«O mellor deste traballo é poderlle axudar á xente»

CARBALLO

El director del Centro de Atención e Información a la Seguridad Social de Carballo confiesa que le gusta atender al público y resolver sus problemas

15 feb 2010 . Actualizado a las 12:33 h.

José Javier llegó a Carballo a finales de 1994. Le tocó como destino el Centro de Atención e Información de la Seguridad Social (CAISS) de Carballo. Estaba en el veterano edificio de una esquina de la calle A Saúde, muy cerca de Camiño Novo. Con el tiempo, recorrió esa calle hacia abajo y le tocó otra esquina, la de la plaza de la Cruz Roja, donde permanece. Es curioso: esa calle se llamó así porque, hace mucho, la gente la recorría en busca de las aguas medicinales que brotaban más o menos por donde está la plaza (además de las del balneario, por la Estrela). Su paisaje no tenía nada que ve con el urbanismo actual. No queda tanto, por ejemplo, de la Braña Longa, casi al lado del matadero, hoy Pazo da Cultura.

El Carballo que conoció José Javier ya fue el moderno, aunque en los casi 16 años que lleva ha percibido avances notables. Ya se parece menos al de sus primeros días. A Carballo llegó tras siete años en una moderna oficina de la Seguridad Social en A Coruña, en San Pedro de Mezonzo. Y le tocó una que no era precisamente un lujo. Además, llegaba a la capital de Bergantiños con ciertas reservas, que se disiparon en apenas un mes. «En seguida me adaptei e gustoume o sitio. Dicíanme que era un lugar con mala fama, pero resultou que non, que pasa o mesmo que en todas partes e que esa fama era desproporcionada. Ao final, estiven e estou mellor aquí, con menos problemas dos que tivera na outra oficina», señala. Eso no le impide reconocer que «o urbanismo non é bo, non chama». Ya desde el principio le llamó la atención la elevada cantidad de edificios, muchos de ellos vacíos. «Noutros sitios, a xente siempre quixo ter un piso, e aquí o que quería era un edificio. Tamén é unha mostra de que hai cartos, moitos deles procedentes da emigración». Considera que la ordenación de la circulación, y el «lavado de cara» en muchas calles, han sido muy positivos. Él tuvo la ocasión de comprobarlo a fondo durante el año y medio en el que vivió en la localidad, «de solteiro». Después se casó y vive con su esposa en Cambre, con la familia esparcida en el arco coruñés. Él es heculino de nacimiento.

Javier elige uno de esos espacios públicos de los que habla para la foto del rincón abierto, justamente la plaza de la Cruz Roja, que conoció con menos vecinos, y en cuyo entorno es ahora casi imposible aparcar, depende de las horas. En ella trabaja y por ella pasa cada día.

Tramitaciones

Pasa, pero apenas pasea, porque sus horas carballesas se concentran en la oficina. El CAISS que dirige se dedica a tramitar las pensiones contributivas. Todas: jubilación (la mayoría), incapacidad, orfandad, viudedad... «Somos os bos», señala con humor, tal vez en referencia a que otros departamentos de la Seguridad Social se encargan de recaudar. «A xente vén aquí a informarse do que teñen que facer para cobrar, de como está a súa situación, do futuro». Del futuro poco se puede hablar, porque justamente ahora el marco normativo está en el centro del debate político y legislativo.

En la oficina de Carballo es llamativo, para alguien de fuera, el elevado volumen de pensiones relacionado con cotizaciones internacionales anteriores. Ahora, para él ya no lo es, pero al principio, sí. Es raro que haya alguien que no haya cotizado una temporada, corta o larga, en el exterior. Con cifras en la mano, justo, un 70% de todas las pensiones de jubilación (datos del año pasado), y la mitad de las totales. Algo que no ocorre en otras áreas gallegas. Tal acumulación de trabajo de estas características ha convertido a la oficina carballesa casi en la especialista en materia internacional. Javier ha visto como, cuando llegó, los trámites de los que se encargaba tenía más que ver con retornados de Argentina o Uruguay, mientras que ahora se van todos hacia Europa. Sobre todo, Suiza, más o menos la mitad (la Costa da Morte es la principal comarca española emigrante en el país).

Al director de la oficina de la Segurida Social le gusta su profesión: «Si, o mellor deste traballo é poderlle axudar á xente. Ás veces pode que teñas que escoitar a alguén que che bota unha pequena bronca por algo que non lle gusta, pero son os menos. Isto tenche que gustar, e a min gústame atender, porque, se non, non aguantas, e min gústame atender ao público». Cada día tratan con numerosas personas y, por tanto, muy diversas circunstancias. A veces, tienen que hacer un poco de confesores. Hay quien les cuenta su vida, o lo intenta, porque el tiempo es limitado y es preciso que pase el siguiente. Cada jornada, de media, pasan por esta oficina entre 160 y 180 personas. En los casos más duros, siente no poder hacer nada más que lo que marca la ley. Dura lex, sed lex. Una buena parte de su vida es la Seguridad Social (y se diplomó en Graduado Social), pero no toda. El baloncesto es una afición en la que sigue al pie de la pista, los sábados por la mañana, en un equipo con otros funcionarios. Últimamente también ha empezado a probar la raqueta del pádel. Le queda la espinita de conocer mejor la Costa da Morte. De vez en cuando visita algunos puntos, cuando lo llaman para dar charlas sobre las pensiones, pero no es lo mismo que ir más tranquilo.