Che Guevara, a quien llegó a conocer ocasionalmente. Es hijo de gallegos, lo que le sirvió a Manuel Sánchez Dalama (57 años) para conseguir un pasaporte rumbo a España. Pero terminó recalando en Vigo, donde reside con su esposa e hijos desde hace ocho años.

En la isla caribeña estudió Periodismo y Económicas, aunque ejerció solo esta última profesión, lo que le sirvió para conocer su país de origen de punta a punta. «Trabajaba para una empresa de viajes», señala. Dice que ya se había formado una idea de Galicia. «Durante casi medio siglo fui construyendo en mi cabeza las imágenes de la tierra de mis abuelos. La concebía como un lugar maravilloso y envuelto en brumas, donde todo era muy misterioso», argumenta.

Una vez instalado en Madrid, decidió irse a Vigo para visitar a un hermano, ingeniero en Telecomunicaciones. «Llegué a Vigo y encontré un empleo de oficial administrativo en una empresa. Y me quedé», afirma. No desaprovechó el tiempo para conocer a fondo la tierra gallega. «Quise tocarla con las manos de punta a cabo, igual que en Cuba», manifiesta. Así fue como le surgió la idea de hacer el Camino de Santiago, junto con otros dos amigos. «Uno venía de Estados Unidos y el otro era un gallego de O Carballiño (un filósofo, todo un personaje). Pero yo proseguí en solitario hasta Fisterra y subí hasta el monte Pindo», explica.

Las vivencias de ese peregrinaje, junto con las que experimentó en Cuba, las acaba de plasmar en un libro, que tiene por título Hasta el fin del mundo , del centro de Cuba a Finisterre . Manuel Sánchez aclara que fue él quien también hizo de editor de su propio libro. «No lo publiqué para ganar dinero, sino que mi deseo fue contarle algo a los demás con la esperanza de que los entretenga y de que pueda serles útil. Todo ello me permitió una gran libertad para escribir lo que me dio la gana», puntualiza. Para los más curiosos o interesados, ha creado un blog en el que se detalla todo el proceso creativo del trabajo, con fotos incluidas: http://www.decubaafisterra.blogspot.com.

Bromea sobre la portada en la que aparece un piano encima de las rocas del monte Pindo: «Le dije a un amigo lo difícil que nos resultó llevar el piano en piezas. Y se asombró. Luego le conté la verdad, porque se trata de una fotomontaje». Sobre su contenido, señala que la historia comienza en Santa Clara con un hombre que viaja a España y se dirige a Fisterra para matar a su padre. «Puedes darlo por muerto, pero tampoco voy a narrar toda la historia, mejor que lean el libro», dice sonriendo. «Es mi propia historia. Todos los personajes son tan ciertos que decidí ponerles apodos. Se junta la picaresca cubana con la gallega», especifica.

Sin entrar en detalles, el libro es un canto al realismo mágico. Mutatis mutandis , hay algo de la naturaleza de Macondo en este viaje. Las casualidades, las duras historias familiares de la emigración (sus ancestros eran de O Caurel), los reencuentros, los sentimientos («sobre todo ese tan universal del resentimiento») y el azaroso destino, a veces denominado casualidad, forman un cóctel apasionante y, sobre todo, apasionado.

Esta es su segunda obra, tras Peces rojos en la lluvia . Un libro que se presentó en el Salón Iberoamericano de Gijón y en la Feria Internacional del Libro de Miami. Además, la Consellería de Cultura ha enviado ejemplares a la Feria del Libro de La Habana que se inauguró ayer.