En tiempos de crisis económica, una película como Confesiones de una compradora compulsiva se nos antoja un tanto irónica, cuando menos en su título. El filme en cuestión, inspirado en dos best sellers de consumo rápido, Loca por las compras y Loca por las compras en Manhattan , relata las vicisitudes de una moderna Cenicienta a la que le pierden las tiendas en todas sus variantes, cuya máxima aspiración es trabajar en una revista de moda, y que se va a topar con su príncipe azul en una revista de economía a la que ella acaba dando un giro radical con sus comparaciones entre la economía de mercado y la compra de zapatos.
Chicas estupendas
Es indudable el parecido con Sexo en Nueva York y todos sus derivados de chicas estupendas en la Gran Manzana con modelitos ideales (y bastante caros), que parecen estar creando un género propio. Si a eso le añadimos un par de toques de El demonio viste de Prada y Una rubia muy legal, el resultado es una película dirigida por P.?J. Hogan (que ya demostró su pulso con la comedia en La boda de mi mejor amigo , superior a la presente), con mucho presupuesto, música de moda, cómicos de renombre como secundarios, papelillo para Kristin Scott Thomas y moraleja final. Una oda al consumismo chic recomendable para aquellos que tengan la mano floja con las tarjetas de crédito.