Nació en Viveiro, pero con tan solo cuatro años comenzaría un periplo que la llevaría por A Coruña, Badajoz, Cuba, Miami e Irlanda, con la música latina como idioma universal. «Aunque no he dejado nunca de llorar por Viveiro», reconoce Mónica Vázquez, la voz de Salsa Brava, un combo que se dedica a recrear los sonidos más cálidos del caribe en la fría isla del trébol y la Guinness. Y lo hacen con un éxito que les ha llevado a actuar para el jefe del Gobierno irlandés, Berty Ahern, o Bono, el cantante de U2, entre otras celebridades que han caído rendidas ante el frenético ritmo de la viveirense.
La vena artística la ha heredado por vía materna. Es hija de la poetisa Luz Pozo, con la que comparte una inagotable energía creativa: «Mi madre la tiene más concentrada en lo suyo. Yo soy más dispersa, le doy a todo y todo me interesa», dice la cantante que, además de vivir en una continua gira con su grupo, está estudiando Comunicaciones Internacionales en Dublín.
Lleva quince años viviendo allí y no parece que tenga intención de volver: «No sé dónde terminaré residiendo. Estoy bien en Irlanda, pero he estado actuando en Cuba, en Miami, en Orlando... Y no me atrevo a decir que Dublín es mi ciudad definitiva. Estoy siempre entrando y saliendo». En la verde Erín encontró Mónica Vázquez una inesperada pasión por la música latina, derivada de la bonanza económica del Tigre Celta: «Empezaron a viajar buscando climas más cálidos y creció una afición a estos ritmos. Es que los irlandeses son los latinos del norte», explica. Así que abandonó su pasado roquero y pasó de venerar a Mick Jagger para adorar a Celia Cruz: «Era la música que escuchaba en las fiestas de Viveiro de cría, y al emigrar me di cuenta de que es la que más me llena, la que me recuerda a mi tierra».
Ha actuado en certámenes de música latina tan prestigiosos como el Florida Music Festival sin que se le note el acento de A Mariña. De hecho, ha conseguido que una figura de la talla del cubano Bobby Carcasses la apadrine. Pero fue el concierto que dio en una fiesta de Navidad organizada por el cantante de U2 el que le quedó grabado: «Fuimos sin saber para quién actuábamos. Casi me desmayo cuando nos dicen que es Bono. Lo normal es que yo vaya a ver a U2, no que U2 me contrate para verme». Dicen que a Bono se le iban los pies tras la música de Salsa Brava. Los coruñeses podrán comprobar mañana, en la plaza de Azcárraga, el poder narcótico de estos ritmos. Y si no, siempre puede adquirirse su disco, Latina Girl, a través de www.latinagirlproductions.com.